La recesión en Argentina fue dura pero los meses que vienen no serán mejores. El modelo apunta a un tipo de cambio alto, lo que implica que las empresas tienen que comenzar a prepararse ya, enfatizó Gustavo Scarpetta, especialista en comercio exterior
“Vienen años con mucha necesidad de divisas y -con el alto riesgo país- las opciones son inversiones o exportaciones. Las inversiones no llegaron, por lo que las exportaciones de bienes o servicios son el único camino. Argentina se la pasó buscando atajos para no tener que exportar y los resultados están a la vista”, señaló a Factor Gustavo Scarpetta –contador público y especialista en comercio exterior-.
El profesional agregó que Alberto Fernández –candidato a presidente- dio pocas explicaciones económicas pero fue claro en establecer que su gobierno tendrá un tipo de cambio, alto lo que significa que buscará un tipo de cambio competitivo para apoyar las exportaciones y proteger las industrias locales de las importaciones. El dólar súper alto fue un elemento esencial para el modelo económico de ex mandatario Néstor Kirchner, cuando el actual candidato Fernández fue jefe de Gobierno.
El especialista consideró que un plan económico con un tipo de cambio alto está pensado en un modelo exportador, que recauda impuestos vía retenciones y que aprovecha ese gasto para minimizar o eliminar el déficit fiscal. “Con ese dólar alto, el déficit comercial desaparece y los dólares que provienen de exportaciones aumentan las reservas”, refirió Scarpetta.
¿Qué pueden esperar las empresas?
Ahora viene un tema de inestabilidad y, con la suba del dólar, la inflación va a saltar. Si analizamos la inflación del gobierno de Mauricio Macri, podemos decir que fue alta en 2016, la bajaron pisando el dólar en 2017 y éste se escapó en abril de 2018, de tanto pisarlo. Y para calmarlo, en 2019, volvieron al plan “Pisarlo” y se puede mostrar que en octubre de 2018 era de 45 pesos y 8 meses después seguía a 45.
¿Cómo van las exportaciones?
Han crecido 3,4% en el primer semestre y tal vez mantengan ese aumento en el segundo semestre, aunque no mucho más que al ritmo anterior ya que el efecto de un dólar más alto suele equilibrarse con la inestabilidad de la cotización que complica a los exportadores para salir a vender al mundo y especialmente para cotizar.
¿Es el momento de exportar?
Sí, es el momento de exportar. El mercado interno está deprimido y lo estará por un tiempo más. El Gobierno después de diciembre tiene que trabajar para bajar la tasa, con el fin de volver a mover el circuito económico y de que la rueda comience a andar.
Las empresas tienen que salir a exportar porque la recesión fue dura pero los meses que vienen no serán mejores. El modelo apunta a un tipo de cambio alto por lo que hay que comenzar a prepararse ya, para salir a vender al mundo.
¿Y las importaciones?
Han caído en los últimos meses y fueron la principal causa de los 10 meses seguidos de superávit comercial. Un tipo de cambio muy volátil con recesión en el mercado interno hace casi imposible las importaciones. También hay que pensar que hará el próximo gobierno con las importaciones necesarias para que las empresas se capitalicen.
En el mundo se utilizan las importaciones para exportar ya que todos están involucrados en cadenas globales de valor. Además, vía importaciones temporarias o zona franca, los países usan insumos de todo el mundo para agregar valor agregado y exportar.
¿Hay casos interesantes de eso en el mundo?
Hay un ejemplo interesante en América del Norte. Estados Unidos es el mayor importador mundial de chocolates. Y con su poder adquisitivo le podría comprar chocolates a Suiza o Bélgica. Pero no, el mayor vendedor de chocolate a Estados Unidos es Canadá, que no tiene ni cacao ni azúcar ni un metro de terreno apto para producirlos. Canadá importa del mundo esos insumos con importación temporal, los transforma y los exporta a Estados Unidos, adonde entra sin pagar ningún arancel por el acuerdo de integración firmado entre ellos. Un negocio redondo.
¿Cuál fue el error que cometió el Gobierno para perder por tanto margen en las PASO?
La economía decreció. La inflación no sólo no fue domada sino que creció. La pobreza aumentó, al igual que el desempleo. El Gobierno se defendió diciendo que estaba haciendo lo que había que hacer, pero atrasa el dólar dos veces, una en 2017 y otra en 2019 para mejorar su performance electoral. Atrasar el dólar es un “mejorador electoral” pero complica mucho la economía argentina. Después, cuando el dólar se acomoda o lo acomodan, el salto inflacionario es más alto que el que se debía hacer. Ocurrió en 2018 y ocurre ahora, cuando se reacomoda el dólar.
Inicialmente, cuando asumió, el problema era el déficit fiscal; sin embargo, lo aumentaron más de uno por ciento con la medida de eliminar las retenciones. No bajaron Ganancias para la clase media y quitaron parte de los subsidios, con el argumento de que el objetivo era el déficit fiscal, pero no actuó igual con las retenciones, que tienen un nivel más alto. Luego tuvieron que volver sobre sus pasos y volver a colocarlas. No lograron el superávit fiscal y el superávit comercial lo lograron en el tercer año recién, por la caída de las importaciones más que por un desarrollo de las exportaciones.
Lamentablemente, las exportaciones no levantaron en todo el ciclo desde 2015.
¿Cree usted que el problema fue el FMI?
Cuando se llama al FMI es como que llegan los bomberos y tenemos que hacerle creer al mundo que no nos estamos incendiando. Algo así sucedió, ya que el riesgo país iba a subir con la deuda creciendo y las Leliq con tasas de otro planeta. No intentaron solucionar el tema Leliq porque eso representaba un aumento del dólar y eso bajaba sus expectativas electores.
Las exportaciones y el FMI
Según el especialista, Argentina tuvo mucho tiempo dos déficits y agregó: “En simples palabras, gastó más que lo recaudó e importó más que lo exportó. Es decir, compró más de lo que vendió y gastó por arriba de lo que le permitió su ‘sueldo’. La gente se financia con préstamos o tarjeta, y el Estado con deuda al FMI, bonos o deuda interna. Esa necesidad de divisas es porque no recauda lo suficiente o gasta mucho, y porque exporta poco. El atajo es pedir prestado y patear al futuro las correcciones”. Para Scarpetta, si se exporta mucho más, la necesidad de divisas sería menor y la economía al comenzar a funcionar traería aparejada una mejora en la recaudación impositiva vía retenciones, empleo y consumo interno.