ESCUCHARAunque vive un repunte considerable, comienza a preocupar el notable desequilibrio comercial en el rubro. Las compras al exterior (US$1.000 millones) terminarán asfixiando una actividad que sostiene 80 mil puestos de trabajo en Argentina y que en Córdoba es señera. La opinión de un experto
Con operaciones comerciales que alcanzaron 2.200 millones de dólares, el sector metalmecánico alcanzó un nuevo récord de ventas que superó, incluso, el de 2016 en 22%. Sin embargo, la balanza comercial del sector fue negativa en 950 millones de dólares, con más importaciones que exportaciones, lo que indica una importación de más de 1.050 millones de dólares de máquinas terminadas y componentes para ensamblar con una exportación de sólo 100 millones de dólares.
“Hay indicios de que 2018 tendría un mercado de facturación dolarizada parecido al de 2017, de 2.200 millones de dólares”, expresó Mario Bragachini, especialista del INTA Manfredi (Córdoba), pero advirtió sobre la fue tendencia en este mercado del ingreso de importaciones, lo que complica el futuro de la industria metalmecánica nacional y los casi 80.000 empleos que el sector genera.
En este sentido, advirtió sobre la necesidad de que el Estado intervenga a fin de defender la industria nacional y el trabajo argentino. “El sector merece una ley de promoción de la industria metalmecánica nacional que incluya las terminales de maquinaria agrícola de baja y alta complejidad, las pymes agropartistas y, por supuesto, las industrias metalmecánicas de procesos agroalimentarios y de bioenergía y energía renovable, entre otras”.
“La idea no es cerrar la economía sino hacer más competitiva y exportable la industria nacional”, puntualizó el técnico. Asimismo, Bragachini agregó: “Es muy difícil ser un país sustentable sobre la base de la transformación de la materia prima alimenticia si se importan todos los procesos y maquinarias”, en diálogo con la prensa especializada del sector.
“Nuestro país necesita definir su rol en el mundo: continuar como proveedor de materia prima o posicionarse como productor y abastecedor de alimentos de consumo directo o de góndola de alto valor y trabajo argentino”, aseguró Bragachini.
En cuanto a las tendencias que dominan el sector de agromáquinas e implementos, el experto señaló que la precisión y el automatismo son los conceptos que marcan tendencia.
Nue
vas tendencias“Las tecnologías de digitalización, informatización y conectividad se vuelven, cada día, más accesibles y presentan nuevos desafíos para la maquinaria agrícola”, precisó.
De este modo, con mayor precisión y automatismo, el sector “se tecnifica con herramientas que generan mapas y habilitan la trazabilidad y certificación de las labores realizadas y de los productos obtenidos”.
En este sentido, Bragachini se refirió a las máquinas del futuro inmediato y aseguró que se volverán aún más precisas y autorreguladas, el paso previo a la robotización.
En este sentido, los sensores estratégicos, el cableado inteligente Cam Bus y los actuadores eléctricos de mucha precisión constituyen un antes y un después que, sumado a la conectividad ISO BUS, “hacen todo más amigable” con la labor cotidiana en el campo.
Asimismo, el especialista consideró que la visión artificial y los sensores de humedad de suelo y materia orgánica en la línea de siembra resultan un “tremendo avance en el manejo de micro variabilidad”, ya que permiten la gestión por ambiente de cultivos e insumos.
A su vez, aseguró que los robots avanzarán en el manejo de cultivos masivos e intensivos, lo que provocará cambios de paradigmas. En este sentido, el especialista de Córdoba destacó que crece el protagonismo de los drones aplicadores, exploradores y relevadores de micro variabilidad en cultivos intensivos.
De formación ingeniero agrónomo, Mario Bragachini inició sus pasos en el INTA Manfredi y lideró importantes procesos de transformación para el sector productivo. Con 37 años de experiencia en el organismo, es especialista en Agroindustria y Agregado de Valor del INTA y como tal ha recibido diversas distinciones.
“El sector merece una ley de promoción de la industria metalmecánica nacional que incluya las terminales de maquinaria agrícola de baja y alta complejidad, las pymes agropartistas y, por supuesto, las industrias metalmecánicas de procesos agroalimentarios y de bioenergía y
energía renovable, entre otras”.“No se trata de cerrar la economía sino de hacerla más competitiva. Es muy difícil ser un país sustentable sobre la base de la transformación de la materia prima alimenticia si se importan todos los procesos y maquinarias”.
