Científicos cordobeses, de Estados Unidos y Brasil dieron el puntapié inicial del Proyecto Relámpago en terreno. Con instrumentos provistos en gran parte por la NASA pretenden mejorar los pronósticos y prevenir con tiempo a la población
Por Carolina Klepp – [email protected]
Un cielo grisáceo que promete lluvia. No podía ser mejor el telón de fondo de la presentación del Proyecto Relámpago que desde hoy medirá y estudiará las tormentas que ocurren en la provincia, consideradas las más “intensas” del mundo.
Una serie de camiones y camionetas con instrumental provisto por la NASA recorrerán, por 45 días, determinados puntos de la provincia que se convertirán en “laboratorios a cielo abierto”. Dentro de los vehículos viajarán los “cazadores de tormentas” como se los llama poéticamente a los investigadores de Argentina, Estados Unidos y Brasil que hoy comienzan a estudiarlas por dentro.
Los científicos tienen la hipótesis de que los vientos muy húmedos que llegan desde la Amazonia chocan con las Altas Cumbres y suben con gran energía, lo que produce nubes muy cargadas energéticamente que impactan en nuestra provincia o en otro punto del país. “Una parte de la investigación va a estudiar el desarrollo de la tormenta con los radares, la precipitación, los vientos del lugar. Otra parte, va a medir cómo impacta la tormenta en los cursos de agua a nivel de suelo. Y otra, la medición de la descarga eléctrica de la tormenta y la producción de rayos”, detalló a Comercio y Justicia Eldo Ávila, físico de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (Famaf – UNC) y miembro del equipo.
“Vamos a poder hace una radiografía propia de la tormenta. Vamos a colectar un montón de datos y del análisis y conclusiones, va a mejorar los modelos que se tienen para hacer predicción de tormenta, es un avance científicos para todos”, sostuvo ayer el físico en el marco del acto de lanzamiento en el Centro Cívico.
Momentos antes, el gobernador Juan Schiaretti destacó: “Es un paso adelante en las previsiones que tenemos que tomar frente al cambio climático. Esto nos va a ayudar a predecir las tormentas y las crecidas de los ríos; éstos equipos también pueden leer en las nubes cuánto hielo y agua tienen, lo que nos permitirá anticiparnos algunas horas y poder prevenir”.
Después de seis años del inicio del proyecto, para Steve Nesbitt, investigador principal de Illinois (Estados Unidos) “llegó el día en que nuestros sueños se hacen realidad, tenemos todos los instrumentos acá y listos para estudiar las tormentas más intensas del mundo y los datos de los satélites dicen que es acá en Córdoba”, sintetizó emocionado para este medio.
Además, anticipó que la relación entre investigadores estadounidenses y argentinos tiene para rato, al menos para 10 años más, “serán muchos años juntos y con los estudiantes de las universidades de Córdoba, La Plata y Buenos Aires para estudiar los datos enormes del proyecto”.
A su turno, Paola Salio, científica del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (Conicet), contó cómo será la rutina diaria. “Todas las tardes vamos a hacer un pronóstico desde el centro operativo que está en Carlos Paz y, allí vamos a tomar decisiones sobre cómo medir al día siguiente. Si hay tormenta, nos transportamos con el instrumental hasta determinado lugar y nos acercamos lo máximo posible a la tormenta”, describió.
Agregó que el instrumental que mide presión, temperatura, humedad, viento y hay radares que emiten pulso electromagnético que rebota con la partícula de granizo o la gota de agua, o lo que fuere que esté suspendido en la atmósfera. Esa interacción genera una señal que es interpretada por el meteorólogo, entonces, sabe si hay agua, granizo, a qué velocidad se mueve. Eso es lo que nos permite tomar una decisión sobre el hidrometeoro que está suspendido en la nube”, concluyó Salio. “Dejé la vida para hacer esto, es un sueño hecho realidad. Quiero salir a medir ya y que llueva mucho”.
Impacto en el agro y en decisiones de gobierno
Al valorar la importancia de la investigación, el ministro de Ciencia y Tecnología Waler Robledo fue gráfico. “No tenemos la información precisa, en tiempo real, de lo que puede significar una de esas nubes que vemos en pleno desarrollo, o esos pilares blancos que se ven ante un cielo azul en verano, decimos qué tormentón! y no salimos de eso. Con esta tecnología y esta capacidad que vamos a desarrollar de formación de recursos humanos, tendremos una medición precisa de cómo es la dinámica de la física de la atmósfera, el proceso de formación de estas nubes, cómo se forman, cómo es el movimiento y asociarla con las precipitaciones”.
Y agregó: “Podremos establecer modelos que nos permitan hacer pronóstico con un mayor nivel de precisión para la ciudadanía previo a las contingencias climáticas y después correlacionar el agua caída para ver cómo impacta en el agua del subsuelo de nuestra llanura, sabemos por la estructura geológica que lo que llueve en las sierras se desplaza hacia la llanura. Si se asocia a los datos del satélite Saocom lanzado recientemente, que permite estimar, medir agua en el suelo, vamos a tener una doble medida del agua del suelo, que permite estimar fechas de siembra para los productores”. Finalmente, ejemplificó que en excesos hídricos o sequía, se podrá gestionar mejor las emergencias agropecuarias que tiene impacto en la economía real y en las decisión de las políticas de gobierno”.