domingo 24, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Universitarias, con hijos y de familia empresaria, así son las emprendedoras

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Un estudio reveló las características de las mujeres con emprendimientos de “alto crecimiento” de la región. El informe señala que, a pesar de los esfuerzos de los sectores público y privado por mejorar el entorno, aún existe una brecha de género importante que deja rezagada a la población femenina

Es muy poco lo que se sabe sobre la experiencia de las mujeres como emprendedoras, especialmente aquellas de alto crecimiento, es decir, de aquellas compañías que generan 30 empleos más al año que una firma promedio comparable.
Este grupo de emprendedoras inician sus compañías impulsadas por la oportunidad, no por la necesidad. Tienen entre 30 y 39 años, viven con su pareja y tienen en promedio dos hijos. Provienen de familias con historial emprendedor, cuentan con un título universitario y confían en su “olfato de negocio” y en su preparación técnica.
Con estas características las define un estudio del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) realizado junto a E&Y en la región, “Liberando el potencial de crecimiento de las emprendedoras en Latinoamérica y el Caribe”, cuyas conclusiones fueron reveladoras.
Para el informe fueron entrevistados más de 420 emprendedores y expertos del ecosistema en nueve países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Jamaica, México, Perú y Uruguay).
“Con los resultados del relevamiento pudimos responder muchas de las preguntas que nos hacíamos”, cuenta Susana García Robles, oficial Principal de Inversiones del brazo inversor del BID. La más importante: ¿por qué a la mujer le cuesta más liderar emprendimientos de alto impacto?

Las conclusiones fueron varias y todas muy reveladoras. Desde el inicio de una iniciativa hay diferencias en cómo encaran el proyecto mujeres y hombres. Cincuenta y seis por ciento de ellas se considera capaz de emprender su propio negocio, comparado con 68% de los hombres. Ellos comienzan a emprender a más temprana edad: 18% tiene entre 20 y 29 años, mientras que sólo siete por ciento de las emprendedoras pertenece a este rango de edad (de alto y menor crecimiento).
Las mujeres, a diferencia de los hombres, van menos a estudiar al exterior (35% versus 60%). “De esta forma, tienen menos chances de tener profesores que entiendan el venture capital”, explica la especialista del Fomin. Y esto incide de forma directa también en la formación de la red de contactos: los hombres forman de manera más temprana una red internacional de contactos , mientras que la de las mujeres está integrada por familiares y amigos.
“En consecuencia, el hombre tiende a incorporar desde ‘el vamos’ un feedback más profesional a su proyecto”, avanza en el análisis García Robles, quien -junto a su socia Gyoung Choe- diseñaron WeXchange, una plataforma que conecta a emprendedoras de alto impacto de América Latina y el Caribe con inversores y mentores.

Solas o con familiares
De hecho, siguiendo el informe, las mujeres tienden a emprender solas y son accionistas mayoritarias de sus empresas. Y las que deciden asociarse lo hacen con un miembro de su familia o un amigo. En cambio, sólo 18% de los emprendedores tiene una sociedad con su esposa (cuatro por ciento) o algún familiar (14%).
A su vez, 64% de los emprendedores busca mentores que los ayuden a enfocarse en temas empresariales, mientras que, en el caso de alto impacto, sólo 56% de las emprendedoras lo hace.
En cuanto al financiamiento, también hay diferencias en el comportamiento. Mientras la mujer pide sólo el dinero que necesita, el hombre siempre pide más. “Las emprendedoras parecen tener aversión a solicitar y tomar préstamos, normalmente porque creen que su petición será rechazada y porque consideran que la cantidad otorgada no será suficiente para hacer crecer su negocio”, explica el estudio.

Desafíos
“En Latinoamérica y el Caribe las mujeres enfrentan barreras mucho más complejas en la economía formal que sus contrapartes en países más desarrollados, tales como una falta de políticas y programas de apoyo y estímulo de la actividad emprendedora,exceso de normativas y procedimientos y falta de acceso al crédito”, dice el estudio.
Y por último, señala que pese a los esfuerzos de los sectores público y privado por mejorar el entorno emprendedor, aún existe una brecha de género importante en el emprendimiento (principalmente en términos de cantidad y crecimiento), que deja rezagada a la población femenina. “Esto no sólo es el resultado de un entorno emprendedor complejo al que muchas veces se enfrentan las mujeres en la región, sino también el resultado de las actitudes y motivaciones de ellas mismas”, destaca.

Perfiles

Las emprendedoras de alto crecimiento en Latinoamérica y el Caribe iniciaron sus empresas impulsadas por oportunidad, no por necesidad.

Tienen entre 30 y 39 años, viven con su pareja y tienen dos hijos en promedio. Provienen de familias con historial emprendedor.

Pertenecen a un nivel socioeconómico alto o medio-alto. Cuentan con un título universitario. Confían en su “olfato de negocio” y en su preparación técnica.

Para compaginar los múltiples roles que la sociedad espera de ellas se apoyan en su círculo más cercano (pareja, familia y amigos).

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