Según un reciente estudio de la Universidad Siglo 21 (US21), menos de la mitad de las personas lee las etiquetas en los envases de los productos y sólo una de cada cuatro entiende toda la información.
Para arribar a esta conclusión, la institución educativa, por medio de su observatorio de tendencias sociales y empresariales, analizó casos de las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Comodoro Rivadavia, Corrientes, Mendoza, Rosario y San Miguel de Tucumán.
Uno de los aspectos más reveladores está relacionado con la conducta que adoptan las personas a la hora de comprar alimentos o bebidas en envase, a partir de lo cual menos de la mitad de los argentinos lee la información nutricional de las etiquetas, conducta que es menos frecuente en los hombres (35,6%) en comparación con las mujeres (44,1%) y, al mismo tiempo, más frecuente en la ciudad de Corrientes (50,7%), Comodoro Rivadavia (47,8%) y Rosario (46,9%), en comparación con el resto de las ciudades donde se realizó el estudio.
Para atender a esta problemática, en Argentina, durante octubre de 2020, se trató en el Senado la Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos, que obtuvo media sanción por amplia mayoría y ahora espera ser validada en la Cámara de Diputados. Su objetivo principal es la colocación de una serie de sellos en los envases para alertar cuando se trata de un alimento con altos contenidos de sodio, azúcar, grasas saturadas y con muchas calorías.
En el ámbito regional, en los últimos cinco años, Chile, Perú, México y Uruguay han implementado etiquetas de advertencia en el frente de los envases. Al igual que lo propuesto en Argentina, las advertencias frontales en esos países también utilizan una forma octogonal en colores negro y blanco con la advertencia “Alto en” o “Exceso de”, seguido de “grasas”, “sodio”, “azúcares”, “edulcorantes” y “grasas saturadas”.
“Poder contar con información clara y legible de los ingredientes que componen los productos que consumimos a diario nos permitirá tomar decisiones conscientes de compra. Es por ello que, en los últimos años, en diversas partes del mundo y la región se comenzó a regular el etiquetado, algo que ha tenido buenos resultados en la población. Es clave, además, impulsar políticas de concientización y educación alimentaria para asegurar una correcta elección de los alimentos que se consumen”, explicó Natalia Cervilla, directora de la Licenciatura de Nutrición de la US21.