Según Marcos Sequeira, si el Estado no sale de la espiral deficitaria tampoco podrá hacer frente al nuevo título, por lo cual necesariamente deberá recurrir a la emisión monetaria -más inflación- y/o a nuevos endeudamientos
El Ministerio de Finanzas de la Nación colocó 2.750 millones de dólares mediante un bono a 100 años, a una tasa de 7,125% anual. Según fuentes oficiales, la operación tiene por fin “asegurar el financiamiento en las mejores condiciones posibles para el crecimiento de la economía y la generación de empleo”.
Para conocer el impacto que genera en el futuro la colocación de este títulos, Factor dialogó con Marcos Sequeira, tributarista, director y profesor de posgrado de universidades argentinas y extranjeras, quien señaló: “En tiempos que serán recordados seguramente como los más dramáticos de la República Argentina, caracterizados por la corrupción a niveles insospechados, la decadencia moral y económica y el empobrecimiento de la clase media y de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad -como consecuencia del aumento del precio de los alimentos básicos con motivo de la inflación y del incremento exorbitante de los servicios públicos más elementales-, justo en esos momentos, el Gobierno acaba de lanzar días atrás el ‘bono del siglo”.
Según el especialista, este título es el más grande y caro del mundo. Sólo en México -asegura- hay antecedentes semejantes, pero en condiciones mucho más beneficiosas.
-Según los antecedentes que menciona ¿es éste un bono caro para Argentina?
-Para tener idea de la magnitud del bono, la cifra de US$2.750 millones, es equivalente a $44.000 millones. A saber:
1°) En el último blanqueo, considerado “récord” en el mundo, se recaudaron $130.000 millones.
2°) La recaudación mensual en el país, correspondiente al mes de mayo, fue de $226.000 millones.
3°) El déficit fiscal primario (sin renta financiera), del año 2016, fue de $360.000 millones.
Ahora, si se hace una comparación en función de las tasas de interés:
a) Los bonos de México a 100 años pagaron un interés de 5,75%.
b) Los países del “primer mundo” tienen tasas que, cuando no son directamente negativas, llegan al 1,5% o como máximo a dos por ciento.
c) Los países de la región han emitido títulos entre tres y cinco por ciento anual.
d) Las tasas de interés que pagan las pymes superan a veces 40% anual.
e) Las tasas de las Lebac se ubican en el orden de 25% anual.
Si se tiene en cuenta esta información, podemos ir sacando algunas conclusiones. Una de ellas, es que el importe que ingresará al país como consecuencia de este nuevo endeudamiento no es tan importante. Eso para quienes expresan que se está hipotecando el futuro de los argentinos y conceptos similares. Otra conclusión, es que la tasa de interés, comparándola con la que paga Argentina en el mercado de inversores argentinos, no es para nada exagerada. No obstante, resulta cara respecto de las que pagan Chile, Uruguay y prácticamente todos los países vecinos.
El nudo del problema
Según el profesional, la tasa que se paga por dicho bono no hace sino reflejar el riesgo país y el hecho de que los inversores confían más en los países de la región mencionados que en Argentina. “Más allá de lo complejo que pueda sonar para los oídos del profano, la República tiene problemas ‘de fondo’ cuya solución no es sencilla. Su déficit fiscal es exagerado. Para revertir esta situación no hay demasiadas alternativas”, aclara.
Sequeira enumera algunas medidas que se adoptaron como por ejemplo:
a) Acrecentar los ingresos.
Señala que ya se hizo mediante el blanqueo y la moratoria, así como la mayor eficiencia del Estado para combatir la evasión.
b) Disminuir los gastos.
Considera que nadie lo quiere hacer, por el costo social que significaría eliminar subsidios y disminuir la planta de personal -entre otros-
c) Mejorar la competitividad.
Con un dólar a $16 -destaca- “ no hay incentivos para exportar, pero devaluar traería consigo más inflación”.
A la consulta de cuál es el camino para hacer frente al déficit fiscal, el especialista respondió: “No hay muchos. Sólo nos queda endeudarnos, que es lo que el Gobierno acaba de hacer con este bono centenario; o bien emitir más moneda, que equivale a aumentar la inflación” y significaría “echar más leña al fuego”. Asimismo agregó: “Ahora bien, si el país no sale de esta espiral deficitaria, tampoco podrá hacer frente al pago de este nuevo título, por lo cual necesariamente deberá recurrir a la emisión monetaria -más inflación- y/o nuevos endeudamientos o refinanciación de los existentes”.
“El problema es nítido y lo comprende cualquier persona, sin necesidad de ser economista. La cuestión es: ¿quién está decidido a ponerle el cascabel al gato? Por ahora, parece que nadie”, sentenció el profesional.
Comparación
Los países del “primer mundo” tienen tasas que, cuando no son directamente negativas, llegan a 1,5% o -como máximo- a dos por ciento. Los bonos de México a 100 años pagaron un interés de 5,75%.