La importación se multiplicó por cuatro. Y en el último año se duplicó la instalación de equipos en todo el país. La normativa que busca regular la actividad.
La tendencia crece y se consolida. En 2016 se duplicó la cantidad de instalaciones de equipos solares térmicos en el país, conocidos como “calefones solares” o, más propiamente, termotanques solares.
La importación y venta de estos productos se multiplicó por 3,6 veces en los últimos dos años y todo apunta a que, tarifazo del gas mediante, la tendencia continúe o se profundice. Se trata de un mercado de exponencial crecimiento en los países en desarrollo, que se encuentra casi virgen en Argentina, donde alcanzan prácticamente los dedos de una mano para contar los fabircantes de estos productos, concentrados en Santa Fe y San Luis.
Se trata de una tecnología que es una alternativa a las fuentes convencionales de energía y que combina ahorro energético y confiabilidad. Pero que como toda tecnología nueva, requiere de programas de apoyo y de una actualización normativa que acompañe y consolide el movimiento de estos productos en el territorio.
Con respecto a los programas que buscan promover estos sistemas que permiten un uso sostenible de los recursos, además de reducir costos en relación con las fuentes tradicionales de energía, algunas provincias lanzaron planes que contaron con el asesoramiento técnico del INTI.
Al primero puntapié en esto los efectuó el gobierno de Santa Fe, que desde 2015 puso en marcha, en alianza con el INTI, el plan “Un sol para tu techo”. Más tarde, el año pasado, el Banco de Córdoba lanzó una línea financiera especial dedicada específicamente a la compra e instalación de calefones solares.
Desde 2013, el INTI le prestó atención a esta tecnología, que se usó desde hace décadas en Israel y en otros países. “Desde el Instituto ensayamos la durabilidad y el rendimiento energético de los calefones solares, tanto de fabricación nacional como extranjera, los que deben tener una vida útil de alrededor de 20 años para su comercialización”, explicó Martín Cordi, coordinador del Área de Energía Solar Térmica del INTI.
De las pruebas se pasó al asesoramiento y de allí a la elaboración de normativas básicas, no sólo para la homologación de equipos sino también para la normativa de instalación.
En ese camino y para garantizar la oferta de mano de obra calificada y acompañar el crecimiento de este sector, el INTI presentó ahora la primera certificación en el país de competencias laborales para instaladores de termotanques o calefones solares.
La certificación, denominada “De nivel II”, se centra en los sistemas compactos o domiciliarios. “Se trata de la instalación más simple que se puede hacer en energía solar térmica, que se utiliza en viviendas. Esta certificación contempla sistemas de hasta seis metros cuadrados o 500 litros de acumulación de agua caliente sanitaria”, explicó el especialista del INTI.
Cordi destacó que en los últimos años “la instalación de equipos ha crecido ampliamente”, y agregó que “en la actualidad se instalan entre 15 y 20 mil equipos anualmente. La idea es llegar a 150 mil en un plazo de cuatro años, pero depende de muchas variables”. Según al Censo Solar Térmico realizado por el instituto en 2016, en el país hay como mínimo 72 instaladores.
Los exámenes teóricos y prácticos para alcanzar el reconocimiento formal comenzarán en la segunda mitad del año. Hasta entonces, las personas interesadas deberán inscribirse. Uno de los próximos objetivos es que las distintas provincias del país incorporen la certificación y así extender a todo el territorio la posibilidad de que los especialistas obtengan un aval formal que dé cuenta de sus competencias.
El Comité Técnico Asesor encargado de diseñar el proceso de certificación está integrado por el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), fabricantes, importadores, empresas de servicios ligadas a la actividad e instituciones educativas y de capacitación, además del INTI, por medio del Organismo de Certificación y del Centro de Energías Renovables.
La elaboración de las pautas para el surgimiento de esta certificación llevó casi tres años de trabajo. Se trata de un proceso individual, temporal -el certificado tiene cuatro años de validez-, de carácter voluntario, y no incluye capacitación.
Existe un programa de conocimientos obligatorios de 15 módulos y material de consulta sobre trabajo seguro en altura, que los postulantes a la certificación deben conocer. El proceso incluye un examen teórico y uno práctico, que consta de tres partes: criterios de elección de equipos, metodología de trabajo seguro y emplazamiento e instalación.
El 4 de abril pasado se realizó la presentación de la certificación, en el auditorio del INTI, en Buenos Aires. Estuvieron presentes el director nacional de Promoción de Energías Renovables, del Ministerio de Energía y Minería, Maximiliano Morrone; y el director de Tecnología y Producción, de la Secretaría de Vivienda y Hábitat de la Nación -Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda-, Alejandro Bottoli. Allí, ambos destacaron la posibilidad de impulsar la instalación de equipos solares térmicos de industria nacional en las viviendas sociales.