Por Sergio Castelli * y María Constanza Leiva **
En el contexto de cuarentena en el que se encuentra casi todo el mundo, azotado por una pandemia que ha enfermado a más de dos millones de personas con una importante tasa de mortalidad, China, Estados Unidos y la Unión Europea compiten contrarreloj por obtener la cura y lograr una vacuna.
La competencia no se reduce simplemente a una cuestión sanitaria mundial sino también a la valiosa patente y los ingresos económicos que ella puede significar.
A la Oficina Europea de Patentes ya han llegado las primeras solicitudes de éstas, de medicamentos contra el coronavirus, aunque tanto sus depositantes como el contenido de esos pedidos no se encuentra al alcance del público.
El Ministerio de Defensa de China anunció haber desarrollado una vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y autorizó las pruebas en humanos, aunque no precisó cómo ni cuando ellas se llevarán a cabo.
Lo cierto es que hay varias instituciones chinas que están desarrollando prototipos de vacunas contra el virus y poniendo en marcha diversos ensayos clínicos para comprobar su utilidad.
Ahora bien, los anuncios chinos no son los únicos, ya que en Estados Unidos se dijo que también hay investigadores preparados para comenzar con pruebas en humanos de vacunas contra el coronavirus. Ya contarían con voluntarios, todos adultos sanos de entre 18 y 55 años de edad, para comenzar con el experimento, que duraría alrededor de seis semanas.
La vacuna estadounidense habría sido denominada RNA-1273 y desarrollada por científicos del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas y de la compañía de biotecnología Moderna, según se informaron los Institutos Nacionales de la Salud (National Institutes of Health), que destacaron que el proyecto de inoculación frente al coronavirus ha tenido resultados prometedores en modelos animales.
Por su parte, la Unión Europea (UE) manifestó -mediante la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von der Leyen- que en el otoño (boreal) podría ser posible tener una vacuna para el coronavirus.
La CE otorgó una importante suma de dinero al laboratorio alemán CureVac, después de que se hizo público que Estados Unidos estaba intentando hacerse del derecho exclusivo de una potencial vacuna contra la mencionada pandemia, de esa empresa. El objetivo de la ayuda económica es profundizar el desarrollo y la producción de una vacuna que beneficie “a todos, en Europa y más allá” -en palabras de Von der Leyen-.
Responsables del laboratorio confían en su capacidad para desarrollar el antídoto en el plazo de unos meses y esperan comenzar con los ensayos clínicos a principios del verano boreal.
Para promover la investigación, los líderes de la UE urgieron además a compartir información para poder desarrollar una vacuna que esté disponible para “todos los que la necesiten”, invitando a los Estados miembros a apoyar las empresas europeas que se encuentren en ese camino.
Mas allá de la lucha por ganar el desafío sanitario, es lógico que en el trasfondo también se encuentre la lucha por el reconocimiento mundial de autoría de semejante descubrimiento médico y los beneficios económicos que ello significará. Una vez más, la importancia de la protección de la propiedad intelectual se pone de resalto.
* Agente de la propiedad industrial ** Abogada