Se abrieron bares, restaurantes y hoteles y se reactivó el turismo. También volvieron las clases presenciales en los niveles primario y secundario
En julio, con datos epidemiológicos a la baja en la ocupación de camas críticas y descenso de contagios, el Gobierno de Córdoba comenzó a flexibilizar las restricciones dictadas por la pandemia de covid-19.
Se abrió el turismo para las vacaciones de invierno y se autorizó la operatoria de bares, restaurantes, hoteles y bingos.
A su vez, se anunció el reinicio de la actividad escolar bajo el sistema de presencialidad con una hora más de clases, tanto en primaria como en secundaria.
En Córdoba capital, las clases presenciales se retomaron el lunes 26 de julio, luego del receso invernal, con una modalidad combinada con la virtualidad.
La medida se concretó con el mantenimiento de las “burbujas”, con una modalidad que conjugó la virtualidad y la asistencia a los colegios.
La Administración local precisó que las flexibilizaciones eran posibles gracias a la situación sanitaria y la mejora en los principales indicadores de evolución de la pandemia, como el denominado R0 (el número o ritmo de reproducción promedio de casos nuevos).
Entre el 19 de junio y el 8 de julio, antes de las vacaciones de invierno, la presencialidad en las escuelas rigió sólo en los establecimientos educativos de localidades con menos de 30.000 habitantes.
Otro aspecto que resaltó fue que en julio más de dos millones de personas ya estaban vacunadas con la primera dosis en la provincia.
Delta
Mientras la población normalizaba su vida comenzó la preocupación por la llegada de la cepa delta al país.
Hacia finales de julio, el Ministerio de Salud de Córdoba informó que se detectó en la provincia el primer caso y que por contactos estrechos con no convivientes otras 13 personas dieron positivo.
Cuando se retomó la presencialidad en toda la provincia, la mayoría de los docentes ya había recibido la primera dosis de alguna vacuna contra el coronavirus.
Según la información oficial, se trató de un viajero procedente de Lima, Perú, que arribó al Aeroparque Jorge Newbery de la ciudad de Buenos Aires con un test negativo.
Pese al temor que generó la novedad, la variante de Manaos (gamma) siguió siendo preponderante en Argentina durante varios meses.