En 2005, el por entonces presidente del Banco de Inglaterra, Mervyn King, hizo pública la denominada “Teoría Maradona”, inspirada en la jugada del gol que Diego le hizo a su selección en la Copa Mundial de 1986, en la que eludió a cinco contrarios antes de convertir, tomando como eje que la magra respuesta en la marca de los jugadores británicos fue a partir de expectativas no cumplidas.
En aquella oportunidad, King desarrolló una teoría sobre cómo un banco puede mantener bajo control determinados movimientos de la economía sin intervenir, y la explayó ante el asombro de los asistentes en el marco de una charla brindada en una universidad londinense.
“Él, aquella vez, corrió en línea recta. Encaró a cinco de nuestros jugadores, que esperaban que se moviera para un costado, pero siguió en línea recta y nos hizo el gol”, resumió el economista al describir los movimientos realizados por Maradona en la jugada del segundo gol a los ingleses, considerado el mejor en la historia de los mundiales.
El investigador universitario, que estuvo entre 2003 y 2013 al frente del Banco de Inglaterra, destacó que ante el avance de Maradona en el campo de juego, los jugadores ingleses actuaron según sus expectativas.
“Como esperaban que se moviera hacia la izquierda o hacia la derecha, él pudo seguir avanzando en línea recta”, insistió King sobre la jugada que puso el 2-0 a favor de Argentina, tras el famoso gol con “la mano de Dios” del 1-0, y que el posterior descuento inglés no impediría que terminara en triunfo albiceleste.
El ex banquero afirmó que “la política monetaria funciona de una manera similar”, y remarcó que “los mercados financieros reaccionan de acuerdo con lo que esperan que haga el Banco Central”.
Así fundamentó su visión de que los cambios que las expectativas sobre la evolución de las tasas de interés introducen en el mercado financiero son suficientes para mantener la demanda, sin necesidad de aplicar modificaciones en su nivel.
El por entonces titular del Banco Central de Inglaterra sostuvo que “la influencia real de la política monetaria deriva menos del efecto de una decisión individual mensual sobre las tasas de interés, que de la capacidad del marco de políticas de condicionar las expectativas de inflación”.
De esta manera, consideró que la sociedad se guía por una serie de “normas simples” para llegar a una definida meta de inflación.
En teoría, la autoridad monetaria dispone de una baja de la tasa de interés cuando pretende estimular el crecimiento, porque empresarios y familias pueden financiar sus compras de bienes de capital y de consumo a un costo más barato.
Al contrario, el objetivo de una suba de las tasas sería enfriar la economía para controlar un alza de precios, ya que al encarecerse el crédito, disminuye la demanda de bienes de consumo e inversión, y en consecuencia deberían ceder también las presiones inflacionarias.
En Argentina, a comienzos de mayo del año pasado, el entonces presidente del Banco Central, Guido Sandleris, pretendió aplicar la “Teoría Maradona” para contener un dólar que desde fines de febrero de 2019 había aumentado 16,25% desde los $40 que cotizaba hasta los $46,5 que pasó a valer en poco más de dos meses.
El objetivo del Central era también de esa manera morigerar una inflación que entre enero y abril había acumulado una suba de 15,6% y amenazaba con desbocarse en el año de las elecciones presidenciales, cuando Mauricio Macri buscaba su reelección.
Sin embargo, el resultado esperado nunca llegó, y a pesar de emplear el amague a intervenir -como la juagada de Maradona a los ingleses- en el mercado para que los agentes operasen de acuerdo a las expectativas de esa intervención, el dólar siguió su derrotero alcista hasta los $65 el 31 de octubre del año pasado, es decir, un aumento adicional de 40% al incremento del que venía.
Por su parte, la inflación acumulada hasta octubre registró un récord de 42,2%, y concluyó el año en 53,8%, el índice más alto desde 1991.