La sociedad esquiva las etiquetas. Hay combinaciones ideológicas de un giro conservador en determinados valores con arraigamiento en ciertos principios progresistas. Más “grises” y menos bipolaridad. Qué piensa sobre adopción homoparental, alquiler de vientre, eutanasia, trabajo sexual legalizado, consumo de marihuana, lenguaje inclusivo y sobre hasta dónde debe llegar el Estado
¿En qué creemos los argentinos? Si una respuesta asoma clara es que la sociedad argentina no es homogénea y no acepta etiquetas simples de colocarse a la izquierda o a la derecha.
Mientras hay consensos mayoritarios a favor de la adopción homoparental, la subrogación de vientre y la eutanasia, también existen muchos reparos con respecto al trabajo sexual legalizado, el consumo de marihuana y el lenguaje inclusivo que no son aún demandas sociales generalizadas. Otro análisis diferente merece la Educación Sexual Integral (ESI).
Se observan demandas sociales que abogan por una mayor retracción del Estado en el ámbito económico y una mayor presencia de las fuerzas de seguridad en el orden público.
Estos datos frescos se desprenden del segundo informe de Creencias Sociales, elaborado por el Observatorio Pulsar de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que midió tres dimensiones: creencias en torno a la libertad y la igualdad, impresiones sobre el orden público, y el rol del Estado.
Facundo Cruz, politólogo y coordinador general de Pulsar, brindó a Comercio y Justicia detalles sorprendentes del reciente relevamiento entre mil argentinos.
Una de las conclusiones interesantes a la que arribó el observatorio es que la sociedad esquiva las etiquetas simples.
Existen combinaciones ideológicas que los investigadores clasificaron en cuatro perfiles ideológicos que permiten identificar a las personas en grupos con creencias políticas y económicas similares: privatista, estatista, progresista y conservador.
“No nos encontramos con una Argentina bipolar ni con una a tres bandas: somos cuatro segmentos con asimetrías”, concluye el estudio.
En este sentido, Facundo Cruz ejemplificó: “La Argentina está llena de grises, no solo de blancos y negros. Si vamos a ver la discusión en torno a derechos, que se ha convertido en una agenda en disputa, hay una clara mayoría (más de dos tercios) a favor de discutir la eutanasia, que legalmente no está considerada en Argentina. Pero, después, cuando se plantea la posibilidad de que el trabajo sexual sea legal o que se legalice el consumo de la marihuana, el apoyo se reduce a un tercio de la sociedad”.
Siete cuestiones espinosas
El estudio indaga sobre el ADN argentino en siete cuestiones espinosas. Tres de ellas tienen un consenso importante: la adopción homoparental, la subrogación de vientre y la eutanasia. La primera está legalizada, la segunda no está reglamentada, pero está permitida, y la tercera está prohibida. Aquí existe una agenda de derechos sociales que permitirían ampliar las libertades de quienes demandan la consideración del Estado en estas situaciones.
En lo que respecta a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), aparece una mayor disputa en términos de libertades y derechos. La adopción de la ley hace casi tres años no zanjó el debate en torno al tema.
“Encontramos que la cuestión está fuertemente partidizada entre votantes de Juntos por el Cambio y de La Libertad Avanza, de un lado, y del peronismo, del otro. Adicionalmente, en franjas etarias más adultas el nivel de apoyo disminuye considerablemente. Esto abre el interrogante sobre la importancia del Estado en materia de inclusión, defensa y promoción de derechos adquiridos”.
El politólogo hizo un detalle por regiones: “Cincuenta y siete por ciento de quienes habitan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) están de acuerdo (con el acceso al IVE); en el Gran Buenos Aires 40% está de acuerdo y en el resto del país apenas 38% está de acuerdo. A medida que uno se va alejando de CABA el apoyo a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) cae”.
En este tema, el estudio muestra posicionamientos diferenciados entre votantes de Juntos por el Cambio y de La Libertad Avanza, de un lado, y del peronismo, del otro. Además, se advierte que -a menor edad- aumentan los niveles de apoyo.
En cuanto a la subrogación de vientre, señaló que 58% de argentinos está a favor, 38% en contra y que hay cuatro por ciento de indecisos, y que esos valores son homogéneos tanto en CABA como el resto del país, tampoco se generan muchas diferencias en términos de edades. Sin embargo, sí hay una distinción según nivel socioeconómico. A medida que se perciben mayores ingresos crece mucho más el nivel de apoyo: en niveles medios y altos, pasa a 62% y 72% respectivamente. En cambio, en niveles bajos el apoyo es de 50%.
En clave partidaria, los votantes de La Libertad Avanza son los que más están de acuerdo con la subrogación de vientre (70%), frente a 52% de votantes de Juntos por el Cambio y 57% de votantes peronistas.
Finalmente, en lo que respecta a trabajo sexual legalizado, consumo de marihuana y lenguaje inclusivo, existen importantes reparos a considerarlos demandas sociales. Son cuestiones planteadas por porciones más metropolitanas de la sociedad, que aún no encuentran el consenso suficiente.
“Sobre este punto resalta la consideración sobre la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). Como política pública tiene un apoyo mayoritariamente urbano. El resto de los estratos consideran, en cambio, que tienen que ser también las familias las que trabajen el tema en casa. Aflora así una demanda de la corresponsabilidad de la educación sexual”, concluye el análisis.
¿Hasta dónde debe llegar el Estado?
La sociedad argentina ha tenido, en las últimas décadas, visiones opuestas sobre los roles del Estado y del sector privado en la vida pública.
Investigaciones precedentes sustentan que las preferencias favorecen al sector público y el rol del Estado en la regulación de la vida económica.
Sin embargo, en este informe de la UBA se puede observar el principio de un cambio en las valoraciones de la sociedad argentina, apoyado en una mayor preferencia por la participación de empresas privadas en la economía.
“Este giro tiene una explicación política. Hay una base sólida, que reúne tanto a los votantes de Juntos por el Cambio como de La Libertad Avanza, que considera necesaria una mayor centralidad del sector privado en la vida pública. Hay una percepción generalizada de que ‘los privados’ tienen que tener mayor presencia en términos organizativos y en la provisión del empleo. Es el mismo segmento electoral que aboga por la reforma del Estado”, analizaron en el Observatorio de la UBA.
Sin embargo, encuentran también una disputa en torno a esta agenda. Entre quienes se identifican como votantes peronistas, una porción no menor sigue valorando el empleo público como algo necesario.
“Al mismo tiempo, la privatización de las empresas no tiene que ser igual al realizado en los 90: hay un clima favorable a pensar que la extensión del sector privado tiene que tener cierto control del Estado”, aclaran.
Inseguridad y delincuencia
El estudio advierte que hay una preocupación generalizada por la seguridad y el combate al delito, pero también una división en cuanto a los límites que cada uno está dispuesto a aceptar en términos de derechos y libertades individuales.
Existe reticencia mayoritaria contra la idea de que cualquier persona pueda portar legalmente un arma.
Por otra parte, existe un consenso mayoritario en la sociedad argentina en cuanto a la necesidad de aumentar las penas para luchar contra la inseguridad (77%) y de otorgar más poder a la policía en la lucha contra el delito (73%).
“Estamos conociendo el ADN de argentinos y argentinas y es un ADN que va a ser difícil de descifrar completamente, se va conociendo a medida que va evolucionando. Lo importante de estos estudios es tratar de tener datos para conocer ese ADN”.
Facundo Cruz, coordinador General del Observatorio Pulsar de la UBA, integrante del equipo dirigido por la socióloga Daniela Barbieri y el politólogo Augusto Reina.
Cuatro perfiles ideológicos
Hay cuatro perfiles ideológicos de los argentinos identificados por el observatorio de la UBA, que se definen de la siguiente manera:
* Privatistas: este segmento se caracteriza por tener una preferencia por el sector privado como proveedor de los servicios públicos y favorece su autonomía para contraer relaciones económicas (con regulaciones nulas o acotadas).
* Estatistas: sostienen una postura favorable con respecto a la intervención y el papel activo del Estado en la economía y la sociedad. Suelen valorar la provisión de servicios públicos, la regulación estatal y la redistribución de la riqueza.
* Progresistas: son quienes manifiestan preferencia por una baja regulación del Estado en los asuntos de la vida privada de las personas.
* Conservadores: manifiestan preferencia por una regulación en los asuntos de la vida privada de las personas.