ESCUCHARLa Cámara de Diputados de Uruguay aprobó por unanimidad la Ley de Fomento del Emprendedurismo. Así, la discusión pasará al Senado. Esta ley tiene su origen en 2017 cuando se hicieron los primeros intentos en reducir las dificultades burocráticas y de financiamiento que los emprendedores encuentran en el camino.
La ley tiene dos pilares: uno es regular las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS) como forma jurídica de desarrollo de emprendimientos. Gracias a este vehículo jurídico, las sociedades podrán formarse por medios digitales y con firma electrónica u otros métodos de autenticación, lo cual posibilita que el proceso se pueda hacer totalmente a través de Internet.
El diputado Rodrigo Goñi, del Partido Nacional, afirmó que las SAS “son una respuesta a la necesidad de adaptar las formas jurídicas tradicionales a la realidad actual de los negocios”. Gracias a la ley los emprendedores podrán crear “una sociedad a medida” y fijar libremente su estructura orgánica y otras normas de funcionamiento.
El segundo pilar es la habilitación del financiamiento colectivo, también conocido como crowdfunding, que permite que mediante plataformas digitales cualquier persona pueda financiar proyectos.
Los proyectos se envían a la web, detallando descripción, dinero necesario, tiempo de recaudación y recompensas que se ofrecen. El proyecto se publica y se promociona en el sitio por un tiempo determinado (30, 60, 90 días). Cuando el lapso se termina, en caso de conseguir el financiamiento requerido se entrega el dinero recaudado al emprendedor; caso contrario se devuelve a los inversionistas.
“Es un mecanismo que facilita el acceso al financiamiento, que es una de las grandes restricciones de los emprendedores”, sostuvo Goñi.
Según se informó, el Banco Central del Uruguay establecerá los límites máximos de emisión por emisor así como definirá el concepto de inversor pequeño y los límites máximos de participación de dicha categoría de inversores en cada emisión.
Hasta ahora, Uruguay cuenta sólo con las “formas clásicas o tradicionales” de formación empresarial como la SA, la SRL y la sociedad colectiva, entre otras.
