Tradición, creencias y soberanía se conjugan en un proceso de ribetes únicos
La India milenaria nos depara no pocas sorpresas y particularismos. La aplicación del derecho y la actuación judicial no son ajenos a eso.
En el sur del país, en la capital del estado de Kerala, con un nombre para nosotros difícil de pronunciar (Thiruvananthapuram). Es una palabra en idioma malayalam, uno de los 22 idiomas oficiales de India, hablado por más de 35 millones de personas. Su traducción es “La ciudad del Señor Ananta”, en referencia a la deidad que guarda relación con el templo principal del lugar, cuyo nombre no es menos dificultoso para decir: Padmanabhaswamy.
Se trata de uno de los lugares más seguros del mundo. Custodiado por el ejército y la policía con ayuda de cámaras, alarmas y otros dispositivos electrónicos, sólo los hindúes pueden entrar a algunas zonas y los turistas deben respetar el perímetro de seguridad. Las fotos están prohibidas.
Su antigüedad lo hace fuente de múltiples controversias e incógnitas que parten de su propio origen. Los estudiosos entienden que fue establecido el primer día de Kali Yuga, hace más de 5.000 años, aunque las primeras referencias provienen de escritos de los poetas del período Sangam, entre el 500 a.C. y el 300 d.C. Para complicar más el tema, en el lugar existe una placa que expresa haber sido erigido alrededor del 3.102 a.C.
Escritos en prosa y verso de la literatura Sangam Tamil, así como obras posteriores, del siglo IX, se refieren al templo y a la ciudad como si tuvieran paredes de oro puro. En algunos pasajes, tanto el templo como la ciudad entera son a menudo elogiados incluso como hechos de oro.
En cuanto a la concepción arquitectónica, no deja de ser algo peculiar: se trata de una fusión del estilo regional con el Darvidian, construido con 12 mil shalágrama shilá, piedras sagradas de India extraídas del río Gandakí, en Nepal. Eso lo convierte en un edificio diferente de los del resto del país, algo que los entendidos piensan que no es un mero producto del azar.
El templo se halla precedido por una enorme “gopura”, la torre ornamental típica de los templos hindúes del sur de India, luego de la cual se llega al sancta santorum, con una espectacular escultura de Vishnu sobre seis serpientes. Tal deidad se halla en la postura “Anantha Shayanam”, que representa el sueño cósmico consciente. Luego, existen otros dos templos y seis cámaras acorazadas, denominadas con letras de la A a la F.
Existe una larga batalla legal por el contenido de tales cámaras, desde la independencia de India cuando se nacionalizaron todos los bienes de los maharajás. Se puja por tales objetos, entre los descendientes de los rajás que los acumularon y los servidores y el sindicato de trabajadores del templo, que entienden suyas.
En el año 2014, el Tribunal Supremo de India dispuso la apertura e inventario de las bóvedas secretas, a lo que hasta entonces se había negado de modo férreo la familia real de Travancore, que compró el templo a principios del s. XVIII a la casta keralense de los Nair.
Se hallaron entonces figuras de oro macizo, joyas, piedras preciosas, monedas y reliquias históricas de un valor que se ha estimado en unos 22.000 millones de dólares en las diversas cámaras, pero les fue imposible ingresar a la B. Ésta tiene una enorme puerta de acero, custodiada por dos cobras, sin ningún tipo de mecanismo o cerradura para poder abrirla.
Los siguientes intentos por abrir la puerta fueron evitados por las presiones de los sectores más tradicionalistas del hinduismo, que aseguran que, de abrirse sin seguir las indicaciones precisas, el mal se desatará por el mundo.
Conforme dicho sector, sólo una persona con un alto nivel de “Sadhus”, un asceta hindú que sigue el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la iluminación y la felicidad, que esté familiarizado con el conocimiento de cantar un “Garuda Mantra”, una serie de mantras ancestrales, podría abrir la puerta de forma segura, entendiendo que se encuentra sellada por ondas de sonido creadas desde un lugar secreto y de ubicación perdida en el tiempo. Pero se asegura que hoy en día no existe nadie en India que cumpla con tales exigentes parámetros.
Existe un libro de título Travancore; Una guía para el visitante, escrito por Emily Gilchriest Hatch en 1933, en el que se narran intentos de personas de abrir la misteriosa bóveda, con malos resultados: debieron huir por estar el recinto infectado de cobras. Otras personas, desde una óptica más material, piensan que el recelo de la familia real respecto de su apertura es que, en parte o en todo, su valioso contenido habría sido retirado ya por un túnel secreto.
Se cree que más allá de la cámara B se encuentra otra cámara interna oculta. Conforme relatos históricos, esa cámara, construida a partir de gruesos muros de oro macizo, es donde realmente existe el misterio. Se habla al respecto de que contiene el tesoro más grande en la historia del mundo.
En 2016, por segunda vez, un grupo de expertos solicitó a la corte suprema india un nuevo permiso para entrar, pero de momento se hizo lugar a los planteos de los devotos y representantes de la familia leal para denegarlo. Prolongando de tal forma en el tiempo y el fin la fecha de culminación del misterio del tesoro de Padmanabhaswamy.