sábado 23, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

El abogado del rock and roll

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Por Luis R. Carranza Torres

Conjugó música y cuestiones jurídicas como nadie antes

John Gregory Branca nació un 11 de noviembre de 1950, en Bronxville, un vecindario periférico perteneciente a la población de Eastchester en el condado de Westchester, a 24 kilómetros al norte de Manhattan. Un lugar con mucho verde, poca gente y una vida pueblerina que en nada hacía presagiar la existencia de glamour y presencia en los medios con que ejercería su profesión legal más tarde.
Su familia tenía orígenes profesionales mixtos y ninguno cercano a lo legal, aunque sí al mundo del espectáculo. Su madre, Barbara Werle, era artista y bailarina, ganadora de varios premios y había danzado hasta en el mítico Show de Ed Sullivan en los primeros tiempos de la televisión. Por parte de padre, la cosa venía por lo deportivo. Su progenitor fue Comisionado del New York State Athletic Commission, un organismo dentro del Departamento de Estado local, un equivalente al Ministerio de Gobierno provincial entre nosotros, que se encarga de regular todos los espectáculos deportivos de ese Estado y otorgar las licencias de promotores, boxeadores, árbitros, entre otros. Su tío Ralph, por su parte, había sido jugador de béisbol, lanzando para los Dodgers de Brooklyn durante varias temporadas, incluyendo la Serie Mundial de 1947.
A los 11 años, John se mudó a Los Ángeles, siguiendo a su madre, que se había trasladado allí por su carrera artística. Dos años después fundaba la banda de rock The Other Half, en la cual participaba como guitarrista.
Por entonces, sus estudios se orientaban a la música en el Los Angeles City College, primero, y en el Occidental College, luego. Pero, al ingresar a la universidad, se decidió por la Escuela de Derecho de UCLA. Allí llegó a desempeñarse como editor-in-chief de una de las revistas jurídicas de la facultad, antes de recibirse en 1975. En el sistema educativo legal estadounidense se trata del tipo de puestos como alumno que hacen vislumbrar a quienes van a destacar luego en el ejercicio profesional.

En sus inicios trabajó en el estudio Kindel & Anderson, una firma legal fundada en 1953 y orientada a los clientes de tipo corporativo, especialmente empresas relacionadas con los bienes raíces. Es allí cuando, el día menos pensado, del modo menos pensado, encuentra su vocación en el ejercicio del derecho. Su “destino manifiesto” se le presentó en la forma de un artículo sobre Elton John en la revista Time. Allí se mencionaba a los abogados especializados en temas de la industria del espectáculo, denominados “entertainment lawyers”. Fue un flechazo vocacional instantáneo que determinó el campo de Derecho en el que   quería ejercer en lo sucesivo.
Desde entonces escaló posiciones en el ramo hasta llegar a ser uno de los abogados más encumbrados, sino el más destacado del mundo, en el área de los derechos de autor sobre canciones, cuestiones de propiedad intelectual relativa a la música y contratos del ramo.
Hoy por hoy, a su práctica jurídica ha incorporado -paralelamente-, la representación de estrellas de rock and roll, inversores independientes de música, producción de repertorios y la creación de sellos discográficos.
Su cartera de clientes genera envidia dentro y fuera de la profesión y no tiene quién rivalice con ella. Desde su primer gran representado, la banda The Jackson Five, primero, y Michael Jackson, luego, ha incorporado a más de treinta referentes de primer orden en la música, incluyendo a los Los Rolling Stones, Aerosmith, The Beach Boys, Fleetwood Mac, Bee Gees, Backstreet Boys, Alicia Keys, Berry Gordy, Martin Lawrence  y Carlos Santana, entre otros.
Sin embargo, es un error creer que sólo trabaja con músicos o bandas. Revistas del tenor de Forbes, Penthouse y Playboy son también sus clientes, así como inversionistas como Ron Perelman y el boxeador Mike Tyson. También ha intervenido en la venta de algunos de los repertorios musicales más importantes de la industria, así como en la formación y trasferencias de diversas empresas del ramo: Interscope Records, Rhino Records o American Recordings.
En su primer matrimonio, Michael Jackson fue su padrino y el músico Richard Wayne Penniman, más conocido como Little Richard, quien ofició como ministro.
Actualmente es socio y cabeza del departamento de música en el estudio Ziffren Brittenham, especializado en derecho del entretenimiento. También se desempeña como ejecutor del testamento de Michael Jackson y presidente de la corporación en que se han reunidos sus bienes. De tener un patrimonio negativo al momento de morir el cantante, en 2013 generó utilidades por 600 millones de dólares, siendo considerado en los círculos especializados como “el caso más asombroso de resurrección financiera en la historia de la cultura pop”.
Su actuar ha marcado un antes y después en el modo de ejercer en la materia. Integra por méritos propios ese reducido grupo, dentro de los abogados, que trascienden los límites materiales de su área de ejercicio para gozar de un prestigio a nivel de la profesión en general. Por ello no es raro que las publicaciones especializadas pongan su nombre en los rankings de los letrados con mayor nombre o fama.
En 2016, por ejemplo, la Billboard Magazine lo nombró “Abogado del Año”. Una prueba más, por si hiciera falta, de quien ha convertido su persona en una marca profesional asociada al segmento más exclusivo y remunerativo en el difícil mundo del espectáculo.

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