La Cámara de Diputados protagonizaba anoche un debate histórico sobre la legalización del aborto, en el que se intercalaban discursos a favor y en contra, en una sesión maratónica que comenzó en la mañana de ayer y que al cierre de esta edición tenía final incierto. Los pronunciamientos públicos de varios legisladores parecían darle una leve ventaja a la negativa, mientras todavía existía indecisión de algunos para definir su voto.
Se prevé que el debate, uno de los más importantes sobre temas sociales desde el retorno de la democracia, se extienda hasta la mañana de hoy y al cierre de esta edición la iniciativa recogía 124 posturas en contra, 123 a favor y siete diputados seguían indecisos, aunque al momento de la votación el panorama podría cambiar.
Al abrir el debate como miembro informante, el presidente de la comisión de Legislación General, Daniel Lipovetzky (PRO), quien coordinó las audiencias, reiteró su postura a favor de la legalización y dijo que “los cientos de abortos clandestinos que existen en la Argentina son un problema que debemos resolver”.
Lipovetzky defendió la constitucionalidad del proyecto al afirmar que “no hay ningún artículo de la Constitución que prohíba la despenalización del aborto”.
En tanto, la presidenta de la comisión de Salud, Carmen Polledo (PRO), opinó que -si se legaliza el aborto- “el daño será irreparable” ya que consideró que ése “no es el camino para evitar muertes de mujeres, sino que hay que redoblar los esfuerzos en políticas de educación sexual”, al fundamentar en el recinto su rechazo a la interrupción voluntaria del embarazo.
Los discursos de los diputados eran seguidos desde las inmediaciones del recinto legislativo por miles de personas, en su mayoría mujeres.
La plaza del Congreso amaneció ayer dividida: verdes, a favor de la legalización del aborto, por un lado; celestes, que se oponen al proyecto, por el otro, y un enorme espacio liberado por vallas entre ambos.