viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Por nuestros hijos…

Por Gabriela Magris * - Exclusivo para Comercio y Justicia
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  Por Gabriela Magris *

Hace un tiempo ya, el Centro de Mediación Comunitaria del Defensor del Pueblo fue convocado para intervenir en lo que aparentemente era un conflicto entre dos barrios.
Los vecinos de uno de ellos cortaron la ruta solicitando la paralización de la obra de entubamiento de los residuos cloacales provenientes de la Planta de Líquidos Cloacales del barrio vecino. Dicha obra había sido dispuesta por el organismo técnico provincial correspondiente, teniendo en cuenta el colapso del cuerpo receptor (pozos absorbentes) e inoperatividad de la planta referida.
La primera reunión fue realizada en el Centro de Jubilados de uno de los vecindarios y se convocó a los habitantes de ambos barrios (a través de sus representantes, esto es autoridades de los respectivos centros vecinales) con el objetivo de conocer la situación, las inquietudes, las necesidades y las decisiones de los vecinos.
Asisten a esa alrededor de unos 50 residentes de ambos barrios. Estaban presentes los Presidentes de los dos Centros Vecinales, el médico del dispensario, los vecinos que cortaron la ruta y otros que se asomaron a averiguar qué pasaba.

El ambiente de la reunión fue tenso en un principio. Los vecinos que cortaron la ruta sostenían que esa trabajo no debía realizarse y manifestaron su preocupación de pasar por la situación que se vivía en el otro barrio y también sus dudas sobre la obra que se había comenzado a concretar y que atravesaría una calle importante de su sector.
Los habitantes del vecindario donde estaba ubicada la Planta contaron lo que estaban viviendo, la contaminación, la destrucción de los lugares de esparcimiento de sus hijos, su temor por la salud de la familia, la sensación de discriminación por parte de los vecinos de otros barrios y solicitaron una pronta solución.
Todos coincidieron en la mala comunicación y respuestas de las autoridades y plantearon la falta de credibilidad en los funcionarios.
Luego de escuchar todas las expresiones, buscamos el reconocimiento/descubrimiento de sus intereses por parte de los vecinos de ambos sectores. Y aquí quiero detenerme un momento, para analizar qué significa encontrar los intereses (entendidos como aquello que motiva y se relacionan con las necesidades, deseos, aspiraciones, preocupaciones y miedos).

En una mediación eficaz, analizar cuáles son los verdaderos motivos que sostienen las posiciones es la única manera de poder avanzar hacia un acuerdo. Entonces, cuando conozcamos los intereses podremos distinguir si son comunes (aquellos que se comparten y coinciden en que son objetivos a alcanzar frente al conflicto); opuestos (aquellos en los que todo lo que se lleva uno, lo pierde el otro y la única manera de congeniar las aspiraciones de ambos es partiendo las diferencias) o diferentes (aquellos que se basan en creencias, valores o necesidades específicas y pueden ser opuestos o complementarios; en este último caso es posible un acuerdo satisfactorio puesto que cada parte quiere cosas distintas).
En las exposiciones de los vecinos pronto pudimos determinar que había un interés común: “terminar con este problema que perjudicaba a todos, por el bienestar de nuestros hijos”, fue la expresión unánime. Esos hijos que iban al mismo colegio, jugaban en las mismas plazas y recorrían las mismas calles.
Entonces se propusieron dos temas: 1) Elaborar una lista de las necesidades inmediatas, mediatas y a largo plazo. 2) Buscar un mecanismo que diera fiabilidad a la obra que debía realizarse.
La lista tenía 9 puntos. La confianza en las cuestiones técnicas de la obra podría zanjarse a través de un informe de una Cátedra de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Córdoba que diera respuesta sobre los distintos aspectos operativos de la obra, así como la realización de una prueba hidráulica ante la vista de los vecinos que quisieran participar.
Ya estaban pensando todos juntos cómo avanzar para destrabar el conflicto y aparecieron otras inquietudes, para lo que se consideró necesario también incluir en la solución a la Municipalidad, llevándose a cabo varias reuniones con los funcionarios municipales y provinciales a fin de poder desarrollar una agenda que satisficiera a los vecinos así como avanzar con la obra contratada y empezada.
Finalmente se suscribió un acuerdo que contemplaba los intereses de los vecinos y también de las autoridades competentes, tanto provinciales como municipales y lo que al principio pareció una controversia de difícil resolución, se convirtió en un trabajo mancomunado “por nuestros hijos…”.

(*) Mediadora

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