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Así lo indicó un reciente informe publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el cual advierte de la necesidad de planificación que se presenta en la actualidad
Mientras el mundo se enfrenta a una nueva ola de contagios de coronavirus debido a la variante ómicron, pensar la sustentabilidad de las grandes ciudades se hace urgente en los años que vendrán.
En este sentido, es fundamental considerar una planificación urbana y un desarrollo edilicio que sea compatible no sólo con los criterios sanitarios a tener en cuenta en situaciones de pandemia o epidemia sino también con aspectos vinculados a las emisiones de gases de efecto invernadero, a las desigualdades y las características socioculturales de cada una de las comunidades.
Sobre este aspecto, un informe recientemente difundido en el sitio web del Programa de Naciones Unidades para el Medio Ambiente indica algunas variables a considerar, dentro de las cuales la cuestión de género toma un papel protagónico.
En un extenso informe desarrollado específicamente sobre la realidad regional y titulado “El peso de las ciudades en América Latina y el Caribe: requerimientos futuros de recursos y potenciales rutas de actuación”, se advierte: “Cuando pensamos en la sostenibilidad en el contexto de una creciente urbanización, y por tanto de las ciudades, debemos entender el papel central que hay que otorgarles a la desigualdad y violencia de género instaurados en las lógicas socioculturales de los países de América Latina y el Caribe (ALyC).
Las mujeres viven violencias particulares en los espacios públicos de las ciudades, desde aquellas que ocurren en las calles, en el transporte, en las escuelas, etcétera, que inhiben sus posibilidades de acceder a empleos, de ejercer con plenitud su ciudadanía y, en términos generales, merma su derecho a la ciudad”, expresa la publicación recuperando datos anteriores de Naciones Unidas, y agrega que “un camino hacia la sostenibilidad” debe dar cuenta de estas cuestiones, “abarcando desde las diferentes expresiones de la discriminación hasta el feminicidio, con el fin de construir ciudades que estén listas para afrontar las diferentes afecciones derivadas del medio ambiente, mientras transitan hacia ciudades democráticas, seguras e incluyentes basadas en los derechos humanos”.
“Si bien las mujeres tienden a vivir la pobreza y la desigualdad de manera más aguda en las ciudades, también se han encontrado a las ciudades como espacios promotores de cambio que posibilitan el ejercicio de los derechos” de esta población como la movilización social y la protesta.
“La convergencia de ambos procesos puede ayudar a reestructurar las relaciones económicas, sociales y políticas, de manera que permitan una transición coordinada hacia la justicia social y la sostenibilidad, incluyendo la activa participación de las mujeres en la planeación e implementación de acciones para reducir el peso de las ciudades sin que ello derive en una doble carga de responsabilidad y trabajo”, dice el documento.
Datos y sugerencias
En términos generales, el informe de Naciones Unidas detalla que es posible para las ciudades de la región reducir a la mitad su consumo de recursos como combustibles fósiles, minerales y alimentos, al mismo tiempo de combatir la pobreza y la desigualdad.
Aun así, el Programa para el Medio Ambiente precisó que, de no orientarse por estos criterios, las ciudades de la región “consumirán en 2050 entre dos y cuatro veces más recursos de lo que es sostenible” en un “escenario que implica la degradación severa de los ecosistemas vitales”.
En este marco, los autores del documento llamaron a “apostar por la intensificación estratégica, que, al contrario de la expansión horizontal de las ciudades, consiste en aumentar la densidad de población, puestos de trabajo y servicios en un conjunto de centros urbanos conectados por un transporte público eficiente y asequible”.
Siguiendo esta línea, se indicó que se requieren “edificaciones más sostenibles, impulsar la circularidad, aprovechar los residuos orgánicos, lograr una gestión hídrica que incluya el tratamiento y la reutilización de aguas, así como la restauración de ecosistemas asociados”.
CONCIENTIZACIÓN Y DIVERSIDAD
Lanzan una campaña que invita a romper con los estereotipos de género en los juguetes
Los Ministerio de Desarrollo Social y de Mujeres, Género y Diversidad y el Canal Pakapaka presentaron esta semana la segunda edición de “Jugar con Todo”, una campaña que invita a repensar los estereotipos de género asociados al uso de los juguetes y promueve el respeto por la diversidad en la crianza de las infancias.
La iniciativa busca “concientizar acerca de escuchar activamente a las infancias para que elijan la forma de divertirse de acuerdo a sus inquietudes, gustos e intereses; y fundamentalmente, en libertad”, afirmó la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) en un comunicado.
“Todas las niñas, niñes y niños tienen derecho a jugar por jugar. Al hacerlo, conocen el mundo y se apropian de la realidad, inventan y exploran con todos sus sentidos. Jugar es una maravillosa forma de divertirse, relacionarse, desarrollar la imaginación y el pensamiento creativo, y también de aprender actitudes y habilidades necesarias para la vida”, señaló la secretaría dependiente de la cartera de Desarrollo Social.
La campaña cuyo lema es “Jugar con todo” muestra escenas en las que niñas y niños disfrutan situaciones que rompen los estereotipos tradicionales que establecen roles y modalidades de juego según el género.
“A mí me encanta jugar a la guerrera”, dice Francesca (7 años) mientras imagina una gran batalla con su hermana Matilda (9 años), en tanto Milo (9 años) acomoda los muñecos vestidos para la ocasión y expresa con total naturalidad: “A mí me gusta tejer, yo tejía con mi abuela y siempre la veía para aprender”.
Sofi (11 años) pausa en el partido que disputa con Vicente (11) en la consola de videojuegos y aclara con una gran sonrisa: “No hay juegos de chicas y juegos de chicos, cualquiera puede jugar a lo que quiera”.
Con estas imágenes se busca cuestionar la restricción entre “juguetes para niñas” limitados a lo doméstico, los cuidados, lo delicado, la belleza y la dulzura; y “juguetes para niños” ligados a los autos, el deporte, la fuerza, la violencia, la tecnología y la ciencia.
Al igual que en 2020, junto a la Cámara Argentina de la Industria del Juguete se invitó a las jugueterías a sumarse a la campaña organizando la exhibición de los productos sin distinción por género, es decir, presentando los juguetes de una forma no binaria (varón/mujer) y priorizando su funcionalidad, la edad y los intereses de las infancias.
