El terror se instaló ayer en Barcelona cuando una persona atropelló con una camioneta un grupo de transeúntes en Las Ramblas y mató al menos a 13 e hirió a otros 80, informó el presidente de la región de Cataluña, Carles Puigdemont.
Dos personas fueron detenida en relación con el atentado, según anunció Puigdemont en una conferencia conjunta con Ada Colau, alcaldesa de Barcelona. La información brindada por el primero contradice la de su ministro del Interior, Joaquin Forn, quien previamente había informado en su cuenta de Twitter que el balance de víctimas era de 13 muertos y 50 heridos. Entretanto, fuentes policiales dijeron a la agencia de noticias EFE que uno de los detenidos sería Diss Oukabir, un joven de origen magrebí que podría haber alquilado el vehículo con el que se cometió el ataque.
Además, la policía regional desmintió que un sospechoso se hubiera atrincherado en un bar del centro de Barcelona, como se había difundido en redes sociales y en algunos medios de comunicación.
El atentado ocurrió pasadas las 15 locales (10 de Argentina), cuando una camioneta alquilada de color blanco arrolló a varias personas que paseaban por las Ramblas, uno de los lugares más concurridos y turísticos de Barcelona.
Imágenes difundidas en las redes sociales por la Asociación de Unidad de Guardias Civiles de España mostraron una camioneta detenida en medio de La Rambla, sentido el mar, con notorios signos de haber colisionado, con sus puertas delanteras abiertas y rodeada de personas lesionadas y policías que las auxiliaban.
Al parecer, la camioneta partió de la estación de subte de las Ramblas, circuló por el carril central de esta avenida e impactó contra varios vehículos en el recorrido, que terminó prácticamente en la entrada del teatro del Liceu (ópera de Barcelona).
El vehículo se desplazaba a gran velocidad y haciendo “eses”, según el testimonio de un testigo citado por el diario La Vanguardia.
En medio de la conmoción y de la incertidumbre, los rumores y las versiones periodísticas se multiplicaron.
Comerciantes y testigos en el lugar le dijeron a la agencia Télam que la policía local aseguró estar detrás de dos personas armadas y ordenó que nadie saliera de los lugares donde se encontraban. Las fuerzas de seguridad acordonaron entonces la zona, los equipos de emergencia sanitaria desplegaron un amplio dispositivo de asistencia a las víctimas y se vivieron escenas de pánico, con gente corriendo muy asustada que se refugiaba en comercios y viviendas tras el atropello. En uno de esos controles, un policía resultó arrollado por un vehículo que transgredió las medidas de seguridad y se dio a la fuga.
La Audiencia Nacional, el tribunal encargado de los delitos de extremismo, abrió diligencias para investigar el atentado. Asimismo, la policía encontró en la localidad de Vick, a unos 60 kilómetros al norte de Madrid, una segunda camioneta que podría estar vinculada con el ataque, según informó la alcadesa de esa ciudad.
Pese a los constantes rumores, la policía informó una y otra vez en su cuenta de Twitter que “no se puede confirmar cuál es el móvil” del atentado.