El trabajador fue muerto por un peligroso recluso del Chaco en un intento de huída. El fiscal Horacio Vázquez se encuentra a cargo de la investigación. Cinco guardiacárceles y un médico ya están detenidos pero apuntan a quienes autorizaron los viajes
Jesús Javier Bocalón salió como todos los días en su taxi para trabajar en la ciudad de Córdoba. Ese día jugaba Argentina con Croacia y aprovechó el entretiempo para realizar viajes. Jamás imaginó que en su camino el vehículo sería interceptado por Roberto Carmona (60), quien cumple una condena a cadena perpetua en el Complejo Penitenciario de Presidencia Sáenz Peña, Chaco, por violar y asesinar a Gabriela Ceppi (16), en 1986.
Carmona había sido traído a Córdoba, en el marco de una salida transitoria autorizada por la Justicia chaqueña, para visitar a su pareja, en barrio Las Violetas, donde inició su intento de huida. Tomó el taxi de Bocalón, quien, según surge de los primeros elementos recolectados en la investigación, habría muerto a causa de las heridas que le propinó su captor con un elemento cortante, antes de terminar chocando el vehículo, en barrio Alto Alberdi.
“Vamos a trabajar codo a codo con el fiscal para determinar y explorar las primeras líneas de investigación”, manifestó Carlos Nayi, abogado de la querella, en diálogo con Comercio y Justicia. “Estamos frente a una evasión culposa o dolosa”, detalló, y aseguró que están atentos a recibir toda la información para “establecer un control de legalidad” para identificar “en qué falló la Justicia”.
La ley 24660 de ejecución penal prevé la posibilidad de que cualquier persona condenada en un régimen de progresividad puede tener acceso a ciertos beneficios, como las salidas transitorias.
Sin embargo, Nayi aclaró que es importante tener en cuenta cuál fue el diagnóstico de los equipos técnicos que dieron el visto para que Carmona realizara una salida, y apuntó a psicólogos y equipos interdisciplinarios que tienen la responsabilidad de evaluar la factibilidad del beneficio.
Carmona no tenía sólo antecedentes vinculados con el femicidio de Ceppi sino que además había protagonizado distintos episodios en el ámbito carcelario que ponían en duda su integridad psicosocial. En 1982 ya había cometido un homicidio en provincia de Buenos Aires, de donde es oriundo; y en 1994 había cometido un nuevo homicidio en la Penitenciaría de barrio San Martín, de esta cudad. “Estamos hablando de una persona que tiene atracción por el olor a muerte y constituye un peligro para la sociedad”, expresó el abogado querellante a este medio.
En esta línea, la familia del taxista apunta al juzgado de Ejecución Penal que autorizó el viaje y a la comitiva que lo acompañó, cuyos integrantes se encuentran detenidos mientras se desarrolla la investigación. Se trata de seis personas: los guardiacárceles de la Provincia del Chaco que debían custodiar a Carmona y un enfermero. Según el planteo de la querella, éste representa el primer eslabón en la cadena de responsabilidades, que alcanza a la Justicia chaqueña.
En su raid, Carmona se subió al taxi de Bocalón, a quien habría asesinado a “puntazos”. Después de chocar el vehículo y con Bocalón ya fallecido, Carmona continuó huyendo, robó el auto a una mujer y continuó su frenético recorrido hasta que en un operativo cerrojo la Policía provincial logró apresarlo.