Enormes rocas que encierran una bahía pintada de mar turquesa dibujan la escenografía que llevó a la fama esta porción de paraíso a partir del film protagonizado por Leonardo Di Caprio. Más allá de esta postal, hoy convertida en la meca del turismo mundial, la geografía del sur de Tailandia tiene mucho más para sorprender
Carolina Brenner – Enviada especial a Tailandia
Instagram: @carobrenner – [email protected]
Del otro lado del mundo existe el paraíso y el sur de Tailandia concentra unos cuantos. En ese país asiático, los paisajes condimentados por mares transparentes, formaciones rocosas colosales, selvas tupidas y ciudades estrambóticas se conjugan con una población por demás amigable, paciente y de sonrisa fácil, una cultura milenaria que regala grandes contrastes, templos, tradiciones, y excelente gastronomía, entre un sinfín de atributos.
El vuelo desde Córdoba a Phuket demanda casi 30 horas, pero el destino lo justifica con creces. Arribar al aeropuerto internacional de la isla más importante del reino de Siam es como ingresar a otra dimensión. Sorprende no encontrarse con aglomeraciones de gente, pasajeros estresados o apretujones. Todo fluye con total naturalidad. La población local es un fiel reflejo de su lema nacional: sanuk, sabai y saduak, que en su lengua oficial significa “sé feliz, permanece sereno y conténtate con aquello que la vida te ofrece”.
El idioma tailandés es como su pueblo, encantador y melódico, y -por supuesto- casi indecifrable para los occidentales. De todos modos, y aunque ni los taxistas que están en constante contacto con los turistas entienden una palabra en inglés -mucho menos otro idioma- hacen lo imposible por comprender. La disponibilidad siempre está presente y tras su tradicional y cálido saludo con las manos unidas delante del pecho y una leve inclinación hacia adelante, logran alivianar el estrés del recién llegado.
Desde la terminal aérea hasta la zona más popular del territorio insular se calcula más de una hora de viaje por autopista. Se conduce por el lado izquierdo por lo que al principio cuesta acostumbrarse.
La costa está rodeada por el multifacético mar de Andamán, que baña las playas asiáticas con diferente intensidad según su ubicación. La zona del norte como Mai Khao se caracteriza por su fuerte oleaje, mientras que -a medida que se desciende hacia el sur- el agua se torna más tranquila y cristalina. Nai Yang se ditingue por su marea baja, amplias extensiones de arena y entorno selvático. Le sigue Nai Thon, Layan, Bang Tao, Surin, Kamala, Kalim, Patong y Kata, entre otras.
El centro turístico por excelencia se centraliza en Patong, la zona que ocupa el podio del descontrol y la algarabía. En su arteria principal, la famosa Bangla Road, se suceden cientos de bares y pubs con bandas en vivo que se alternan con cabarets y espectáculos de alto contenido sexual. Durante las noches, personas de todas partes del planeta se apiñan a lo largo de estas cuadras aturdidas de música, mujeres ligeras de ropa, travestis y promotoras de shows eróticos que hacen lo imposible por atraer clientes a sus presentaciones.
Más allá de la estrafalaria actividad nocturna, Patong es reconocida por sus tres kilómetros de playa y una gran oferta de mercados y centros comerciales, donde se ofrece desde indumentaria a tecnología de calidad dudosa y precios bajísimos.
Al igual que en la mayoría de las grandes ciudades del país, a cada paso se encuentra un salón de masajes donde se puede optar por sesiones de una o dos horas para relajar los pies, las cervicales y/o el cuerpo entero. En casi todos los locales de este tipo, las mujeres se instalan en las puertas y convocan a los transeúntes con lo que parece un mantra cantado: massage, massage. Imposible resistirse. Los tailandeses son especialistas en la materia y desde el espacio más rudimentario hasta el más lujoso albergan a estos expertos dispuestos a curar y relajar las molestias corporales por menos de 150 pesos la hora.
Para quienes buscan un espacio menos ruidoso y concurrido, a unos quince minutos de allí en taxi o tuc tuc -el tradicional medio de transporte que consiste en una especie de motocarro de tres ruedas con dos asientos traseros para pasajeros- son ideales las playas de Karon y Kata, colmadas con complejos hoteleros que se suceden a lo largo de la ruta, restaurantes, cafés, tiendas y bares.
En Phuket hay mucho por conocer. El interior del territorio insular invita a descubrir campos para interactuar con elefantes, conocer al Gran Buda que se erige en la cima de una montaña y el Wat Chalong, uno de los monasterios más reverenciados. El casco céntrico alberga un singular templo y las mansiones chinas estilo portuguesas que fueron protagonistas de películas como El joven Indiana Jones y Entre el cielo y la tierra, ambos dignos de un paseo de medio día.
Pero, sin duda, la estrella de todas las excursiones es el archipiélago de Phi Phi, que se encuentra a dos horas y media en ferry u hora y media en lancha rápida desde Phuket.
Paisajes cinematográficos
“Aquí es donde Leonardo Di Caprio peleó con el tiburón en la película La playa, pero todo era de mentira”, asegura Hugo, un italiano que hace dos años se enamoró de los encantos del sudeste asiático y se convirtió en uno de los guías que coordinan las excursiones al archipiélago Phi Phi.
El europeo señala una bahía de turquesa furioso encerrada por impactantes formaciones rocosas y trata de explicar a los pasajeros de la embarcación que la escena del rodaje no fue real, como si alguno no lo supiera. De lo que no logra percatarse es de que nadie de la tripulación iba a imaginar que tal paisaje fuera exacto o incluso más bello de lo que se apreció en el cine.
La Bahía Maya (o Maya Bay) en vivo y en directo supera toda postal de ensueño. El contraste de enormes acantilados escarpados que se levantan del mar como si fueran torres de una fortaleza, tapizados de una mata verde intenso, con el agua cristalina color cielo y la playa de arena blanca, explica la inspiración del director del film que llevó a la fama mundial el enclave idílico.
Desafortunadamente, el impacto turístico fue tan vertiginoso que cuesta conservar la esencia del lugar, por lo que hoy es fundamental arribar muy temprano ya que, a medida que se acerca el mediodía, hay tanta gente y tal cantidad de barcos que es imposible apreciarlo en su integridad. Lo mejor es contratar las excursiones en lancha rápida que parten de la Royal Marina de Phuket y llegar antes que los grandes contingentes.
Estos paseos incluyen el desembarco en la bahía cinematográfica, una caminata corta que atraviesa su corazón selvático y un chapuzón en la laguna de agua salada color esmeralda inmortalizada por las travesías del actor norteamericano. Además, ofrecen un par de paradas para hacer snorkel y apreciar la infinidad de peces y corales que colorean el universo submarino. A continuación la lancha se detiene en en Monkey Island, cuyo mayor atractivo es la gran cantidad de macacos que se exhiben a lo largo de la playa. Los guías recomiendan no acercarse porque suelen robar anteojos, celulares y hasta morder, ya que son salvajes y los visitantes están invadiendo su entorno natural.
Monkey Island y Bahía Maya se encuentran en Koh Phi Phi Leh, una de las cuatro islas del archipiélago que se completa con Koh Phi Phi Don, la mayor y única habitada y reconocida por su pequeño poblado Ton Sai; Koh Yung o Mosquito Island, la más aislada y desierta formada en su totalidad por acantilados de roca caliza y una pequeña playita; y Koh Pai o Bamboo Island, una pequeña franja circular de menos de un kilómetro de largo rodeada de arena blanca y coronada en su centro por un parque de vegetación tropical que alberga los árboles que le atribuyeron su nombre.
Además de las Phi Phi y siguiendo las rutas cinematográficas del sur tailandés, otro de los enclaves de película que se sitúan alrededor de Phuket, es la roca Koh Tapu, bautizada ultimamente como “James Bond”, por haber sido elegida como escenografía para el rodaje de El hombre de la pistola de oro. El paseo alrededor de esta majestuosa formación rocosa que emerge desde la Bahía Phang Nga, impactante por sus tonalidades verde esmeralda, se combina con travesías a bordo de kayaks dentro de las cavernas edificadas por el agua a lo largo de los años.
Así, igual que en la película La Playa, donde es necesario recorrer un largo periplo para encontrar el paraíso, descubrir Tailandia desde esta parte del planeta demanda varios días y escalas aéreas, pero una vez allí, la experiencia resulta gloriosa.
Cómo llegar
Cada vez son más las compañías que ofrecen vuelos desde Argentina hacia Tailandia. Entre ellas se destacan Turkish Airlines, Emirates y Qatar Airways, entre otras.Dónde dormir
En Phuket existe gran variedad de alojamientos. Los precios son mucho más económicos que en Argentina, por lo que vale la pena optar por los de mayor categoría, como por ejemplo:
* Phuket Marriott Resort and Spa, Nai Yang Beach: www.phuketmarriottnaiyang.com
* Renaissance Phuket Resort & Spa: www.renaissancephuket.com
Tarifa desde US$150 la habitación doble.Qué hacer
Desde Phuket se pueden contratar las excursiones al archipiélago de Phi Phi y la bahía de Phang Nga.
Siam Adventure World ofrece el paquete desde Phuket a Phi Phi de día completo por $1.800 por adulto y $1.200 los menores de 12 años. La excursión incluye traslados desde el hotel, Phi Phi Leh y Maya Bay, Monkey Island y, Bamboo Island y dos paradas de snorkeling más almuerzo. Más info: siamadventureworld.com [email protected]Más info
www.turismotailandes.comPara más información ver
https://comercioyjusticia.info/salidas/destinos/nai-yang-lujo-y-relax-al-mejor-estilo-tailandes/
https://comercioyjusticia.info/salidas/destinos/la-playa-de-las-tortugas/