En Argentina, casi la mitad de las personas padeció o fue testigo de alguna situación de discriminación. Las trabajadoras tienen mayores dificultades que los hombres para recuperarse luego de la jornada laboral: 14% nunca se toma tiempo para descansar mientras que solamente 10% de los varones no descansa por fuera del trabajo. A pesar de ciertos avances, la inequidad sigue vigente
En materia de salarios, acceso a cargos ejecutivos y calidad de vida laboral, aún persisten las desigualdades entre mujeres y hombres. Dos relevamientos privados indagaron sobre estas cuestiones y difundieron sus resultados a días de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer.
Según un estudio sobre diversidad de género realizado el año pasado por la consultora de Recursos Humanos Adecco, casi la mitad de los argentinos sufrió o fue testigo de algún acto discriminatorio contra mujeres; dos de cada 10 respondieron que no consideran que haya igualdad laboral entre hombres y mujeres.
Los motivos más relevantes seleccionados por los encuestados fueron: 42% afirmó que es por el mito de que las mujeres están menos calificadas que los hombres para realizar un trabajo; 33% cree que la opinión de las mujeres es menos valorada y 32% plantea el tema de la maternidad y la dificultad para conciliar la vida familiar y laboral.
El estudio también develó -entre los motivos por los cuales se considera que se las discrimina: porque cobran menos sueldo, porque no ocupan puestos gerenciales y porque son víctimas de acoso.
Por otra parte, afirma que “el aumento de la participación de mujeres en el ámbito laboral no logró reducir la brecha en la participación igualitaria de ambos géneros en la actividad y el empleo. Según los datos relevados por el Indec, 47% de la población de mujeres se encuentra en actividad, lo cual es mucho menor en comparación al porcentaje de la población de hombres, que alcanza 70%”, sostiene Adecco.
También destaca que la mayor tasa de actividad de mujeres se da en la franja entre 25 y 45 años, por lo que la brecha es mucho más grande cuando hablamos de menores de 25 años que se insertan al mercado laboral y en personas mayores de 45 años.
“A nivel general, el porcentaje de mujeres trabajando es menor, y la brecha también se nota en la duración de su trayectoria laboral, muchas mujeres suelen ingresar más tarde al mercado laboral y también se retiran antes, lo que profundiza esta tendencia”, concluye este sondeo.
Estrés y agotamiento
Por su parte, el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21 desarrolló una investigación con una muestra de más de mil entrevistas en la que destaca la brecha en cuanto a la calidad de vida entre hombres y mujeres.
El este estudio se basó en cuatro ejes principales: el conflicto familia-trabajo; el estrés y su relación con el agotamiento; el ocio y su efecto en la desconexión; y, finalmente, cómo esto se traduce en diversas sintomatologías emocionales.
Algunos de los datos más relevantes muestran que 20% de las mujeres nunca tiene tiempo para hobbies y tiene dificultades en concentrarse en su trabajo por estar preocupado por asuntos domésticos. En ambos casos, los hombres se diferencian por casi cinco por ciento menos.
Por otra parte, un tercio de las mujeres se encuentra agotado después de una jornada laboral, mientras que 26% de los hombres se siente así. Además, a este mismo porcentaje le cuesta relajarse después de un día laboral, algo que solamente le ocurre al 23% de los hombres.
“Una de las principales razones del agotamiento es el ‘cinismo’, es decir, un estadio psicológico caracterizado por la falta de interés e identificación con el trabajo. Así, frente a elevados niveles de agotamiento, el individuo se vuelve menos sensible a bajar su productividad laboral o hasta a mantener un bajo desempeño. Sin embargo, se observó que las mujeres -a pesar de presentar mayores niveles de agotamiento- no presentan medias superiores de cinismo”, detalló el informe de la casa de altos estudios.
Sin desconexión
Realizar actividades de ocio se asocia a un mejor funcionamiento psicológico. Pero no es suficiente con tener tiempo para el ocio, sino que debe existir un proceso eficiente de desconexión.
Las mujeres poseen mayores dificultades para recuperarse luego de la jornada laboral con relación a los hombres: 14% de las mujeres nunca se toma tiempo para descansar luego de la jornada laboral y 27% no puede olvidarse de ésta cuando finaliza; mientras que solamente 10% de los hombres no se toma tiempo de descanso por fuera del trabajo y 25% no deja de pensar en ello.
Otro dato que se desprende del Observatorio de la UE21 es que el doble de mujeres (23%) que de hombres (10%) sienten tensión, dolor muscular, mayores niveles de fatiga, ansiedad, problemas de concentración y decaimiento.
“Esto demuestra cómo hay más mujeres que se sienten menos interesadas por hacer las cosas, tienen la sensación de estar decaídas, deprimidas o desesperanzadas, presentan problemas de concentración, cansancio y fatiga, se sienten inquietas y les cuesta permanecer sentadas. Además, confirman que se sienten fracasadas, que han decepcionado a su familia y están nerviosas o ansiosas”, concluyen.
Las mujeres con edades entre 41 y 50 años son las que presentan mayores niveles de agotamiento, conflictos familia-trabajo, más dificultades para concentrarse y disfrutan menos del ocio. Por lo contrario, las mujeres que menos porcentaje presentaron fueron aquellas que tienen entre 18 y 30 años.
Desafío empresarial, generar condiciones de real equidad
Numerosas experiencias ya están demostrando que, cuando las empresas asumen el compromiso de trabajar en pos de reducir las brechas de género y promover la diversidad dentro de las organizaciones, consiguen tener un mayor entendimiento de los mercados, así como también mejores resultados en términos de clima laboral, sentido de pertenencia, motivación y satisfacción de los colaboradores.
“Para prevenir estas limitaciones, desde el ámbito del trabajo debemos generar las condiciones para lograr una real equidad. Esto implica adoptar a la diversidad como estrategia empresarial, facilitar condiciones de flexibilidad para conciliar familia y trabajo, e implementar medidas de igualdad de oportunidades sumadas a acciones afirmativas y de transversalización de género”, expresó Esther Parietti, directora de Sustentabilidad de la consultora de recursos humanos Adecco en Argentina.Impactos en el cuerpo
Las mujeres presentan un mayor nivel de demanda y exigencia familiar y laboral. Por esta razón, existe una brecha en cuanto a la calidad de vida y el bienestar de las mujeres. En términos generales, presentan mayores conflictos en la relación familia-trabajo y mayores niveles de estrés y agotamiento.
El doble de mujeres (23%) que de hombres (10%) siente tensión, dolor muscular, mayores niveles de fatiga, ansiedad, problemas de concentración y decaimiento.