Por Gustavo Córdoba*
Llegados a la medianoche de un día histórico, el país entero aún no termina de entender lo que acaba de ocurrir. Una elección que nos enseña los límites de jugar con la mentira con fines electorales.
Repudio, voto castigo, referéndum, primera vuelta forzada por la hiperpolarización que propuso el oficialismo, que ahora deberá evaluar cómo hace para entender la lógica de lo que ha ocurrido el 11 de agosto de 2019.
En ese contexto, la provincia de Córdoba, aportó lo suyo. Como en 2015, apoyó a Macri. Pero al mismo tiempo, mostró una gran recuperación del voto peronista. Macri ganó nuevamente Córdoba, pero ganando perdió.
Perdió porque su victoria en “tierras catalanas” (siempre dijo Macri que Córdoba parecía Cataluña, por su voluntad de independencia) sólo sirvió para enterrar la relación con sus votantes, que, esta noche, sintieron romper una relación que hasta aquí, era idílica.
Párrafo aparte para la gran elección del oficialismo provincial, que podrá seguramente, negociar con Alberto Fernández, quien seguramente va a ser el próximo presidente de los argentinos.
* Consultor. Gustavo Córdoba y Asociados