Los resultados de un análisis muestran que las mujeres están sub representadas en este segmento empresarial. A pesar de que son minoría entre los jefes de empresas pequeñas y medianas, son
mayoría entre quienes reportan tener más de un empleo
Existen actualmente 539.470 empresas clasificadas como pyme en Argentina, según el Ministerio de Producción. La Encuesta de Empresas del Banco Mundial estima que, en promedio, 57,8% de las firmas tienen participación femenina en la propiedad. Sin embargo, sólo 7,9% tiene mayoría femenina y ocho por ciento de las empresas cuenta con al menos una mujer en puestos de alta dirección. Esta situación revela diferencias según el tamaño de la empresa en cuestión: las proporciones antedichas se reducen a tres y 6,9 por ciento, respectivamente, para las empresas de más de 100 empleados.
Los datos anteriores son las conclusiones principales de “Obstáculos y oportunidades para las mujeres en el mundo de las pequeñas y medianas empresas”, un análisis sobre la brecha de género en el sector pyme local que presentó la semana pasada el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) junto a Facebook.
Esta subrepresentación femenina en la propiedad o en puestos de mayor jerarquía en una pyme se verifica en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). En el primer trimestre de 2018, del total de personas que declararon trabajar como patrón o cuenta propia, 39% era mujer. Esta proporción cae a medida que se incrementa el tamaño de la empresa: mientras que 39% de las empresas unipersonales es de propiedad femenina, sólo 22% de las firmas de entre 40 y 200 empleados pertenece a una mujer.
Pese a que menos mujeres son jefas de empresas pequeñas y medianas, ellas son mayoría entre quienes reportan tener más de un empleo, representando 52% de estas empresas. Sobre el total de firmas cuya propietaria es mujer, aquellas con más de un empleo superan ocho por ciento, mientras que los varones que tienen una pyme y tienen además otro empleo representan alrededor de cuatro por ciento del total de empresas de propiedad masculina.
Por su parte, la encuesta Future of Business, que releva aquellas con una página de Facebook, muestra una situación diferente. En este caso, al analizar las empresas unipersonales que hacen uso de las redes sociales, se observa que 51% es propiedad de una mujer. Con relación a las empresas con más de un empleado, sí se replica la situación descripta en las otras encuestas: sólo 11% declara tener mayoría femenina en puestos de liderazgo.
Por otro lado, en firmas unipersonales, varones y mujeres reportan que la empresa les representa distintos porcentajes de ingreso: 58% de las mujeres declara que la empresa no contribuye a sus ingresos o lo hace sólo de manera parcial, proporción que cae a 42% de las empresas cuyo propietario es varón. En cambio, sólo 14% de las mujeres declara que la totalidad de su ingreso proviene de la empresa, mientras que 28% de los varones declara lo mismo. “Esta situación parece estar en línea con el hecho de que las mujeres reportan en mayor medida contar con otro empleo, además del emprendimiento que lideran”, destaca el informe.
Con el fin de ahondar más en las brechas de género existentes en el mundo pyme, el estudio también analizó las diferencias que experimentan varones y mujeres para comenzar un emprendimiento, para mantener su empresa en el mercado y para ingresar a determinados sectores económicos.
Comenzar una empresa
Tanto mujeres como varones identifican los mismos obstáculos como las mayores barreras para un emprendimiento: atraer clientes (23% en promedio), mantener la rentabilidad (14%) e incrementar la facturación (12%). Sin embargo, las mujeres propietarias ven como problemática la primera situación en mayor proporción (24% vs. 22%), mientras que los varones ven mayores obstáculos para emprender en la retención y el reclutamiento de empleados (4% vs 2%), el cumplimiento con regulaciones gubernamentales (3% vs 2%), impuestos y normas (5% vs 3%) y las exportaciones (1% vs 0%).
En cambio, las mujeres problematizan en mayor proporción la incertidumbre económica (12% vs 10%) y, levemente, el desarrollo de nuevos productos (11% vs 10%).
Financiamiento
Mujeres y varones también reportan diferencias en las fuentes de capital inicial de las empresas. De acuerdo con los datos del informe, si bien para ambos la principal fuente de financiamiento son los ahorros personales (62% en promedio), los varones reportan dicho capital en mayor medida (66% vs. 59%).
En el caso de las mujeres, la segunda principal fuente de financiamiento surge de los fondos del cónyuge (16%), proporción que cae a cuatro por ciento de los varones. “Esta mayor dependencia de fondos ajenos para iniciar un emprendimiento daría cuenta de una menor autonomía económica de las mujeres”, destaca el estudio.
Para ellos, luego de los ahorros personales, el principal financiamiento proviene de fondos de familiares u otros parientes (14%), mientras que para ellas es la tercera fuente de fondos (13%). Sin embargo, en el caso de las empresas que no son unipersonales, aquellas de mayoría femenina en puestos de liderazgo muestran una dependencia mayor sobre estos fondos (25%) que aquellas lideradas mayormente por varones.
Por su parte, frente a los programas que suelen tener un enfoque de género para financiar microemprendimientos femeninos, resulta llamativo que el estudio exhiba que los varones se financian en mayor medida con préstamos bancarios e instituciones de microfinanzas; sin embargo, para ambos géneros estas fuentes de dinero sólo cubren a un pequeño porcentaje de los emprendedores.
Esta fuente de financiamiento cobra mayor relevancia en las empresas con más de un trabajador: para aquellas lideradas por mayoría femenina, 10% declara pedir préstamos bancarios, en comparación con 17% de mayoría masculina. Con relación a ello, la evidencia existente para otros países muestra que, pese a tener mejores tasas de repago de préstamos, las mujeres suelen tener mayores dificultades para obtenerlos y/o los obtienen a tasas más altas que los varones, por ser calificadas con un mayor nivel de riesgo.
Si bien varones y mujeres manifiestan prácticamente en igual proporción la existencia de dificultades para asegurar financiamiento que les permita sostener y/o expandir su empresa, resulta llamativo que, según la EPH, más mujeres que varones tienen un local propio para el desarrollo de sus actividades: 31% de las mujeres declara tener un local de su propiedad; en cambio, sólo 22% de los varones reporta lo mismo.
Por qué comienzan una empresa
Otro punto de contraste importante entre varones y mujeres recae sobre las razones para
comenzar una empresa. Mientras que los varones resaltan mayormente la independencia laboral que otorga un emprendimiento personal (22% vs. 20%), las mujeres deciden emprender en mayor medida para tener una fuente de ingresos (21 vs 20%).
Ellas también le dan mayor importancia a perseguir un interés, un hobby o una pasión (16% vs. 10%), para ganar más dinero (14% vs 13%) y a la ausencia de otras oportunidades de empleo (7% vs. 5%). En cambio, ellos citan en mayor medida motivos tales como tener un mejor balance entre la vida laboral y personal (12% vs. 9%) y haber detectado un nicho en el mercado (4% vs. 2%).
Con relación a este punto, el Global Entrepreneurship Monitor 2017 reveló una mayor predisposición de las mujeres a empezar un emprendimiento por necesidad (25%) que los varones (18%). Esto estaría en sintonía con la mayor proporción de mujeres que declara comenzar una empresa por falta de otra alternativa.
Sostener la empresa
A la hora de continuar con un emprendimiento, varones y mujeres también reportan distintos obstáculos y condiciones. Para ambos, el principal motivo para la continuidad en el mundo empresarial es la satisfacción personal que genera tener un emprendimiento propio (28% en promedio). A su vez, las mujeres reportan en mayor medida que eligen continuar con su propia firma porque esto les otorga la flexibilidad y la libertad que necesitan en sus vidas (25% vs 20%), lo cual podría estar asociado a las responsabilidades de trabajo de cuidado y no remunerado que suelen recaer en mayor medida sobre las mujeres.
En cambio, para ellas es mucho menos relevante continuar con su empresa por razones de rentabilidad e ingresos que para ellos (7% vs. 14%). “Esto muestra cierta correlación con el hecho de que las mujeres emprendedoras reportan que un porcentaje menor de sus ingresos proviene de su empresa”, dice el informe.
Además, las mujeres también reportan en menor medida la continuidad de una compañía porque contribuye al desarrollo económico o cultural de su comunidad (3% vs 5%) o porque les brinda la posibilidad de ofrecer trabajo a otros (5% vs 7%).
Una diferencia por género llamativa que se observa en referencia a la continuidad de una empresa es la antigüedad de las firmas. Según la encuesta Future of Business, mientras que 67% de las empresas unipersonales de propiedad femenina encuestadas tienen entre cero y tres años, 54% de las firmas cuyo dueño es varón tiene dicha antigüedad. En contraste, una mayor proporción de empresas de propiedad masculina tiene más de seis años (31%) en comparación con las mujeres (20%).
Así, 62% de las empresas encuestadas que llevan más de 10 años funcionando pertenecen a un varón, mientras que 58% de las firmas incipientes son de propiedad femenina. En las compañías con más de un trabajador se observa la misma tendencia entre aquellas que están lideradas en mayor medida por varones y por mujeres.