El conocimiento de los mercados y la necesidad de especialización las coloca en la mejor posición para aprovechar la oportunidad. Pueden insertarse en toda la cadena de valor de ese tipo de tecnologías
El sector de las energías limpias en América Latina supone un mercado potencial de 349 mil millones de dólares hasta 2025 para las pymes, según un informe elaborado por el Banco Mundial (BM). Cuentan con varios puntos a favor a la hora de hacer negocios en este sector: el conocimiento de los mercados locales y la necesidad de especialización.
El estudio asegura que las pymes pueden insertarse en toda la cadena de valor de las tecnologías limpias, aunque predominan especialmente en las actividades de fabricación de pequeños equipos, instalación, obras civiles, comercio al por menor y mantenimiento. Las mejores oportunidades se encuentran en el subsector del tratamiento de las aguas residuales -que constituye casi la mitad del mercado total- y en la bioenergía.
El informe del BM también hace hincapié en la capacidad de las energías limpias para fomentar el crecimiento del empleo y estimular la innovación, lo que hace que este sector sea especialmente pertinente para los países en desarrollo. En comparación con otros sectores se caracteriza por requerir más preparación, pero ofrece como contrapartida mejores salarios y más seguridad.
Sin embargo, los pequeños y medianos empresarios también enfrentan algunos desafíos: el acceso a la financiación a la hora de afrontar proyectos de mayor envergadura y el riesgo de depender de las políticas gubernamentales de turno, ya que el mercado energético se suele encontrar sometido a una fuerte regulación. Así ocurre con las energías en general y con los grandes proyectos de obras públicas de aguas y residuos; y las nuevas alternativas de transporte limpio.
Potencial energético de la región
Actualmente sólo siete por ciento de electricidad generada en la región viene de energía renovable. No obstante, la dotación de recursos de América Latina y el Caribe es suficiente para cubrir más de 22 veces la demanda eléctrica proyectada para el 2050, de acuerdo al estudio “Repensando nuestro futuro energético”, impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Si bien estas inversiones en energías renovables hasta ahora han sido modestas, el estudio apunta que se están acelerando en la región. La energía eólica ha sido el recurso renovable de más rápido crecimiento: México es el quinto productor mundial de energía geotérmica; y Colombia, Panamá y Ecuador están explorando activamente ese recurso. En Brasil, México, Guatemala, Argentina y Chile se están llevando adelante proyectos de biomasa, solar y eólico.
De hecho, seis países de América Latina se ubicaron en los 12 primeros puestos de 55 naciones emergentes más atractivas para invertir en energías limpias, según el Climascopio del Fondo Multilateral de Inversiones del BID y Bloomberg New Energy Finance. La actividad de la energía limpia en 2014 se dio principalmente en los países en vía de desarrollo, liderados por China, Brasil, Chile, Sudáfrica, India, Kenia, México, Uruguay, Uganda y Nepal.
En Argentina, particularmente, se puso en marcha el proyecto Generar Energía Distribuida, que implica el uso de fuentes renovables, como el sol, el viento, el agua en cauces de río, la biomasa, y otros, para generar energía eléctrica destinada al autoconsumo, y a su vez inyectar el excedente de energía a la red de distribución.
Los equipos de generación distribuida, como paneles solares, pequeños aerogeneradores u otras tecnologías, pueden instalarse en industrias, pymes y hogares, generando un ahorro económico en la factura del servicio eléctrico y contribuyendo a la mitigación del cambio climático.
Últimos incentivos
Mediante la disposición 83/2019, la Subsecretaría de Energías Renovables y Eficiencia Energética reglamentó la implementación del primer beneficio promocional del Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energías Renovables.
Este incentivo consiste de un Certificado de Crédito Fiscal (CCF), que puede ser utilizado para el pago de impuestos nacionales, como el impuesto al Valor Agregado (IVA), el impuesto a las Ganancias, impuesto a la Ganancia Mínima Presunta o gravámenes internos.