domingo 24, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

La fallida estrategia de apertura en medio de una guerra comercial global

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Contra una renovada versión de la ALCA “es preciso oponer otra geopolítica” asentada sobre las necesidades de la economía real y el trabajo, alertan algunos centros de estudios geopolíticos

Por Javier De Pascuale – [email protected]

Ministros de Economía y de Comercio, así como presidentes de bancos centrales de las mayores potencias económicas del mundo debaten por estas horas en Buenos Aires una coyuntura global dominada por el regreso de la guerra comercial, a partir de las medidas proteccionistas ejecutadas por el gobierno de Estados Unidos encabezado por Donald Trump.
La coyuntura encuenta a Argentina en un punto de transición al corazón de un bloque regional, el Mercosur, que pasó rápidamente de estar orientado al propio continente latinoamericano y la construcción de alianzas con los países del Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), a una nueva apuesta dirigida al eje del Pacífico y a la provisión de materias primas a los centros manufactureros del norte mundial.
“El dilema de la integración y la inserción internacional para América Latina lo encuentra en medio de una economía global en transición geoeconómica y reorganización de la división internacional del trabajo. En la actualidad, a partir de los avances en materia de transporte, tecnologías de información y las transformaciones en materia de automatización y robotización, los flujos de producción mundial se superponen con países y regiones a lo largo de todo el mundo. Las cadenas de valor de las manufacturas son transnacionalizadas en la medida en que resulta conveniente la elaboración de determinados componentes del producto final en diferentes partes del planeta, ya sea por cercanía de los recursos, bajos costos de la mano de obra o presencia de importantes mercados”, señala desde el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Rodrigo Alonso.

Según el director del Center for Economic and Policy Research, Richard Baldwin, estas cadenas se organizan a escala global en torno a tres “grandes fábricas”: la fábrica Europa, con centro en Alemania; la fábrica América del Norte, con centro en EUA; y la fábrica Asia, cuyo centro se desplazó de Japón a China. En estos tres polos se organizan las principales cadenas de valor para la elaboración de bienes industriales.
América Latina, con excepción de México y parte de América Central y el Caribe, opera fundamentalmente como proveedora de commodities y bienes de fuerte contenido primario para estos polos centrales de producción manufacturera.
“El TPP (tratado transpacífico de libre comercio) y el TTIP (tratado transatlántico de libre comercio entre Estados Unidos y Unión Europea) expresan dos movimientos estratégicos del capital estadounidense para reactiviar el eje del Atlántico norte (TIIP) y el eje del Pacífico (TPP) sin la presencia de China y Rusia, formando una suerte de pinza por dos vías del eje Moscú-Pekín. Los países de la Alianza del Pacífico apostaron por ser la base latinoamericana del TPP”, explica el Celag. El problema se planteó cuando el principal impulsor del TPP, el gobierno estadounidense, se “desmarcó” del tratado, dejando a la Alianza del Pacífico sin su socio estratégico.
No obstante todo esto, Argentina y otros países de la región no cambiaron su estrategia. “A partir de la fractura de eje Brasilia-Caracas-Buenos Aires con la asunción de Macri en Argentina, la no ratificación por el parlamento brasileño de la entrada de Bolivia como miembro pleno del Mercado Común del Sur, la destitución de la presidenta Dilma Roussef en Brasil, y la suspensión de Venezuela del bloque, los países del Mercosur han iniciado un proceso de acercamiento acelerado al bloque del Pacífico”, consideró Alonso.

El proceso de acercamiento a la Alianza del Pacífico por parte del Mercosur viene acompañado de un viraje más profundo, que incluye un posible acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Con este giro del bloque sudamericano, la estrategia aperturista gana espacio e iniciativa en la región. “El movimiento que está en marcha es el de una confluencia de los principales jugadores del eje atlántico y pacífico de América Latina en torno a las coordenadas del regionalismo abierto, es decir, la agregación de la escala del proyecto aperturista en materia de inserción internacional. Más cerca o más lejos, podemos estar ante un viraje continental inspirado en el espíritu de la vieja e insepulta Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA)”, precisa el Celag, y contraoferta: “A la estrategia que promueve el aperturismo sin más de nuestras economías y nos orienta a la profundización de nuestra inserción subordinada en la división internacional del trabajo, es preciso oponer una geopolítica desde los que viven de su trabajo, capaz de articularse en torno a un proyecto continental para los latinoamericanos. El mero proteccionismo nacionalista ya no es capaz de enfrentar la presión del proceso de mundialización capitalista. Y una integración dirigida por y para los capitales latinoamericanos, estructurada en torno a las translatinas privatizadas, tampoco permite resolver el conjunto de desafíos que hacen a un proceso integrador, como la complementariedad productiva, la soberanía política y financiera y el desarrolllo de infraestructura”.
Para el centro de estudios, la confluencia de los países del eje pacífico y del eje atlántico es la “llave maestra” de un proceso integracionista en América Latina. Si ese acercamiento está dirigido por las elites de la región, el horizonte no es otro que el de ser “fagocitados” en la geopolítica del capital.

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