Se trata de un ítem que impacta en 44% del precio final por el servicio de gas natural. Contrasta
con las ganancias extraordinarias de las empresas y la caída en la inversión, denuncia
Javier De Pascuale – [email protected]
En recientes audiencias públicas realizadas en distintos lugares del país, las empresas transportadoras de gas natural TGS y TGN, así como las nueve distribuidoras del fluido, presentaron sus propuestas de modificación semestral de precios, con base en “una ganancia razonable”, según rezan los contratos celebrados ante autoridades regulatorias y de la Secretaría de Energía de la Nación.
Es lo que vienen haciendo las empresas desde el año pasado, a partir de una orden de la Corte Suprema de agosto de 2016, que tuvo que intervenir tras un brutal aumento tarifario de abril de ese año, realizado sin cumplimentar con la exigencia de presentación pública de la propuesta, con posibilidad de que los usuarios del servicio puedan expresar su voz al respecto. El año pasado hubo dos audiencias.
A partir de 2016 el Gobierno había encarado un aumento de lo que se llama el precio de gas en boca de pozo, que es el primer precio que hay que tener en cuenta para saber cuánto vamos a pagar todos nosotros en la factura, que implica 44% del total de la boleta. Ese precio está dolarizado y va aumentando cada seis meses.
“Entre octubre de 2016 y abril de 2018 ese gas en boca de pozo habrá aumentado casi un 200% en dólares”, denunció Gustavo Lahoud, miembro del Instituto del Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), entrevistado la semana pasada por el periodista independiente Mario Hernández.
¿Es posible que sea así, que se haya triplicado el precio en dólares de un componente que hace a casi la mitad de la factura del gas?
Las transportistas y las distribuidoras tienen un esquema semestral de actualización que incluye ese precio de gas dolarizado, el índice de precios mayoristas que se toma semestralmente, el índice de precios al consumidor, la famosa inflación minorista, todo según el Indec, y el índice de aumento de los salarios.
“Ellos (las empresas) construyen toda una modificación de precios para el transporte y la distribución de gas, a partir de un punto que nosotros consideramos que es profundamente ilegítimo porque no corresponde a los costos reales que debieran ser contemplados. Lo que marcamos es el elemento fundamental que para nosotros determina la ilegalidad en curso: jamás ha habido una información fehaciente de costos reales. Éste ha sido el debate de la primera audiencia que se realizó después del fallo de la Corte”, subrayó Lahoud.
“Cuando nosotros miramos en el año y pico transcurrido, o comparamos febrero contra febrero, estamos hablando de una inflación de 25% y de haberes que han subido muy poco. En la actividad general se habla de 26 y 27%, sabiendo que muchas actividades perdieron, pero estamos a lo sumo empatados. Fijate de los valores que estamos hablando, apenas en año y medio 200% de incremento del gas en boca de pozo y las distribuidoras que en esta tanda están pidiendo aumentos que van de 45 a 60%, aun por encima de estos valores que son referencia para su propia determinación de precios”, disparó.
Párrafo aparte merece la incidencia del nivel del tipo de cambio en la tarifa, un elemento de altísima volatilidad en el escenario actual y que en las últimas audiencias públicas, los materiales que presentaron las empresas situaron en $22,30 el valor del dólar al finalizar el primer semestre.
“¿Es posible que desde la asunción de Macri la tarifa de gas haya subido 1.083,3%?”, es la pregunta central que se le trasladó al experto y éste respondió: “Digo que es posible primero, y en qué factor es ese aumento: en el precio del gas en boca de pozo que es el componente más importante en la determinación de la tarifa, que tiene cuatro componentes -precio del gas, transporte, distribución e impuestos-. Cuando se hace el balance de cuánto incidió en estos casi dos años el aumento de la tarifa, en residenciales estamos hablando entre 400 y 500%. Ese 1.000% es tomando lo que aumentó el precio por metro cúbico del gas que a vos te aparece en la factura”, explicó Lahoud.
Según la explicación del experto, el cálculo de cuánto paga el usuario en la factura con todos los componentes, año contra año, abril de 2018 contra abril de 2017, da que “todas las categorías están pagando no menos del 100% más. Y el cargo fijo aumenta 100%, aproximadamente. Con lo cual tenemos un panorama que en el balance completo es un absoluto despropósito en el corto lapso de dos años”. Para la industria y el comercio, la lógica no cambia.
Según el Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (Oetec) seis de las nueve distribuidoras que operan en el país registraron una ganancia total entre enero y septiembre de 2017 de 3.425 millones de pesos, esto es 380,5 millones por mes o 12,6 millones por día. El porcentaje promedio de mejora en sus estados contables es 258%.
Por supuesto, se trata de un dato no introducido entre los elementos que inciden en la actualización de precios, pero que debería. Y que es un punto particularmente irritante para los consumidores, al cual Lahoud introduce otro más: “Hay una baja de 0,6% en la producción de gas”, lo cual refleja el fracaso de la política de aumentar tarifas para promover inversión en el sector.
“En los últimos años, la inversión del conjunto de las empresas bajó 30%, baja que preanunció lo que pasó después. La baja del año pasado terminó en siete por ciento pero arrastramos una del año anterior de ocho por ciento, estamos hablando de 15% aproximadamente en dos años”.