Balanza de pagos, en el marco del acuerdo con el FMI
Según un informe de Prensa Ecolatina, en 2021 la cuenta corriente de la balanza de pagos alcanzó un superávit de 6.800 millones de dólares, que representó 1,4% del PBI. Esta dinámica refleja una mejora respecto al 2020, cuando el superávit fue de 3.300 millones de dólares, es decir sólo 0,9% del PBI.
En 2020, el superávit fue consecuencia del desplome de las importaciones, el inminente cierre del turismo internacional y la merma en los pagos de intereses externos producto de la reestructuración con acreedores privados. En cambio, durante 2021 el superávit se correspondió más a un incremento en los ingresos externos.
Cabe señalar la influencia de los precios internacionales de commodities que jugaron un rol central. Las ventas externas de soja, trigo, maíz y girasol, crecieron 53%, lo que resultó en un saldo positivo del orden de 35.000 millones de dólares. “Esto permitió financiar mayores importaciones de bienes cuyo costo estuvo a su vez agudizado por altos costos en los fletes internacionales, para materializar el fuerte rebote de la actividad”, mencionaron en el informe.
Sin embargo, esta capacidad de financiamiento tuvo un impacto prácticamente neutro en el sector público. Tampoco se acumularon reservas del BCR. De hecho, cayeron levemente, 106 millones de dólares, ni se redujeron pasivos externos en forma neta.
La contrapartida de la elevada capacidad de financiamiento y el saldo de inversión directa se reflejó en la acumulación de activos financieros y en la cancelación de pasivos por parte del sector privado.
Este es el punto de partida para 2022, un año en que el marco del acuerdo con el FMI y las condiciones internacionales tendrán implicancias significativas en nuestras cuentas internacionales.
Desafíos
En materia de la balanza de pagos, en el marco del acuerdo con el FMI se establecen tres elementos centrales que configuran un “triángulo” desafiante para este año. En primer lugar, se proyecta una menor capacidad de financiamiento externo de la economía.
En segundo lugar, se encuentra la cuenta financiera del sector público: producto del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional habrá mayores flujos de financiamiento neto del exterior, pero éstos deberán ser acumulados por el mismo sector público.
“Los dos elementos anteriores implican que este año el espacio para que el sector privado acumule activos o cancele pasivos externos sería más acotado que en 2021. Y en tercer lugar, hay que agregar que en el acuerdo se establece el compromiso de no intensificar las restricciones cambiarias o a las importaciones”, concluyeron en el informe.