Por Claudia Martínez
El ya conocido coeficiente intelectual (IQ, por sus siglas en inglés), que nos permite reconocer la memoria, pensamiento analítico, la visión espacial y la capacidad matemática, ha dominado por un largo período los procesos de reclutamiento y selección en el mundo del trabajo, elemento que en estos tiempos es, al menos, limitado e inexacto para los retos vigentes y futuros.
Al avanzar en el tiempo y comprender más acabadamente el impacto de la dimensión integral humana en el espacio laboral, hemos incorporado la inteligencia emocional (EQ) como un pool de herramientas que nos permiten reconocer las habilidades interpersonales, de autorregulación y comunicación como competencias muy necesarias para el desarrollo profesional y de los equipos.
Hoy, la tecnología, la transformación digital vertiginosa redefinen cómo trabajamos, y los exitosos serán aquellos que elijan hacer las cosas que los algoritmos (que son más rápidos y precisos que las personas) no, pues la automatización es una tendencia irrefrenable. Es por ello que las habilidades también han evolucionado y nos permitirán evitar la obsolescencia.
En este contexto se define un conjunto subjetivo de cualidades, como la capacidad de cambiar y florecer en un entorno BANI (frágil, ansioso, no lineal e incomprensible), la capacidad de absorber nueva información, de resolver lo que es relevante y desaprender y/o resignificar lo obsoleto, que permite superar los desafíos y hacer un esfuerzo consciente para cambiar lo que se denomina coeficiente de adaptabilidad (AQ). Este coeficiente implica flexibilidad, curiosidad, coraje, resistencia y la habilidad para resolver problemas, una “inteligencia” esencial para adaptarse al puesto y al entorno satisfactoriamente.
Un aspecto relevante a considerar es la sinergia entre los tres coeficientes pues son complementarios y potencian oportunidades.
La pregunta clave ahora sería ¿cómo perfeccionar nuestro AQ? Desarrollando nuevas habilidades como la creatividad ante nuevos problemas, la empatía para comunicarse mejor, con responsabilidad y usando la intuición humana.
Estas habilidades críticas, conductuales, que facilitan la disposición a ser flexible, ágil y adaptable al cambio, se volvieron un factor X, clave de éxito en la continuidad y desarrollo laboral.
Otro interrogante, aún abierto, es reconocer ¿cuál es un posible método de medición de AQ?
Si bien un instrumento único no responde aún a dicha cuestión, sí se reconoce que en los procesos de selección que incorporan simulaciones inmersivas on line se pueden reconocer elementos de dicho coeficiente, así como al validar experiencias previas en distintas funciones, diversas industrias y/o diferentes geografías habitadas.
En consistencia con estas posibilidades, se formula un método aplicable a las entrevistas de reclutamiento o análisis de candidatos, que consiste en incluir el interrogante “¿Y si?” como una forma de descubrir el imaginario de escenarios. Esto identifica personalidades curiosas o valientes que navegando por la incomodidad no se han instalado en el confort de no explorar-evolucionar.
Las formas de incrementar nuestro AQ pueden enumerarse sintéticamente así:
- Limitar las distracciones para concentrarse y hacer foco
- Hacer preguntas incómodas que implican mayor coraje y menor temor
- Tener curiosidad
- Estar abierto a nuevas posibilidades
- Ver una situación con los ojos de otra persona
- Reducir el ego desinstalándonos de la comodidad de lo conocido
¿Qué hacer desde el mundo de la educación?
El aprendizaje basado en experiencias o X-learning, desde la motivación y juegos como proceso cognitivo que considera el multitasking en clases flexibles e interactivas, da pie a una pedagogía de las multialfabetizaciones que promueve estas habilidades, siendo así una alfabetización emancipadora pues permite la (r)evolución al máximo de las capacidades humanas.
Finalmente, la metahabilidad de “aprender a aprender” nos permite cambiar, crecer, experimentar y, por ello, potenciar nuestro AQ.
* Directora de Red Insignia y coordinadora de los cursos de habilidades estratégicas de la Facultad de Ciencias Económicas (UNC). Inscripciones a masterclase del 27/10: https://www.eco.unc.edu.ar/mas-noticias/masterclass-sobre-coeficiente-de-adaptabilidad