Por Sergio Castelli* y María Constanza Leiva**
A tan solo 21 días para la pitada inicial del Mundial de Fútbol 2018, la FIFA enfrenta problemas legales por la polémica decisión de incorporar el sistema VAR en los partidos a disputarse en Rusia.
La incorporación del sistema de videoarbitraje (VAR) busca disminuir los errores de los árbitros durante los partidos, lo que fue duramente criticado por quienes consideran que esto le quitará ritmo y espontaneidad a los encuentros de futbol.
En Rusia se colocarán 12 cámaras en distintos puntos de la cancha, las cuales transmitirán su señal hacia una cabina de vídeo alejada del campo, donde se ubicarán un árbitro responsable, un ayudante del árbitro y un operador de video, quienes monitorearán las acciones del partido en todo momento, y se mantendrán en comunicación con el árbitro central por medio de un auricular, para poder informarle en situaciones dudosas o para que el árbitro central se ponga en contacto con la cabina en caso de necesitar la revisión de una jugada. Las revisiones pueden ser solicitadas solamente por el árbitro central y responsable de video, y en todos los casos el árbitro central es quien tiene la última palabra.
Este sistema fue puesto a prueba de modo oficial por primera vez en diciembre de 2016, en situación de una de las semifinales del Mundial de Clubes en Japón, entre el Kashima Antlers y el Atlético Nacional; y allí fue donde el árbitro del partido cobró el primer penal con ayuda del sistema VAR.
El problema surgió para la FIFA cuando Francisco López, un madrileño de 62 años, se presentó como inventor de “El Futbol del Siglo XXI”, lo que él indica como el antecedente directo del VAR, y que se encuentra inscripto desde 1999 en el Registro General de la Propiedad Intelectual de España.
Cuando se hizo noticia la utilización del sistema VAR, el español demandó una suma de tres millones de euros en compensación por la utilización del VAR como copia del proyecto que tiene registrado a su nombre desde hace años.
López incluso denunció ante varios medios haber comunicado su invención a la FIFA y a la UEFA, con ánimo de promocionar su invención, lo que no dio frutos, claramente.
Su sistema contaba de un auricular junto con un equipo auxiliar, que permitía al árbitro consultar las jugadas polémicas con un asistente de video, de modo muy similar al funcionamiento del VAR, encontrando -según los dichos del español- una única diferencia, y es que para detectar los goles fantasma hoy se utiliza un microchip que va dentro de la pelota, mientras que el proponía la utilización de cámaras de alta resolución en el arco para poder visualizar el ingreso del balón.
Ante los reclamos la FIFA se ha mantenido en silencio.
Cabe recordar que ésta no es la primera vez que alguien reclama la propiedad de una herramienta implantada por la FIFA. El argentino Pablo Silva y su socio brasileño Heine Allemagne reclamaron 100 millones de dólares por el uso del aerosol por parte de los árbitros.
* Agente de la Propiedad Industrial. **Abogada