sábado 23, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

“La ciudadanía espera de los magistrados comportamientos que sean más relevantes”

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“Los jueces no son solamente máquinas que tienen que dar sentencias, son hombres que tienen que dar ejemplo”, sostuvo el ex vocal del Tribunal Superior de Justicia, Armando Andruet. El maltrato o el trato descortés a abogados y ciudadanos aparece entre las denuncias más frecuentes

Por Carolina Klepp – [email protected]

“La ciudadanía espera de los magistrados comportamientos que sean más relevantes. Si yo ciudadano puedo ser impulsivo en ciertas cosas, no espero que el magistrado sea tan impulsivo como yo, espero un comportamiento mejor que el mío”. La frase pertenece al nuevo presidente del Tribunal de Ética del Poder Judicial, el ex vocal del TSJ Armando Segundo Andruet, quien completa: “Los jueces no son solamente máquinas que tienen que dar sentencias, son hombres que tienen que dar ejemplo. La cuestión de la ejemplariedad es la cuestión que está detrás de todo código de ética”.
La institución que ahora preside tiene 13 años, sin embargo “sigue siendo muy ignorada o desconocida no solamene para los magistrados y los funcionarios sino también para los abogados, y esto me parece que impone necesariamente que para que una institución funcione primero hay que hacer conocer qué hace”.

– ¿Y qué hace?
– No es un tribunal que se convierta en una especie de inquisición que ande buscando a quién juzgar ni mucho menos. El Tribunal de Ética no juzga, lo que hace es recomendar. Todas las personas que lo integran son miembros que han sido del Poder Judicial o de la abogacía, todos estamos en situación de pasividad, motivo por el cual no hay ningún tipo de cuestión jurisdiccional de por medio. Lo único que podemos hacer es una recomendación vinculada eventualmente con algún comportamiento impropio que ha resultado de un juez, fiscal o funcionario, en el ámbito público de la función o en el ámbito privado con trascendencia pública que haya tenido. Esto significa que hay una cantidad de situaciones que ordinariamente ocurren en la vida forense, o fuera de ella, que no son atendidas en ningún ámbito porque no tienen ni una entidad suficiente como para abrir un jury de enjuiciamiento y destituirlo ni una acción judicial, ni tampoco un sumario administrativo, porque no ingresan a ninguna de esas categorías. Ese remanente deontológico es muchas veces el que más impacta en el común de  las personas o los ciudadanos, que posiblemente ignoran cómo es la acción o el funcionamiento de un magistrado en su tribunal pero sí lo visualizan porque vive cerca de su casa y ven que hay muchos comportamientos que no parecen los adecuados o lo más debidos para quien ocupa un lugar en la magistratura.

-¿Quiénes pueden hacer las  denuncias?
– Un ciudadano, un par, puede surgir de la remisión de un tribunal o de oficio por la propia información pública que el Tribunal de Ética advierte por una información periodística.

– ¿Qué tipo de casos tienen bajo análisis?
– Hay variados. Unas de las temáticas recurrentes, que afecta mucho, está vinculada con la cuestión de los malos tratos o el trato descortés. Estos últimos no ayudan a una dinámica de fricción como es la propia que se vive en los tribunales y en ciertos fueros particularmente.
– ¿Quiénes son los que más denuncian este tipo de cuestiones?
– Generalmente son los abogados que reciben el maltrato o los mismos ciudadanos que se han visto denostados frente a requerimientos que hacen posiblemente por ignorancia o falta de información en algunas cuestiones pero que, al final de cuentas, el ciudadano siempre tiene el derecho a preguntar y conocer cosas.
Hay otras categorías de denuncias relacionadas con comportamientos impropios de los  magistrados fuera de su función judicial, en su vida privada con trascendencia pública, algunas situaciones escandalosas en lugares públicos como restaurantes o confiterías.

– ¿Como cuáles?
– Un ejemplo corriente está vinculado con los controles policiales. Frente a la situación de encontrarse en una incorrección porque tomó una copa de más, en vez de hacer lo que todo ciudadano debe hacer -no negarse, perder los puntos (del carnet de conductor)- muchas veces el magistrado se siente violentado con esta situación y comete actos o dice palabras que pueden ser un poco inadecuados para cualquiera pero son mucho más inadecuados si quien los hace es un magistrado. En un caso la denuncia la hizo un policía que había intervenido y en otro caso fue alguien que visualizó la situación.

Recomendación  para el uso de Facebook, Twitter y Tinder

El titular del único Tribunal de Ética del Poder Judicial en todo el país también se refirió al punto de vista ético en la utilización de las redes sociales por los magistrados. Armando Andruet dio las siguentes recomendaciones siguiendo las que elaboró la  Comisión Iberoamericana de Ética Judicial.
“La primera de ellas es que los jueces no están impedidos de utilizar las redes sociales, siempre hablando del uso privado de las redes y no en el institucional. Es decir, un juez no podría dictar una sentencia por Twitter. El juez debe saber que  quien usa las redes no puede después sostener que ignora cómo funcionan las redes”.
– ¿Pueden los jueces expresar cuestiones políticas en las redes?
– Que se exprese por una cuestión política es una falta ética severa porque una de las prohibiciones expresas para la magistratura es ésta, el de una declaración de naturaleza política de la que pueda desprenderse algún tipo de parcialidad política.  Los jueces conocen que en su caso la libertad de opinión está disminuida por el mayor valor que se le da a la mostración de su imparcialidad e independencia.
– Desde el punto de vista ético, ¿hay alguna recomendación puntual sobre  la utilización de Tinder, la red social de citas, por parte de los magistrados?
– Esa red no la conozco, y no podría abrir más juicio  que el genérico para las redes, y es que todo lo que diga en las redes es como si lo dijera públicamente, entonces si usted  tiene que tener reserva de decir ciertas cosas a las personas, el hecho de que lo diga intermediada por la tecnología no modifica la sustancia; la sustancia es que lo dijo.

 

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