Por la sequía se calcula que la cosecha será de 16 millones de toneladas. La Bolsa de Comercio de Rosario estimó una reducción de las exportaciones por US$1.525 millones.
Según datos oficiales de la Secretaría de Agricultura, la cosecha de trigo proyectada será de 16 millones de toneladas, 6 millones de toneladas menos que en la campaña anterior.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó, por su parte, una caída de 35% en los ingresos por las exportaciones de ese cereal. Son US$1.525 millones de pérdida mínima en los números de comercio exterior, en un ya delicado contexto de escasez de la divisa estadounidense.
“Estamos viviendo una situación particularmente tensa y crítica en cuanto al tercer año consecutivo de restricción de humedad y anomalías en el régimen de lluvias, lo cual impacta en el estado de los cultivos y proyección de los mismos”, dijo el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo, en la presentación del informe Perspectivas Meteorológicas 2022/23 realizado por la cartera agropecuaria y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Durante la presentación del informe, los técnicos encargados de confeccionarlo hicieron hincapié en que “las condiciones hídricas actuales son deficitarias tanto para los cultivos de fina como para el arranque de la gruesa y las pasturas” y que “los escenarios a 30 días son desalentadores para el arranque de la gruesa en zona núcleo y regulares en el resto del área de cultivos extensivos”.
Por otro lado, plantearon que “los escenarios a 60 días para pastura indican que aún con lluvias normales la probabilidad de déficit hídrico es muy alta”, por lo que “todas las previsiones hacen suponer una fuerte disminución de los rindes de fina y el desplazamiento de cultivos de gruesa hacia fechas de siembra más tardías”, mientras que una eventual normalización del régimen de lluvias comenzaría en el primer trimestre del año que viene, consolidándose en el segundo.
En cuanto al trigo, la mayor preocupación del Gobierno viene por el lado del abastecimiento interno y de la exportación, ya que, a medida que los recortes de perspectivas de producción se van sucediendo, los márgenes de disponibilidad de mercadería se reducen. Por ello, Bahillo indicó: “Por ahora podemos dar respuesta a la demanda del sector externo y doméstico”. Aunque no consideró a la situación como una “catástrofe”, subrayó que es para “seguir y atender”.
Otras estimaciones
La BCR, por su parte, prevé un escenario mucho más negativo que el que desarrolló Bahillo. Mientras se realizaba la presentación del informe de la cartera agropecuaria, en el recinto de la entidad rosarina se llevó a cabo una jornada en la cual se analizó cuánto más podrían empeorar las pérdidas en la producción del trigo, con respuestas desalentadoras.
Según las nuevas estimaciones de la BCR, la producción de trigo se ubicará en 13,7 millones de toneladas, lo que significa un recorte de 1,3 millón de toneladas respecto a la proyección anterior publicada hace solamente una semana y de 9,3 millones de toneladas respecto a lo obtenido en la campaña 2022/23. La superficie perdida pasó de 390.000 a 540.000 hectáreas, por lo que se espera una cosecha 42,3% menor que la del año pasado.
La Zona Núcleo ha sido la más afectada y donde el cultivo se encuentra en peor estado, con rendimientos que se llegaron a desplomar incluso por debajo de los 20 quintales por hectárea (qq/ha), cuando el promedio es de 50 qq/ha. Esta situación llevó a que ahora se esperen 1,7 millones de toneladas en dicha región, cuando hace una semana se esperaban dos millones.
La BCR proyectó que -de no detenerse el deterioro del cultivo- la superficie no cosechable podría ascender a 820.000 hectáreas y la producción descender hasta los 12,5 millones de toneladas, dando lugar a una verdadera catástrofe productiva.
De ser así, las pérdidas por hectárea en la región núcleo podrían alcanzar los US$800 por hectárea, dejando mermas de US$308 millones por las 391.000 hectáreas que no se podrán cosecha y US$343 millones por la caída en los rendimientos, dejando una pérdida total de US$650 millones.
De nacionalizarse, el valor de la producción perdida alcanzaría US$1.890 millones, mientras que el efecto global sobre el producto nacional ascendería a US$3.100 millones. La entidad calcula un desplome de 35% del ingreso por exportaciones hasta US$3.025 millones, lo que significa una pérdida mínima de US$1.525 millones.