La “magnitud” de la mejora en el consumo dependerá “del resultado de la carrera entre precios y salarios”, según un estudio privado que se difundió ayer, el cual consideró que las expectativas para este año “son más alentadoras” que las de 2016.
“A lo largo de 2016, el gasto de las familias mostró un importante deterioro. Conforme a los datos del Indec, en los primeros nueve meses el consumo privado acumuló una baja de 1,2%”, dice la publicación en su síntesis difundida en la jornada de ayer.
“Esta contracción se explica por la aceleración inflacionaria que no pudo ser acompañada por el salario, y por el deterioro del mercado laboral (destrucción de empleo privado formal, reducción de horas extras y suspensiones)”, agrega.
En lo que respecta a cómo la recisión afectó los distintos rubros, Ecolatina retomó las mediciones de Kantar WorldPanel e indicó que el consumo masivo exhibió una contracción de cuatro por ciento el año pasado.
“A la hora de racionalizar el consumo, las familias priorizaron los bienes de mayor necesidad, y así fue como, de acuerdo a la información de CAME de locales minoristas, las ventas de alimentos y bebidas (-2,6% anual) o de farmacias (-3%) mostraron bajas más moderadas que otros productos de menor necesidad como, por ejemplo, los de bijouterie (-12,4% en el año), cosmética (-10%)”, aseguró Ecolatina. “En bienes durables hubo comportamientos totalmente opuestos. Por un lado, las ventas de productos de electrodomésticos estuvieron entre las que más cayeron (-14% anual, según datos de comercios tradicionales de CAME) y, por el otro, el patentamiento de automóviles fue uno de los pocos rubros que mostraron un incremento durante 2016 (+10,2% en el año, de acuerdo a las estadísticas de Acara)”, detalla la consultora al recuperar informes que se conocieron en días pasados.
Aun así, Ecolatina indica que “las expectativas sobre el consumo para este año son más alentadoras (que aquellas) respecto de 2016. Por un lado, hay sectores cuyos ingresos están atados a la inflación pasada, como son las jubilaciones y las asignaciones familiares. Así, en la medida en que los precios desaceleren su ritmo de crecimiento, dichos hogares exhibirán una mejora real en su haber. Dado que se trata de los sectores de menores ingresos, es probable que gran parte de estas ganancias se destinen al consumo”.
No obstante, aclara: “La magnitud de dicha mejora va a depender principalmente del resultado de la carrera entre precios y salarios. La desaceleración de la inflación está afectada por dos fuerzas contrapuestas: la fuerte suba de precios regulados y la apreciación cambiaria”.