Por Mariano Merlo (*)
Más de la mitad de los países del mundo cuenta con algún “sistema de garantía de créditos” constituido por fondos públicos, privados o mixtos. Su principal objetivo es mitigar los efectos adversos que generan las imperfecciones del mercado de crédito, un problema del cual ningún país se encuentra exento, independientemente del desarrollo del sistema financiero y la cultura empresarial.
En Argentina, conviven los Fondos Provinciales de Garantía (FGP), monitoreados por el Banco Central, y las Sociedades de garantía recíproca (SGR), supervisadas por la Subsecretaría de Financiamiento de la Secretaría Pyme.
Según el Informe sistemas de garantías de marzo 2019, elaborado por la Cámara Argentina de Sociedades y Fondos de Garantía (Casfog), existen actualmente 36 SGR con fondos de riesgo por 21.478.534.593 pesos y cinco FGP con fondos de riesgo por 2.976.374.963 pesos. Las garantías vigentes ascienden a 58.004.735.975 pesos, 76% correspondiente a micro y pequeñas empresas. Del total, el financiamiento bancario representa 53%; el Mercado de Valores, 45%, y el dos por ciento restante corresponde a otros acreedores. En cuanto a los bancos más activos, están el Nación, con 29%; el BICE, con 22% y el Galicia, con nueve por ciento.
En su Informe de adicionalidad sistema de garantías 2017, Casfog destaca que “salvo en nuestro país, no hay registro de otro SGC en los que el mercado de capitales participe activa y directamente en el crédito al sector pyme”. Sin duda, los productos pyme disponibles en el mercado de capitales son únicos por su diversidad, simplicidad y costos, para facilitar el acceso al crédito tanto de corto como de largo plazo.
Entre los instrumentos, que en abril de 2019 representaron 40% de una colocación total de 19.310 millones de pesos, encontramos los cheques de pago diferido, el pagaré bursátil avalado y digital, las ON simples o garantizadas, los fideicomisos financieros y, aunque sin emisiones recientes, las acciones. A ellos se sumará en breve la factura de crédito electrónica.
El instrumento elegido para cubrir las necesidades de capital de trabajo, hasta 360 días, son los cheques. Las pymes conocen lo que significa, su operatoria es sencilla y, por lo tanto, constituyen una puerta de entrada al mercado de capitales. En mayo de 2019 se negociaron 31.870 por monto nominal de 9.635.273.812 pesos, de los cuales 67% fue avalado por SGR con un costo promedio de 44,28%. Si bien las tasas de los segmentos patrocinado y directo son mayores, en promedio el mercado de capitales permite a las pymes acceder a tasas 50% menores al sistema bancario, y más del 100% respecto de las entidades no bancarias.
En cuanto al financiamiento de inversiones productivas, un hito histórico fue el lanzamiento de la ON Simple, en agosto de 2017. A la fecha, la cantidad de emisiones se más que duplicó. Garantizadas 100% por SGR, además de poseer otros beneficios, permiten a las pymes acceder a emitir deuda a plazos y amortizaciones que se adapten a sus necesidades. En abril de 2019, el costo promedio de las colocaciones en pesos se ubicó en 59,2%, con plazos de entre uno y tres años. En cuanto a las colocaciones en dólares, entre dos y cinco años, se hicieron por tasas entre 6,7 y 14%.
Sin embargo, a marzo de 2019, la cantidad de mipymes con garantías vigentes ascendía a 15.946, un número muy pequeño comparado con las 417.565 categorizadas y vigentes, requisito excluyente para acceder al aval de una SGR, según lo informado por el Ministerio de Producción.
A pesar de los beneficios indiscutibles que el mercado ofrece a las pymes, se observa que su utilización es muy inferior a su capacidad. Esto se debe, principalmente, a un problema estructural. Entre los principales obstáculos que encuentran los empresarios para crecer, las distintas encuestas disponibles destacan la elevada inflación, la incertidumbre macroeconómica,la presión tributaria y los costos laborales.
Esto debería significar un llamado de atención. Si realmente queremos que el país crezca y se generen nuevos puestos de trabajo, crear incentivos al financiamiento de las pymes no es una opción. Es, más que una oportunidad,una obligación que el Estado no puede dejar de asumir.
(*) Coordinador académico del MBA. Director de la Especialización en Análisis Financiero
de la Escuela de Posgrado en Negocios de la Universidad de Belgrano