Las reservas no repuntan por el dólar soja y mantienen su caída. Desde la corrida cambiaria de mediados de abril el Central es incapaz de mantener los dólares del campo en sus arcas. La salida de depósitos es el próximo desafío en un contexto de falta de liquidez
La presión sobre el dólar se mantiene firme y los intentos del Gobierno para evitar una mayor devaluación del peso están dejando al Banco Central de la República Argentina (BCRA) sin reservas, según estimaciones de diversos economistas. Para la consultora bonaerense 1816 Economía & Estrategia, el país ya se gastó todas sus reservas internacionales líquidas, que se suman a otros US$1.000 millones de encajes bancarios, lo que eleva los riesgos de profundización de la crisis agravada por una sequía histórica y por una incipiente recesión.
El Gobierno está en una profunda disyuntiva porque no dispone de efectivo para seguir defendiendo el peso, a la vez que una devaluación brusca se trasladaría inmediatamente a los precios. Eso podría espiralizar una inflación que ya corre -anualizada- a 120%, lo que golpearía de lleno en un creciente malestar social, pocos meses antes de las elecciones presidenciales.
Argentina ha enfrentado dificultades durante décadas para acumular y mantener sus reservas internacionales en niveles saludables y ha utilizado grandes cantidades de efectivo para combatir el aumento de los precios y hacer malabarismos con las obligaciones de bonos extranjeros. De hecho, las liquidaciones del campo en 2021 y 2022 fueron récord histórico: 73.200 millones de dólares entre los dos años.
Técnicamente, ahora el país tiene menos de US$34.000 millones en divisas totales pero la mayoría está bloqueada en activos menos líquidos (como oro, líneas de crédito de swap con China y el Banco de Pagos Internacionales) y los dólares que los argentinos tienen en sus cuentas de ahorro.
Ése es un problema para un país que necesita efectivo listo para gastar si pretende hacer frente a corridas que puedan depreciar la moneda. Los pasivos de Argentina en moneda extranjera ya superan las reservas totales en alrededor de US$1.000 millones, lo que representa la peor proporción desde que el país fue sacudido por la crisis económica de principios de la década de 2000, según el informe de la semana pasada de la firma 1816.
El Gobierno ha estado recurriendo cada vez en mayor volumen a sus reservas de dólares para intentar detener la caída en el tipo de cambio del mercado paralelo del peso, que hace tiempo ha reemplazado como referencia al tipo de cambio oficial, en medio de crecientes controles de capital. Sólo la semana pasada, el BCRA vendió alrededor de US$470 millones para respaldar la moneda en los mercados paralelos, dijo Fernando Marull, economista de la consultora FMyA.
Prácticamente no se puede hablar de éxito en la intervención del Gobierno. El mes pasado, el peso perdió alrededor de 13% frente al dólar que se consigue en el mercado libre. Por esto ya ha bajado 33% en lo que va del año, la mayor caída registrada en los mercados emergentes.
El ministro de Economía, Sergio Massa, ha intentado forzar la entrada de dólares con programas orientados al fomento de las exportaciones y por los desembolsos acordados con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, esas medidas son insuficientes, a la vez que las conversaciones con el FMI para reflotar el acuerdo de US$44.000 millones todavía no han llegado a concretar una decisión que resulte en desembolsos adelantados de préstamos para aliviar la situación.
Mientras tanto, las autoridades han optado por otras medidas de emergencia, incluido el uso de swap de China para financiar US$1.800 millones de importaciones del país; o un acuerdo con Brasil para impulsar el comercio bilateral con líneas de crédito en reales, lo que le permitiría pasar por alto el dólar. Pese a la narrativa oficial, ninguna de esas medidas es más que un paliativo en un contexto de profunda fragilidad.
Reflejo condicionado
Marcados por la crisis económica de 2001 y la confiscación de depósitos, muchos argentinos ya están sacando sus ahorros en moneda extranjera. Ya se retiraron más de US$1.000 millones del sistema bancario desde finales de marzo hasta finales de abril.
Además, hay pocas señales de que las reservas puedan reconstruirse en el corto plazo. La peor sequía del siglo prácticamente ha eliminado cualquier posibilidad de una afluencia de efectivo de las exportaciones agrícolas antes de las elecciones.
“El riesgo de tener reservas líquidas en territorio negativo es que el Banco Central no tenga los dólares necesarios para hacer frente a una salida aún mayor de depósitos en divisas”, dijo Juan Sola, economista de BancTrust & Co., en Buenos Aires.
“Menos reservas generan más presión sobre el tipo de cambio, lo que a su vez genera más presión sobre la inflación”, dijo Fernando Losada, director-gerente de Oppenheimer & Co. “No veo ningún escenario posible en el que la inflación descienda por debajo de los tres dígitos este año”, agregó.
Reservas
El BCRA cerró ayer con un saldo positivo de US$11 millones, con lo que extendió a cinco ruedas consecutivas la racha de compras, en una jornada en la que el dólar soja aportó casi US$163 millones. La autoridad monetaria había adquirido US$2 millones el viernes pasado, US$7 millones en la rueda del lunes, US$3 millones en la del martes y un millón, el miércoles.
Pese al optimismo con el que el oficialismo comunica dicho balance, el escenario es significativamente más complejo porque el Central no puede retener los dólares de la soja y, así, las reservas siguen cayendo. El dólar soja III aportó hasta ahora US$2.120 millones desde su entrada en vigencia, el 10 de abril. De eso, en los últimos 30 días el BCRA compró solamente US$200 millones, menos de 10% del total liquidado, por lo que el grueso de los dólares que ingresó el campo terminó yéndose por el esfuerzo oficialista de sostener la ilusión del tipo de cambio.