Lo dijo el titular del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) local. Anticipó complicación en las pymes y empleo
El presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) de Córdoba, José Simonella, se mostró esperanzado en que la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) lleguen a buen puerto. Sin embargo, admitió que hay que esperar luego a ver qué efecto produce en las expectativas de la gente y del mercado.
“Sería necesario calmar el mercado financiero para que las políticas monetarias que se usan para controlar la suba del dólar surtan efecto y se pueda así luego bajar la tasa de interés”, consideró ayer en el marco de la evaluación que realizó la Comisión de Economía del CPCE sobre los anuncios realizados recientemente por el Gobierno nacional.
En ese sentido, Simonella dijo que “una vez calmado el mercado financiero, el desafío va a pasar por la economía real, por morigerar los efectos que van a tener todas las medidas anunciadas en la economía real”.
Según su proyección, el escenario hasta finales de 2018 será de recesión, inflación, caída del salario real, tasas de interés altas y complicaciones para las pymes y el empleo. “Lo que resta del año es un desafío pero hay que hacerlo para tener herramientas para toma de decisiones”, insistió.
Según analizó, si Brasil no se complica “más de lo que está y el desembolso del Fondo llega, debería despejarse el horizonte financiero”.
La Comisión de Economía del CPCE analizó que el valor del dólar hoy está al nivel de Convertibilidad, “recuperó el atraso cambiario, dio competitividad a las exportaciones y quitó atractivo a las importaciones. No hay razones económicas para que siga subiendo”, explicó la economista Mary Acosta.
Panorama económico
En cuanto al análisis del anuncio, Acosta repasó que en el gasto primario se cambia la composición por las nuevas metas. El Gobierno proyecta hacerlo con un incremento nominal de 25% en el gasto primario (con prestaciones sociales, salarios y transferencias a las universidades con un alza por encima), una baja de subsidios y gastos de funcionamiento y un achique de casi 30% en los gastos de capital.
Este año la caída del PIB sería de 2,4% y el año que viene crecería 0%; la inflación sería de 42% en el año en curso y de 25% el próximo. En este contexto los ingresos crecerían 1,3% y el gasto bajaría 1,4%; así se alcanzarían las metas.