La Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Corrientes redactó una sentencia en lenguaje claro en la que llamó a los padres de una joven a “reflexionar”, luego de 10 años de conflicto judicial y la imposibilidad de establecer un régimen de crianza compartida. Además, decidió que el padre continúe con el cuidado personal unilateral y la madre se acoja a un sistema de comunicación.
En el fallo, los miembros de la sala llamaron a la reflexión a los padres, al solicitarles que “renuncien a sus problemas para brindar una mejor calidad de vida a la hija”, ya que, pese al intento durante años por pacificar las relaciones, la familia nunca pudo lograr acuerdos, siendo imposible coordinar la crianza compartida que asegurara el bienestar de su hija.
“Nadie mejor que ustedes saben de la conflictividad en la tramitación de este y los expedientes relacionados. Quiero llamarlos a la reflexión, que piensen en su hija que en estos casi 12 años no ha hecho otra cosa que transitar por los tribunales de Familia (en el mejor de los casos)”, se lee en la sentencia.
Las magistradas Andrea Fabiana Palomeque Albornoz y Claudia Kirchhof resaltaron que la menor debe “comenzar a recorrer un nuevo camino, más equilibrado y adecuado a sus propias necesidades y no a la de sus progenitores, que deben ceder ante el “interés superior de esta niña”.
En ese marco, las camaristas agregaron que “tristemente su registro de vida se ha construido en el litigio de sus progenitores y ha sido y es el objeto de disputa”, y “ha transitado innumerables veces los pasillos de los tribunales, ha conocido, con sus pocos años de vida, a las tres juezas de Familia de la ciudad de Corrientes, un sinfín de funcionarios judiciales -secretarias/asesora de Menores e Incapaces-, a numerosos integrantes del Cuerpo de Trabajadores Sociales Forenses y del Cuerpo de Psicología Forense, médicos del Cuerpo Médico Forense, todos ellos integrantes del Poder Judicial”.
Las juezas pidieron a los padres que “tengan una profunda autocrítica, logren superar las vivencias que han tenido y ayuden a que su hija empiece a vivir de una manera menos traumática y más feliz”.
“Espero poder tocar en algo con mis palabras sus conciencias y sus corazones, para que a partir de ahora nadie sienta que con esta decisión hay un progenitor que ha ganado o ha perdido sino todo lo contrario, lo que pretendo es que la niña vea protegido su interés superior y empiece a encontrar el equilibrio que merece”, concluyó el fallo.