José Simonella se refirió así a la suba del dólar y a la inflación, que complican la operatoria de los hipotecarios. Si se profundizare el escenario, dijo que la situación podrá ser como la que se atravesó cuando se recurrió a la pesificación asimétrica
Por Cecilia Pozzobon – [email protected]
Unos meses atrás, los economistas del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) de Córdoba alertaban sobre el riesgo que representan los préstamos hipotecarios actualizados por las Unidades de Valor Adquisitivo (UVA) -coeficiente creado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) que ajusta las cuotas y el capital del crédito con la inflación-.
En noviembre del año pasado, los profesionales decían que son “una bomba de tiempo” hasta tanto la tasa de inflación no baje a un dígito.
La inflación no sólo no ha bajado sino que se mantiene, a punto tal que el Gobierno debió ajustar su meta inflacionaria para este año, ubicándola en 15%, porcentaje que pocos economistas creen que se pueda alcanzar.
Ese reacomodamiento generó, al decir de otros analistas, la suba que viene registrando el dólar desde fines del año pasdo y que, sólo en 2018, acumula una expansión de 7%, habiendo llegado el viernes pasado a $20,4 -según el promedio de bancos-.
Consultado por Comercio y Justicia sobre la actual situación de los créditos hipotecarios en el nuevo contexto, José Simonella, asesor financiero y presidente del CPCE de Córdoba, indicó que “las condiciones riesgosas de los préstamos UVA se siguen manteniendo porque la inflación no logra ser dominada y la perspectiva hacia adelante es que sea superior a los salarios o que, en el mejor de los casos, éstos logren igualarla”.
El Gobierno está presionando por aumentos salariales por debajo de la inflación estimada y, con suerte, en algunos casos se ofrece una cláusula de actualización (gatillo). Hay que entender que si bien a lo largo de todo un año los sueldos pueden llegar a alcanzar la inflación, en el interin -lo que se refiere a un tema financiero- el UVA se actualiza todos los días y todos los meses, por la inflación, el asalariado tomador de un crédito va a pagar una cuota más alta.
Entonces, si se graficara la suba de los salarios se dibujaría una meseta, mientras que en la línea de la deuda se verían triángulos representantes del mayor esfuerzo que tendrá que hacer el tomador de crédito cuando se le actualice el UVA y, por ende, la cuota. El UVA no es un instrumento financiero para ser utilizado en momentos de alta inflación.
-¿No hay chances de que baje?
-La economía está tratando de pelearla. La forma de hacer bajar la inflación es hacer desaparecer el déficit y tratar de que la economía se indexe lo menos posible y, dentro de ésta, los salarios son una parte importante en la función de costos. Las perspectivas de que aquéllos le ganen a la inflación son tremendamente bajas, con lo cual habría que esperar que la incidencia de la cuota de un hipotecario UVA siga aumentando en términos relativos, salvo que se mejoren las condiciones de trabajo, le den un ascenso, cambie de empleo por uno mejor remunerado, pero ésas son cuestiones puntuales. Esto que hace un tiempo advertíamos desde el CPCE se viene a corroborar cuando los banco oficiales, como el Nación, incrementa el plazo de los créditos UVA para que la gente pueda tomarlos y, a su vez, aumenta la afectación del ingreso para el pago de la cuota.
Esto tiene relación con el aumento del dólar porque las propiedades en Argentina están dolarizadas y la suba reciente del dólar ha hecho que los que tenían créditos casi otorgados por valores de noviembre o diciembre, se encontraran con que ya el monto no les alcanzaba. Con eso, el riesgo es cada vez mayor porque la afectación cuota-ingreso al momento inicial es más alta. Lo que tiene que tener en claro la gente es que los créditos UVA no son como los préstamos a los que estuvimos acostumbrados los argentinos, en los que la inflación iba ‘comiendo’ la cuota. Estamos acostumbrados a que la cuota se iba licuando a medida que aumentaban los ingresos. Ahora eso no va a pasar. La cuota se va a ir actualizando, con lo cual no se va a licuar nunca.
-¿Sube el riesgo de incobrabilidad?
-No sé si aumenta ese riesgo pero sí claramente al asalariado se le va a hacer más difícil pagar. Más aún cuando el Banco Nación tiene la posibilidad (que en un principio aparece como ventaja pero que con estos riesgos se convierte en un salvavidas de plomo) de que puedas incorporar ingresos familiares para tomar el crédito. El tema es que ahí se corre el riesgo de que el familiar no tenga durante los próximos 40 años un ingreso tan bueno como el de ahora; se puede jubilar, por ejemplo. Es decir que ese 30% del ingreso familiar sobre el ingreso del tomador de crédito es aún mayor. Es un porcentaje muy alto para un crédito a 30 o 40 años.
-¿Cuánto margen tienen los bancos en función de sostener este sistema que lanzó el Gobierno? ¿Pueden dejar de ofrecer hipotecarios en UVA?
-El Gobierno lanzó la posibilidad de los créditos en UVA, después cada entidad la tomó y desarrolló a su medida. Algunos no permiten afectación de ingresos familiares, ofrecen diferentes montos máximos, algunos son para vivienda única y otros no. Digo, lo que hizo el BCRA fue dar la posibilidad de que se pudieran dar préstamos ajustados por UVA. Acá lo peligroso es que si los bancos oficiales, para salvar la línea UVA, es decir, para que siga teniendo utilidad a la hora de ser tomado, aumentan los parámetros que en un futuro pueden generar riesgo de incobrabilidad, en el mediano plazo el banco oficial va a tener un problema, y seguramente, como hablamos de vivienda única, el Estado una vez más va a tener que salir en auxilio de esos tomadores de préstamos, como ya nos pasó cada vez que usamos una herramienta en Argentina en exceso, como fueron los préstamos en dólares.
En algún momento el problema fue tan grande que la economía tuvo que hacer la pesificación asimétrica, con la que a los ahorristas se los perjudicó y a los tomadores de préstamos se los benefició.
Porque hay que tener en claro que esto no es inocuo para la economía. Si puede ser beneficioso para el tomador de crédito (como fue en 2002) es perjudicial para el ahorrista. Acá puede llegar a pasar lo mismo, en un futuro, si la inflación se escapa, si la cuota aumenta demasiado, si la gente empieza a tener problemas serios para pagar.
Seguramente, desde el punto de vista de los banco oficiales, el Estado debería hacer algo. Y ese algo podría ser o aumentar los plazos o transformar los préstamos a tasa fija, u otra cosa con la que el patrimonio del banco se podría ver afectado. Si uno analiza la historia argentina, en plazos tan largos (30 años) siempre han surgido complicaciones y el Estado ha tenido que auxiliar con plata de todos.