domingo 24, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Cómo son los inversores ángeles que apuestan a las startups nacionales

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La mayoría (93,6%) de quienes se vuelcan a esta forma de inversión es argentina, con una edad promedio de 45 años. Respecto a su formación, 35% tiene título universitario y 53% finalizó, además, una maestría

La Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (Arcap) compartió finalmente los resultados de un trabajo realizado junto a IAE Business School entre mayo y diciembre de 2017, y que pinta una radiografía del sector de “inversores ángeles en Argentina”.
“En nuestro conocimiento, éste es el primer estudio de inversores ángeles del país, y fue una iniciativa conjunta del Observatorio Latinoamericano de Financiamiento a Emprendedores (OLFE) de IAE Business School y Arcap”, dijo Carolina Dams, codirectora del OLFE y decana de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral.
Los inversores ángeles son individuos que desembolsan capital en startups argentinas, más allá de su propia nacionalidad, si bien -según los datos relevados- 93,6% de quienes se vuelcan a esta forma de inversión es local. Los pocos extranjeros que participan como ángeles son de Venezuela, Países Bajos, Canadá y España.
Para Diego González Bravo, presidente de Arcap, “es natural” que los ángeles sean, por lo general, locales, ya que además de retornos (si son exitosos) lo que obtienen son beneficios fiscales en el país en el cual tributan.
Además, la actividad está fuertemente concentrada: entre los argentinos, 41% proviene de la ciudad de Buenos Aires y otro 33% de la provincia de Buenos Aires; 10%, de Córdoba, y poco más de seis por ciento, de Santa Fe.
Esto diferencia al pequeño ecosistema inversor “argento” de otros más desarrollados, como el de EEUU, en donde 63% de los ángeles está fuera de las tres zonas más activas como inversoras (San Francisco, Nueva York y Boston). También en ese país son mucho más activos los clubes a la hora de reclutar: 66% de los inversores se inicia en esta actividad por esa vía (aquí, sólo 24%).
El informe también destacó que los inversores en empresas locales son notablemente más jóvenes que sus pares norteamericanos. La edad promedio del inversor ángel argentino es de 45 años. El intervalo más común para iniciarse en esta actividad es entre los 41 y los 50 años (46% de los encuestados) y del restante porcentaje una gran mayoría es incluso más joven, a diferencia de lo que ocurre en otros mercados en los que las personas comienzan a arriesgar su capital en este tipo de inversiones a más tardía edad.
En Estados Unidos, por ejemplo, más de 60% de los inversores ángeles tiene entre 51 y 70 años de edad, según un informe de Wharton University de 2017.
“No existe una particularidad por la que aquí los ángeles comiencen a invertir a edades más tempranas. La sensación que tengo es que entre ellos hay muchos de perfil emprendedor, que porque les fue bien o porque tienen una buena situación económica, invierten en otros proyectos. Y esa generalmente es gente joven”, opinó el presidente de Arcap y confirmó además que la actividad de los clubes en Argentina está comenzando a activarse.

Niveles académicos
Al analizar el nivel académico alcanzado por quienes financian startups argentinas, surge que sólo 10% no completó la universidad. Treinta y cinco por ciento tiene título universitario, 53% finalizó además una maestría y tres por ciento ya cuenta con un doctorado.
La gran mayoría estudió carreras vinculadas a los negocios, y el segundo grupo en cantidad proviene del rubro tecnología. No es de extrañar entonces que muchos de los encuestados hayan tenido posiciones ejecutivas, y que 64% hayan sido fundadores o CEO de empresas.
Sin embargo, continúa el informe, también hay en Argentina pequeños inversores que provienen precisamente de los mismos campos en los que abundan las startups: ciencias sociales, biotecnología y medios.

Y, en la mayoría de los casos, como en tecnología y agricultura, quienes aportan el capital tienen trayectorias laborales en el mismo campo en el que operan las firmas que impulsan.
“Que los ángeles provengan de las mismas industrias en las que invierten no es casual, ya que aparte de plata aportan conocimiento, red de contactos, etcétera. Además, es común que se conviertan luego en mentores o sean parte del advisory board de esas compañías cuando crecen”, relató González Bravo.
Pese a estas experiencias valiosas desde el punto de vista académico y profesional, la inversión semilla o de riesgo no es la de “primera elección”. Ochenta y tres por ciento tenía una experiencia previa en los mercados financieros (capital, bonos, futuros, etcétera) antes de “debutar” como ángeles corporativos.
¿Cómo se iniciaron en esta actividad? Cuarenta por ciento se interesó al ver cómo un amigo o compañero de trabajo se dedicaba a invertir en firmas en etapas tempranas, y una cantidad similar (36%) lo hizo por estar ya vinculado a la industria del capital emprendedor.
El inversor argentino inicia la actividad ángel generalmente por iniciativa personal (41%). En Norteamérica esto sucede en 24% de los casos.
Más aún, siguiendo el informe, para la mayoría se trata de una actividad relativamente nueva. Cuarenta por ciento de los encuestados invirtió por primera vez como ángeles entre 2011 y 2015.
Además, 2015 fue el año con el número más alto de nuevos inversores. La actividad de inversión en la muestra empieza en 1976.
En promedio, cada uno de los encuestados en el estudio realizó unas 7,3 inversiones desde sus comienzos, un porcentaje más bajo que lo que ocurre en Estados Unidos.
Los encuestados declaran haber desembolsado, en promedio, 44 mil dólares en sus inversiones personales en una ronda semilla (cuando en EE.UU. esa cifra asciende a 106 mil dólares). Pero 42% invierte menos de 25 mil dólares por año.

De acuerdo al estudio de Arcap e IAE, 75% asigna 20% o menos de su inversión financiera total a su actividad como ángel. Solo cuatro por ciento de los encuestados asigna más de 70% del total.
Si bien son pocos los “ángeles” en Argentina, 56% de los que opera hizo al menos una inversión de seguimiento (follow-on), y un pequeño porcentaje (18%) llega a realizar tres o más.
Otro dato que relevó el reporte de Arcap e IAE Business School es que 60% de los encuestados comunicó haber logrado al menos un retorno, si bien el estudio no midió el volumen del mismo.
Además, el tamaño promedio del portafolio de quienes se embarcan en esta actividad en la Argentina es de cinco startups, con una mediana de tres y una gama que varía entre una y 25 firmas en etapas tempranas. Setenta y cinco por ciento de los encuestados tiene cinco o menos startups activas en su portafolio, según Arcap.

Rasgo de los “ángeles”

La gran mayoría estudió carreras vinculadas a los negocios, y el segundo grupo en cantidad proviene del rubro tecnología.

El 83% tenía una experiencia previa en los mercados financieros (capital, bonos, futuros, etcétera) antes de “debutar” como ángeles corporativos.

El inversor argentino inicia la actividad ángel generalmente por iniciativa personal (41%).

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