Pasó de denunciar al ahora jefe de Gabinete Juan Manzur por impedir que una niña violada abortara en Tucumán a aplaudir su designación. Su rol está en la mira casi desde que asumió. Su silencio por la represión en Formosa y ante la impunidad en casos de violencia de género, según el signo político de los involucrados, figuran en el listado de pasos en falso de la abogada. También es cuestionada por integrantes del colectivo LGTB
El 8 de marzo pasado, mientras los feroces hechos de represión en Formosa motivaban titulares en diarios del país y del mundo y generaban pedidos de interpelaciones y denuncias de la oposición y de organismos de derechos humanos, la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, incurrió en una de sus tantas contradicciones.
Ya se acumulaban informes y advertencias sobre violaciones de garantías en suelo formoseño -incluidas las de embarazadas que, por las duras medidas dictadas en la jurisdicción en el marco de la cuarentena, huían de las autoridades por temor a ser separadas de sus hijos nacidos y por nacer-, pero la funcionaria no dudó en defender la presencia del gobernador Gildo Insfrán en la Casa Rosada, en el marco de los actos por el Día de la Mujer.
Allí, junto al presidente Alberto Fernández y el grueso de sus pares, Insfrán firmó el acta compromiso “Acuerdo Federal para una Argentina Unida contra la violencia de género”.
Chapa de feminista
Desentendida del gravísimo cuadro de situación que se vivía en Formosa, Gómez Alcorta, al igual que el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, otro funcionario nacional en la mira por su inacción, se limitó a declamar: desempolvó sus credenciales de feminista y militante de los derechos humanos, esquivó las consultas de la prensa y calificó como “histórico” el anuncio de aquel pacto, mera tinta en papel, mientras los formoseños y las formoseñas clamaban por su libertad y la vigencia del orden constitucional.
Cabe recordar que, horas antes del evento, mientras aún había gente detenida en Formosa y se desconocía el paradero de varios jóvenes, la Secretaría de Derechos Humanos emitió un comunicado que causó un escándalo. Antes de limitarse a afirmar que “el uso desproporcionado de la fuerza policial en la represión de la protesta” no se justifica, el área le atribuyó lo sucedido a “la permanente campaña de desprestigio llevada adelante por los medios hegemónicos de comunicación sobre el Gobierno provincial”, al “constante boicot a las medidas sanitarias excepcionales” y al “uso político” de la oposición.
Los pedidos para interpelar a Pietragalla Corti se acumularon (los primeros se promovieron de enero) y, promediando marzo, se sumaron otros, que reclamaron que Gómez Alcorta y otra funcionaria que también venía pasando desapercibida, Marisa Graham, defensora de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, explicaran en el Senado qué acciones tomaron ante los atropellos gubernamentales en Formosa que afectaron, respectivamente, a mujeres y a niños.
Gómez Alcorta viajó a Tucumán en ese contexto; nuevamente, para estampar su firma en acuerdos, por la atención telefónica y el intercambio de estadísticas de denuncias por violencia de género.
Se reunió con el por entonces gobernador Juan Manzur, actual jefe de Gabinete, a quien había denunciado en marzo de 2019, antes de asumir su cargo en la actual administración nacional, por obstaculizar el aborto a una niña abusada sexualmente por el novio de su abuela y respaldar que le practicaran una cesárea, un paso que la ministra promocionó tanto en sus redes personales como ante medios periodísticos, en su calidad de letrada.
Según Manzur, militante antiaborto legal, en el caso de “Lucía” se hizo “lo que correspondía” en función de los mecanismos normativos vigentes en la jurisdicción que comandaba. “Se llegó a la cesárea porque es una criatura de 11 años, no están preparados los órganos para un abordaje natural. Desde el pedido de la familia pasaron 36 horas y se practicó esta micro cesárea”, declaró el ahora superior de Gómez Alcorta poco antes de ser denunciado por ella.
La obstetra Cecilia Ousset, quien llevó adelante el procedimiento que le ordenaron, fue una de las personas que expuso en el Senado a favor del aborto legal, un año después.
Apenas aterrizó en Tucumán -que, junto a Jujuy, encabeza, según registros de 2020, el ranking nacional de femicidios- familiares y amigos de Paola Tacacho, la joven que fue asesinada tras denunciar reiteradamente a quien le quitó la vida ante la Justicia local, emitieron un duro comunicado.
En el documento se resaltó que Manzur había habilitado la jubilación del juez Francisco Pisa, a quien sindicaron como responsable del crimen de Paola, al aceptar su renuncia antes de que se discutiera su pedido de juicio político en la Legislatura provincial.
Pisa sobreseyó al femicida, quien se quitó la vida cuando logró su cometido, en una de las tantas causas que Paola promovió: más de 20.
“El acuerdo entre Justicia y poder político para que continúe la impunidad es obsceno”, consignaron también, valorando que la reunión entre la ministra y Manzur, a quien definieron como “gobernador antiderechos”, fue “una muestra más del cinismo gubernamental”.
“Nos llama la atención que usted, ministra, esté sentada con un aliado político que demuestra su misoginia con sus acciones”, manifestaron los deudos de la joven.
Gómez Alcorta no recibió a la familia de Paola, aunque su madre hizo un pedido de audiencia formal. “¿Qué diferencias hay entre Paola Tacacho, Guadalupe Curual y Úrsula Bahillo? ¿Por qué realizó usted una denuncia penal para que se investigue a los funcionarios judiciales y del Ministerio Público Fiscal de Neuquén por el caso de Guadalupe, pero no accionó de la misma manera en el caso de Paola?” plantearon los familiares y allegados de la víctima.
Sin resultado, le exigieron a la ministra que interviniera y se comprometiera públicamente para “empezar a depurar” a los funcionarios públicos y del Ministerio Público Fiscal de Tucumán que tuvieron en sus manos las denuncias de Paola.
“Será ahí cuando empecemos a creer en el discurso de una ‘Argentina para todos”, manifestaron.
Doble moral
Desde que se conoció que Manzur tendría un rol protagónico en el nuevo esquema ministerial, organizaciones feministas -incluso las alineadas con el Gobierno nacional, como Actrices Argentinas- manifestaron sus reparos.
Cabe recordar que junto con su predecesor, José Alperovich, investigado por presunto abuso sexual en perjuicio de una sobrina lejana, Manzur es responsable, entre otras cosas, de que el Presupuesto de la Provincia de Tucumán casi pase por alto la problemática de la violencia de género y de que la educación sexual integral brille por su ausencia en los centros educativos.
Con la designación del tucumano formalizada, Gómez Alcorta optó por acatar y hasta acudió a su juramento, una decisión que le valió una lluvia de críticas de diversos sectores.
La funcionaria se limitó a repetir el libreto de sus líderes políticos. Casi sola en un gabinete completamente dominado por los machos alfa del peronismo, sostuvo que “la política de género y diversidad es prioridad del presidente y de la vicepresidenta”; dijo que “imagina una buena convivencia con Manzur” y, fiel a su estilo, habló de pactos, convenios y acuerdos por venir.
Inconsistencias
Las inconsistencias de Gómez Alcorta no son nuevas.
En agosto, poco antes de las PASO y de la derrota que desencadenó la crisis interna del Frente de Todos, que derivó en la cristalización de una grilla ministerial en la cual sólo dos despachos son ocupados por mujeres, la precandidata a diputada por la ciudad de Buenos Aires por Juntos por el Cambio, María Eugenia Vidal, la fustigó por su afinidad con el presidente de Perú, Pedro Castillo, conocido por sus posturas homofóbicas y conservadoras.
“No soporto la doble moral del Gobierno”, disparó la ex gobernadora bonaerense en un programa de televisión en el cual se abordó el pedido de diputadas oficialistas para que Fernando Iglesias fuera sancionado por supuestos tweets misóginos.
La afirmación de Vidal ocurrió en plena polémica por las visitas de modelos, actrices y entrenadores caninos a Olivos, en la fase más crítica de la pandemia, y antes de que trascendiera la foto del festejo de cumpleaños de Fabiola Yáñez, que motivó la apertura de un causa criminal que tiene entre los imputados al presidente.
Vidal remarcó la incoherencia de la ministra, quien difundió una foto en la que se la ve exultante junto a Castillo, quien rechaza el aborto y el matrimonio homosexual, además de la eutanasia y el principio de reserva penal en materia de consumo de drogas.
En abril, en una entrevista durante la campaña, el primer mandatario peruano fue claro en sus posturas: “¿El matrimonio igualitario? Peor todavía (que la eutanasia). Primero la familia”, espetó.
El respaldo de Gómez Alcorta a Castillo se da en sintonía con sus enredos ideológicos, fruto o bien de su desconocimiento de la historia o bien de su indiferencia por la lógica o, lisa y llanamente, por su nulo compromiso con la ecuanimidad en la función.
En su cuenta oficial de Twitter, la ministra de Diversidad suele homenajear a los impulsores de la Revolución Cubana, que encerró a homosexuales en campos de trabajo. Sus posteos le valieron reproches y críticas de integrantes del colectivo LGTB, pero no acusó recibo.
Sigue dedicándole sendos homenajes al “Che” Guevara, quien cargó contra los homosexuales al considerarlos contrarios a su ideal de “hombre nuevo”, aquel que debía alzarse sobre el resto tras la revolución.
El guerrillero argentino también los tildó de “pervertidos sexuales” y de “gente enferma” y -con la ayuda del también homófobo declarado Fidel Castro- los persiguió y concentró en centros de detención en los que se leía, en el ingreso: “El trabajo los hará hombres”.
Según la lectura caprichosa de Gómez Alcorta, Guevara y Castro, también cultores del heterosexismo, lucharon “por un mundo más justo e igualitario”.
Más que una excelente nota periodística _que la es- se trata de una luminosa radiografía de la personalidad de la ministra Gómez Alcorta y, por extensión, de la conducta moral del actual Gobierno.
Se desnuda a lo largo de la nota la impidicia de funcionarios que, carentes de valores y principios, disponen de un doble discurso que revela la personalidad indigna de quienes actúan de es manera. La columna adquiere de esa manera el crácter de filosa denuncia contra un régimen político que ha entrado en franca descomposicion.
Excelente nota, una vez mas se deja en claro lo nefasto de este gobierno, “al amigo todo, al enemigo ni justicia”…
Excelente nota!! Siempre dejando en Offside al progresismo borrego.
Excelente nota, en la cual se puedo dilucidar la adaptabilidad de una persona en post de mantener un cargo, llegando a traicionar muchos de sus principios.