Marcello Rodríguez Pons, arquitecto cordobés reconocido internacionalmente, es hijo del dueño de la marca en el país. Desarrolló esta nueva unidad de negocios basada en productos de calidad, diseño y trayectoria. Serán ediciones limitadas dirigidas a consumidores “amantes del buen vivir”
Por Laura Pantoja – [email protected]
Playboy, marca de servicios y productos para adultos, lanzó en Córdoba una exclusiva línea de vinos premium, con la que pretende seducir el segmento de poder adquisitivo medio-alto de la población. Además, pretende alcanzar las mesas de los exclusivos Clubes Playboy del mundo.
Así lo adelantó el fundador de esta nueva unidad de negocios para Playboy, el arquitecto Marcello Rodríguez Pons, hijo de Carlos Rodríguez Pons, el dueño de la marca en Argentina y responsable sólo de la comercialización de productos de lencería, perfumes, desodorantes y preservativos. La revista y los otros servicios asociados de la marca son gestionados directamente por la casa matriz.
“Dentro de esa gama de productos yo decido hacer vinos. Será una licenciataria más de mi padre; es decir, se pagará un royalty por usar la marca”, aclaró a Comercio y Justicia Marcello Rodriguez Pons.
La inquietud específica en el rubro vinos no es casual. Está basada en la historia de su padre, quien en 1950 era dueño de la bodega de Benito Rodríguez y que, luego en los años 70, se convirtió en gerente de la bodega Esmeralda, hoy llamada Catena Zapata.
Sobre este antecedente, el nuevo producto anclará su desarrollo en tres pilares importantes, según Rodríguez Pons: “El buen producto, la marca internacional y la creatividad de su diseño”.
El primero se sostiene gracias a la selección de un winemaker como Diego Rosso, quien tendrá a su cargo la selección de bodegas de calidad, el diseño y la elaboración de productos de edición exclusiva y limitada.
El segundo pilar se ampara en la marca de recordación internacional, base sobre la cual se perfila al primer consumidor. “El caballero o gentleman y la dama o la lady que gustan de estilo, arte, gastronomía y buen vivir”, afirmó Rodríguez Pons. Por último, el dueño hace valer su trayectoria como arquitecto en el ámbito mundial (obras premiadas en Málaga, Dubai, Nueva York y Emiratos Árabes), para dar rienda al diseño, la creatividad y la comunicación del producto, que estarán a cargo de su estudio.
“No queremos que nuestro vino se vincule sólo a un espacio de seducción, sino también a todo aquello que representa el buen vivir. Es así que desde que lo lanzamos quienes más nos han comprado son las señoras mayores de 65”, afirmó, contrariamente a lo que podría presuponerse.
“No se trata de un producto sino de una experiencia” -destacó- con la intención de reivindicar la importancia de la historia que hay detrás de la decisión y de la misma marca, que intenta abrirse camino hacia otras latitudes en busca de nuevos consumidores e intereses.
Lanzamiento con formato innovador
Con todo, el primer lanzamiento en el país se concretó en Córdoba semanas atrás en el Complejo Don Carlos, ubicado entre Parque Siquiman y Carlos Paz, de propiedad de Rodríguez Pons. Se concretó con un formato innovador, alejado de las tradicionales catas.
“Armé un grupo de 30 amigos, entre los que se encontraban buenos tomadores de vino, comercializadores, dueños de restaurantes, vinotecas, distribuidores y, mientras cocinamos todos bajo la guía del chef, también degustamos los vinos”, contó el creador de la idea, asiduo organizador de eventos privados para su entorno.
“A diferencia del tradicional maridaje, organizamos un menú en el cual el vino era uno de sus componentes. Usamos una reducción del vino malbec para hacer la salsa, y luego unas frutas de estación a la plancha. Y, mientras tanto, tomábamos nuestros vinos, también guiados por un enólogo. Es decir, un maridaje de arriba hacia abajo”, explicó.
El menú elaborado bajo la dirección del chef Juan Amenta y el sous-chef Tomás Rodríguez Pons (hijo de Marcello), fue pulpo a la salentina grillado a la parrilla con papas, alcaparras, aceitunas y tomates secos. Langostino, provoleta con hongos y risotto de hongos de pino, entre otros. De postre, frutas de estación maceradas con espumante rosado.
Con vistas al futuro
La presentación de los vinos se realizará en otras plazas, en escenarios donde el “buen vivir” sea la convocatoria, según adelantó el dueño de la iniciativa. También proyecta, para la temporada de verano, la elaboración de un nuevo vino dulce blanco Playboy en bodegas elegidas de Mendoza o Cafayate (Salta).
El emprendedor también proyecta comercializar sus productos en los clubes Playboy del mundo, ya que no cuentan con vinos de marca propia y que no sólo son espacios de encuentros con mujeres, sino también, ofrecen propuestas gastronómicas gourmet abiertas para los “amantes del buen vivir”.
“Los clubes Playboy pecan por tener poca difusión. Se trata de lugares exclusivos donde se prima la privacidad. Van personalidades famosas que no quieren fotos y sí desean pasar buenos momentos junto a productos de alto nivel”, afirmó Rodríguez Pons.
En ese sentido, no descartó que esta iniciativa sea la semilla para que en un futuro Argentina pueda contar con ese tipo de espacios, como los que ya existen en Londres, Shanghai o Nueva York.
Variedades y precios
Se trata de ediciones limitadas de vinos surgidas de bodegas y cosechas cuidadosamente seleccionadas.
La variedad “Malbec Roble” ha sido cosechada de forma manual, con una crianza de doce meses en barrica de roble y, posteriormente, en botella.
El espumante Extra Brut posee un marcado perfil cítrico de durazno blanco, acompañado por frutos rojos “con notas de pan y brioche”.
En Bunny Rosé se destaca la presencia de frutos rojos, notas florales y aromas a “confituras de guindas y praliné”.
“Las bodegas que nos producen son premiadas internacionalmente, los diseños (también premiados) y una marca de recordación internacional son las tres patas sólidas del negocio, si todas cumplen bien su función podemos obtener un buen producto”, resumió Rodríguez Pons.
En esta primera edición, Playboy producirá 5.000 botellas, que se venderán en distintas vinotecas de Córdoba. Cada botella cuesta alrededor de 12 dólares.
Gracias Laura!