El síndrome de burnout afectó más a mujeres de entre 41 y 51 años. También se incrementó la tendencia a la depresión y la ansiedad. Entre las problemáticas se destacan las relacionadas con el eje familia-trabajo
Una nueva investigación evaluó cómo está afectando la pandemia a los trabajadores. En comparación con el año pasado, se registró un aumento de cinco por ciento de agotamiento por burnout, es decir por estrés laboral crónico. También se incrementó la tendencia a la depresión y la ansiedad. Entre las problemáticas se destacan las relacionadas con el eje familia-trabajo, la pertenencia, el interés y la desconexión.
Ayer se divulgó el “Índice de Bienestar emocional y estrés en los trabajadores argentinos” en el marco de la pandemia de Covid-19. La Universidad Siglo 21, mediante su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales, identificó que las personas más afectadas son mujeres en el rango etario comprendido entre 41 y 51 años, luego los comprendidos entre 31 y 40 años. Geográficamente, los trabajadores de la ciudad de Buenos Aires son quienes registran mayores niveles de estrés crónico. En contraparte, los menos perjudicados fueron quienes pudieron continuar con su actividad laboral en un horario flexible.
A su vez, se registró que la emergencia sanitaria impactó en siete de cada 10 (73%) trabajadores en el país, ya sea por la reducción de horas, la imposibilidad de ejercer la actividad laboral o el cambio de sus rutinas mediante la adopción del teletrabajo, en el mejor de los casos. Tanto es así que 37% de la base analizada no está trabajando como consecuencia del confinamiento. Por otra parte, 47% de los trabajadores no vieron disminuidos sus ingresos, en tanto que 29% tuvo una reducción de entre el 20% y 60% y, para 21%, la disminución promedio fue del 80%. Con relación a esto, 44% señala que su sueldo no le alcanza para satisfacer sus necesidades de vida.
Un combo negativo
En cuanto a los niveles de agotamiento, casi la mitad (48%) indicó que “siempre o casi siempre” le resulta difícil relajarse luego de una jornada laboral. A 36% cada vez le cuesta más comenzar a trabajar y 38% se encuentra tan cansado que no puede dedicarse a otras cosas después de finalizar su jornada. Además del agotamiento, el estrés crónico genera el mencionado “cinismo” frente a las tareas laborales, un estado psicológico caracterizado por una falta de interés e identificación con su actividad. De esta manera, 26% se siente menos involucrado, 27% duda que contribuya en algo interesante y 21% siente que ha perdido interés.
Por otra parte, el principal factor psicosocial que genera estrés crónico es el conflicto familia-trabajo, es decir, la fricción que se genera entre el trabajo y la vida familiar. Cabe destacar que es mayor el estrés causado por la dificultad para cumplir con las demandas familiares como consecuencia de las demandas laborales.
Ansiedad y depresión
En algunas personas el confinamiento aumentó la ansiedad, pero en otras disminuyó. “En este caso, probablemente colaboró la sensación de estar en un entorno tranquilo y controlado. Pero, una vez reiniciada la totalidad de las actividades, esto puede resultar problemático”, destacó el doctor Leonardo Medrano, secretario de Investigación y Transferencia Científica de la universidad.
Gerentes, más “quemados”
La flexibilidad horaria en el teletrabajo constituye un factor protector. En cuanto a puestos o jerarquías, los más afectados son los llamados mandos medios o gerenciales. Esto se relaciona con investigaciones previas, donde se detectan mayores niveles de estrés en dichos roles debido a la alta responsabilidad y baja autonomía que suelen poseer.
Impacto económico
En el ámbito económico, los mayores niveles de burnout corresponden al sector con menor nivel de ingresos y menor nivel educativo: 40% de los trabajadores con primario incompleto obtuvo puntajes altos para el cinismo y 20% para agotamiento. En cambio, estas cifras fueron sólo de 2% y 5%, respectivamente, para individuos con posgrados.
Factores protectores
Se destacan dos factores protectores del burnout: la desconexión (capacidad para poder distanciarse psicológicamente una vez finalizada la actividad laboral) y la dedicación (nivel de orgullo e identificación con el trabajo). “Aquellos individuos que se sienten más orgullosos y entusiasmados con la actividad laboral que están realizando, y que poseen mayores posibilidades de desconectarse una vez concluida su jornada, son quienes presentan menores niveles de burnout. Por el contrario, esto aumenta en aquellos que no cuentan con estos factores protectores”, concluye el estudio.