Reconocemos que la mejora continua es la metodología más eficiente y eficaz, reconocida en el mundo para asegurar el éxito de la gestión en las organizaciones, sean empresas industriales y de servicios, asociaciones civiles, ONG, organismos públicos y oficinas gubernamentales, culturales, sociales, recreativas y de salud.
En este amplio espectro de organizaciones, tienen cabida todas las profesiones relacionadas con la gestión de las actividades humanas, como las ingenierías, ciencias económicas, ciencias de la salud, ciencias jurídicas, ciencias de la comunicación y ciencias sociales en general.
La filosofía y práctica de la mejora continua puede aplicarse a los objetos de estudio de las disciplinas mencionadas, con gran beneficio en la formación de las personas involucradas,
quienes son las que realmente “producen la calidad”, para el éxito y supervivencia de las organizaciones.
En los eventos sobre gestión de calidad y mejora continua escuchamos que, al referirse a esta última, en varias oportunidades se utiliza el término “Kaizen” como sinónimo. Entonces nos preguntamos ¿mejora continua es igual a Kaizen?
La palabra japonesa Kaizen tiene un significado profundo, que involucra a cada individuo en su esencia, su ética y su filosofía. Es apasionante escudriñar este concepto y observar cómo autores de diversos países y culturas lo han estudiado con profundidad.
Uno de esos autores es el profesor Manuel Suárez-Barraza, del Instituto Tecnológico de Monterrey (México), quien aplicó el Kaizen a numerosos sectores de empresas de su país. Además, Harwinder y Jagdeep Singh, del Guru Nanak Dev Engineering College (India), también realizaron un completo trabajo de investigación sobre el significado de la palabra Kaizen.
Los profesores de India afirman que la mejora continua se ha convertido “en un nuevo paradigma en todo tipo de organizaciones. En años recientes, muchas organizaciones han demostrado que mejoras significativas en el sector de manufactura pueden ser alcanzadas después de aplicar con éxito las prácticas del Kaizen”.
A pesar de que el término Kaizen es definido por Masaaki Imai en sus dos libros del tema (1986; 1997), esta palabra japonesa que significa “mejoramiento” todavía no tiene una explicación detallada que le permita brindar mayor claridad de su contenido teórico. Diferentes autores han intentado explicarlo desde distintas perspectivas. El propio Imai (1989) lo define como “;mejoramiento y aún más: significa mejoramiento continuo que involucra a todos, gerente y trabajadores por igual”. La definición de Imai (1986, 1989), se basa en que la palabra Kaizen es una derivación de dos ideogramas japoneses que significan: KAI = cambio, ZEN = bueno (para mejor), es decir mejora continua o principio de mejora continua.
Justamente Imai, en 2006 y 2007, amplió que el Kaizen significa “mejoramiento continuo, pero mejoramiento todos los días, a cada momento, realizado por todos los empleados de la organización, en cualquier lugar de la empresa. Y que va de pequeñas mejoras incrementales a innovaciones drásticas y radicales”. Consideramos que éste es el concepto de Kaizen más completo y el que sigue fielmente la acepción japonesa.
El Kaizen, en su acepción occidental, es entendido como Mejora Continua y tiende a ser utilizado como un elemento general, atributo o factor crítico de otras aproximaciones gerenciales, tales como la gestión por calidad total (TQM) o el pensamiento esbelto (lean thinking).
Por ello, se lo ha abordado desde un ángulo gerencial y organizacional más práctico, que lo aplica como metodología y/o técnica con herramientas básicas, como la estandarización, las cinco S y la eliminación de las actividades que no agregan valor a los procesos de trabajo, los llamados “mudas”; en japonés. Son simples, sencillas y fáciles, pero deben ser utilizadas en conjunto sin saltarse ninguna etapa.
El Kaizen permite obtener cambios muy significativos por medio de pequeños pasos. Es útil para lograr una gran variedad de cambios, tanto en el ámbito personal como en el laboral. Ha sido probado con gran éxito en las empresas japonesas, produciendo cambios muy significativos en la creatividad y eficiencia de sus empleados, siempre que lo tomen como una filosofía.
Se advierte que en la concepción occidental falta esta devoción por el Kaizen que sienten los japoneses. Habitualmente, nuestros empresarios están impacientes y apurados por lograr resultados rápidos y es posible que pasen por alto alguno de los pequeños pasos en que se basa el Kaizen.