La víctima llegó desde Bolivia con una promesa de trabajo. Nunca recibió remuneración alguna y fue sometida a trabajar 14 horas diarias
El Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca condenó a ocho años de prisión a una mujer acusada de trata de personas laboral agravado. Además, los jueces ordenaron indemnizar a la víctima por la suma de 18 mil pesos. La reparación económica, inédita en los tribunales de esa jurisdicción, fue del mismo monto que los explotadores le había prometido engañosamente a la víctima.
El juicio comenzó el 30 de septiembre y en la audiencia declararon diez testigos. A lo largo del debate se pudo demostrar que, entre septiembre y octubre de 2014, una mujer facilitó el traslado, recibió y acogió en su vivienda a una joven, oriunda de Bolivia. Según se acreditó, la acusada explotó laboralmente a la víctima a través de mecanismos de intimidación y coerción, aprovechándose de su situación de vulnerabilidad.
La joven vivía con sus padres y ocho hermanos en la localidad de Achachachi. Un día, su madre conoció a una mujer que le propuso que enviara a su hija a trabajar al local de ropa que tenía un familiar en Buenos Aires donde le pagarían, en principio, 200 dólares, y que con el tiempo, esa suma se iba a elevar a 300 dólares.
La mujer se hizo cargo del traslado de la víctima en colectivo y contó con la colaboración de su cuñada que se plegó en un momento del trayecto. Arribaron a Buenos Aires, pasaron ahí la noche y siguieron viaje rumbo a Carmen de Patagones. Una vez allí, la víctima se encontró en una casa en donde fue sometida a limpiar y a estar al cuidado de los dos hijos de la imputada, a cocinar, a llevar a los niños a la escuela y a atender la tienda cercana.
A lo largo de la instrucción, la víctima sostuvo que jamás recibió un centavo a modo de pago por su trabajo y detalló que tenía prohibida la salida de su casa si no contaba con una autorización expresa de la mujer. Solo tenía permitido salir por las zonas aledañas para hacer algunas compras y llevar a los chicos a la escuela. En un primer momento la víctima no pudo trabajar en la tienda por la documentación, pero después le “facilitaron” esta situación y se vio obligada a hacerlo.
Allí se desempeñó junto a otra empleada -ninguna de las dos se encontraba registrada- y de esta forma la joven tomó conocimiento de cómo había sido engañada la víctima. Debían trabajar de 7:30 a 21.
La situación fue denunciada por su compañera ante el Ministerio de Trabajo y desde allí informaron a la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), a cargo de Marcelo Colombo y Alejandra Mángano. Como consecuencia, la víctima fue rescatada.