domingo 3, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

El coronavirus no llegó del espacio exterior

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Por Florencia G. Rusconi (*)

Un reconocido astrofísico británico asegura que el coronavirus de Wuhan es de origen extraterrestre y que pudo haber llegado en un meteorito que golpeó China en octubre del año pasado.

Una interesante controversia
Con la pandemia de coronavirus que continúa propagándose por todo el mundo, las personas se asustan y buscan respuestas y explicaciones. Una teoría descabellada que se ha abierto camino en la web es que el virus vino del espacio.

Recientemente, Chandra Wickramasinghe, astrofísico británico del Centro de Astrobiología de Buckingham y conocido por su trabajo en astronomía y astrobiología, difundió la idea de que el virus estaba viviendo en un cometa y que una pieza de esa roca espacial podría haber caído a la Tierra durante un breve evento de bola de fuego sobre China en octubre de 2019.
Implicaba que los cometas que portan virus también pueden haber causado brotes en el pasado.

El profesor Wickramasinghe cree que la panspermia(1) es el verdadero problema viral y bacteriano en la Tierra. Si bien pueden llegar organismos completos, otra posibilidad es mediante cadenas de ADN, los componentes básicos de la vida, sobrealimentan los errores que ya están aquí. Las partículas se desplazan al planeta de manera similar antes de ser absorbidas por gérmenes a menudo inofensivos que las convierten en máquinas de matar. “Creemos que esto podría haber sucedido con el nuevo coronavirus”, explicó el profesor Wickramasinghe.

En el pasado, Wickramasinghe afirmó que otra enfermedad, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS, por sus siglas en inglés) también vino del espacio. Incluso coescribió un libro con Fred Hoyle en la década de 1970 llamado “Enfermedades del espacio” y durante décadas intentó demostrar que enfermedades como el SARS o la gripe llegaron del espacio.

Sin embargo, los científicos han reprendido las sugerencias de Wickramasinghe de que cualquier enfermedad de este tipo podría tener orígenes extraterrestres, y sus ideas se consideran en gran medida pseudociencia o “mala ciencia”.

El astrobiólogo Graham Lau, quien presenta la serie “Ask an Astrobiologist” de la NASA, dijo que no tendría precedentes descubrir que un virus podría sobrevivir a la radiación a la que estaría expuesto en un viaje tan largo por el espacio (no importa el viaje de regreso a la Tierra) y aún así podría infectar a los humanos después de aterrizar, según dijo a Space.com. Sin embargo, Lau concluye que aunque sería un hallazgo increíblemente innovador si esto fuera cierto, Wickramasinghe no tiene evidencia para respaldar sus afirmaciones.

“Es uno de esos casos en los cuale los planteos extraordinarios requieren evidencia extraordinaria”, dijo Lau, y agregó: “Aunque es una idea interesante, no tenemos ninguna razón para aceptar esa idea en este momento”.

Las caídas de meteoritos representan el campo de lo espontáneo. Los científicos intentan organizar el servicio de observación de los asteroides pero el problema está en que éstos, con el tiempo, cambian de órbitas. Otro problema radica en que es prácticamente imposible cambiar la trayectoria de la caída de un meteorito para evitar su choque con la Tierra.

El siglo pasado se encontró en la Antártida el meteorito ALH 84001 (Allan Hills 84001)​ de origen marciano que creó una gran controversia debido al descubrimiento de indicios que sugieren la posible existencia de vida unicelular en el planeta Marte. El ALH 84001 fue descubierto el 27 de diciembre de 1984 por una expedición del Instituto Smithsoniano estadounidense en el continente blanco Su nombre proviene de Allan Hills, el área antártica donde fue encontrado, y de la fecha. Es uno de los 57 meteoritos provenientes de Marte hallados y llegó a la Tierra hace unos 13.000 años.

Basándose en el estudio de unas formaciones semejantes a las bacterianas en su interior, el 7 de agosto de 1996 la NASA anunció​ que una posible primitiva forma de vida microscópica podría haber existido en Marte hace más de 3.000 millones de años, pero el 16 de enero de 1998 la revista Science Magazine publicó un artículo en el que se rebatía esta posibilidad con evidencias aportadas por la Institución Oceanográfica Scripps de la Universidad de California: había pruebas claras de contaminación del hielo antártico circundante en el meteorito. Aún continúa abierto el debate.

¿Qué podemos aprender del coronavirus acerca de traer muestras de la Luna y de Marte a la Tierra?
La NASA se ha propuesto llevar humanos al vecino planeta rojo en la próxima década, y también traer material geológico marciano a nuestro planeta, con el potencial peligro que ello puede significar.
Más de 100 países y las organizaciones sanitarias del mundo están dando los primeros pasos para entender qué es y cómo se comporta un nuevo virus que emergió en el mercado de Wuhan, en China, a fines del año pasado, donde se venden animales vivos y muertos.

Se trata del SARS-CoV-2 o Covid-19, la séptima cepa de coronavirus conocida por el hombre que puso en alerta a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que la calificó como Emergencia Internacional.

Pero yendo a otro plano estelar y saliendo del conmocionado viralmente planeta Tierra, pensemos en nuestro vecino cósmico Marte.
Y es que, al igual de lo que sucedió con el arribo de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins en el Apolo 11 luego de visitar la Luna y traer rocas y polvo de ella, nos preguntamos si el material que estaremos ingresando a la Tierra en una misión espacial tripulada o no al planeta rojo no traerá también un potencial organismo o virus peligroso a nuestra frágil biosfera, situaciones varias veces recreadas en películas de ciencia ficción.

A finales de los años 60, el novelista Michael Crichton publicó el best-seller “La Amenaza de Andrómeda”, un libro que luego fue llevado al cine por el director cuatro veces ganador del Oscar, Robert Wise. En la trama, un contagio extraterrestre altamente virulento infecta y mata a toda una ciudad.

Jim Bridenstine, Jefe Administrador de la Nasa aseveró en 2019: “El presupuesto de la NASA para el año fiscal 2020 es uno de los más fuertes que se haya registrado en nuestra historia. Con 21.000 millones de dólares, este presupuesto representa un aumento de casi el 6 por ciento con respecto a la solicitud del año pasado y llega en un momento de recursos limitados en todo el gobierno federal. También es un gran voto de confianza para todo el arduo trabajo y dedicación de la agencia espacial”.

Y respecto a las muestras que la NASA traerá de Marte, afirmó: “Iremos a la Luna en la próxima década con nuevas tecnologías y sistemas innovadores para explorar más lugares en la superficie lunar que nunca. Esta vez, cuando vayamos a la Luna, nos quedaremos. Usaremos lo que aprendamos a medida que avanzamos hacia la Luna para dar el siguiente gran salto: enviar astronautas a Marte. Con este presupuesto, el trabajo crítico de la NASA que estudia nuestro planeta natal y el Sol beneficiará a la humanidad durante generaciones. Continuaremos planificando y desarrollando la primera misión de ida y vuelta al planeta rojo con el retorno de muestras“.

Marte es el gran objetivo de varias potencias espaciales para este año, en el cual se planeaban lanzar cuatro misiones (NASA).
Pero no hay que irse al 2030 o años posteriores para que un objeto espacial llegue en forma forzada a la Tierra (los meteoritos lo hacen en forma natural). La misión japonesa Hayabusa 2, recogió muestras de roca y suelo del asteroide Ryugu y regresará a la Tierra con este material a finales de este año.

El Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967
Legalmente, las naciones no deben ingresar del espacio muestras peligrosas. Así lo especifica expresamente el art.9 del Tratado sobre el espacio ultraterrestre cuyo nombre completo es #Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes”. El acuerdo es la Carta Magna del Derecho Internacional del Espacio.

Dicha norma legal requiere que las agencias espaciales se esfuercen por no traer de vuelta nada que pueda dañar la vida en la Tierra.

Artículo IX: “En la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, los estados partes en el tratado deberán guiarse por el principio de la cooperación y la asistencia mutua, y en todas sus actividades en el espacio ultraterrestre, incluso en la Luna y otros cuerpos celestes, deberán tener debidamente en cuenta los intereses correspondientes de los demás estados partes en el tratado. Los estados partes en el tratado harán los estudios e investigaciones del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, y procederán a su exploración de tal forma que no se produzca una contaminación nociva ni cambios desfavorables en el medio ambiente de la Tierra como consecuencia de la introducción en él de materias extraterrestres, y cuando sea necesario adoptarán las medidas pertinentes a tal efecto. Si un Estado parte en el tratado tiene motivos para creer que una actividad o un experimento en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, proyectado por él o por sus nacionales, crearía un obstáculo capaz de perjudicar las actividades de otros estados partes en el tratado en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos, incluso en la Luna y otros cuerpos celestes, deberá celebrar las consultas internacionales oportunas antes de iniciar esa actividad o ese experimento. Si un Estado parte en el tratado tiene motivos para creer que una actividad o un experimento en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, proyectado por otro Estado parte en el tratado, crearía un obstáculo capaz de perjudicar las actividades de exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos, incluso en la Luna y otros cuerpos celestes, podrá pedir que se celebren consultas sobre dicha actividad o experimento”.

Pero volviendo al planeta rojo, ¿qué pasa si tales muestras resultan ser peligrosas y contagiosas? ¿Hay algunas lecciones aprendidas del Covid-19 y de otras enfermedades infecciosas importantes que se apliquen a las muestras de Marte?
Carl Sagan, creador de las serie Cosmos, advirtió que se debe tener precaución al traer objetos de otros mundos al nuestro (NASA)

Expectación, inquietud e ignorancia
¿Qué podría pasar si tal infección ocurre? “Creo que podría ser instructivo considerar el clima de preocupación que acompaña a la situación actual con el coronavirus”, explicó John Rummel, científico principal del Instituto SETI en California y oficial de protección planetaria de la NASA de 1986 a 1993 y de 1997 a 2006.

Por ejemplo, las pruebas de diagnóstico disponibles para el coronavirus en este momento no son perfectamente precisas, y pueden pasar más de 14 días después de la infección para que se desarrollen los síntomas. Y aunque una infección terrestre podría estar limitada por el cambio de estaciones, eso no necesariamente sería cierto para un vector de enfermedad extraña.

(1) La teoría de la panspermia propone que la vida en la Tierra puede haberse originado a partir de microorganismos llegados al planeta en meteoritos. Algunos científicos estiman que algunos virus y bacterias también llegan desde el espacio exterior.

(**) Abogada- Docente jubilada de Cátedra de Derecho Internacional Público Fac. Derecho UNC.

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