El ministro Triaca consideró que “hay que capacitar y dar incentivos para generar fuentes de trabajo”. Micheli, de la CTA, cuestionó que se vuelva a “viejas metodologías” que terminaron en la crisis de 2001. Jorge Sappia, en tanto, dijo que sin control el sistema de pasantes puede ser peor que el empleo ilegal
El Gobierno confirmó ayer que este año apostará a la vuelta de un sistema de pasantías laborales, lo que despertó la crítica del sector sindical y cosechó una que otra advertencia.
Luego de que el secretario de Empleo, Miguel Ángel Ponte, aseguró que las pasantías son “la única posibilidad” de acceder “al mundo real del trabajo” para los estudiantes o trabajadores y desocupados sin formación, el titular de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) Autónoma ,Pablo Micheli, advirtió: “Esto ya lo vivimos y no sirvió para nada. Sólo benefició a los sectores concentrados de la economía y llevó a la situación de diciembre 2001”.
De este modo, Micheli cuestionó que el Gobierno insista “con viejas metodologías que dieron resultados terribles en este país”, y aseguró que este nuevo plan consiste en “flexibilizar las condiciones laborales antes que te despidan”.
Incluso parte de las declaraciones de Ponte abonaron esa teoría sindical. Sucede que al explicar que los mecanismos de contratación y despido en el mercado laboral deben ser “más sencillos”, el funcionario expresó: “Debe ser como en el organismo humano comer y descomer”.
Los dichos de Ponte, exhombre del grupo Techint, volvieron a encender así alarmas dentro de la Confederación General del Trabajo (CGT): Héctor Daer, miembro del triunvirato de conducción, avisó que la central obrera no va a resignar derechos.
Si bien Ponte reconoció que las pasantías cobraron mala fama en la década del 90 a la par de la legislación flexibilizadora del entonces gobierno de Carlos Menem, intentó matizar al decir: “No vamos a matar todos los perros porque uno esté rabioso”.
Más allá de estas desacertadas declaraciones, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, opinó que en Argentina hace falta desarrollar oficios para satisfacer la demanda del mercado laboral y que el objetivo de la gestión será mejorar la empleabilidad “para sacar de la pobreza a los argentinos” que hoy no estudian ni trabajan o están desempleados.
“Hay que capacitar y dar incentivos para generar fuentes de trabajo”, dijo en declaraciones periodísticas.
Consultado sobre si el formato de pasantías que podría utilizarse no entrañaba un riesgo de flexibilización laboral, Triaca explicó que deben darse “con mucho control y con participación de los gremios”.
En ese sentido, resaltó que muchos sindicatos tienen sus centros de capacitación y llamó a “sacarse los prejuicios” en el tema.
Para el funcionario “las pasantías se utilizaron sin control y de una manera precaria en el pasado, pero el verdadero sentido es la práctica formativa y la adquisición de conocimientos por parte de los jóvenes”.
En diálogo con Comercio y Justicia, el abogado laboralista y ex secretario de Trabajo de la Nación, Jorge Sappia, explicó: “Las pasantías pueden ser buenas o malas según cómo se las implemente”.
“Si se van a hacer pasantías para capacitar a una persona existiendo la posibilidad de que sea contratada por la empresa capacitadora, me parece excelente. El tema está en el cumplimento del objetivo de la pasantía, es decir, si se usa la herramienta para encubrir que una persona hace lo que cualquier otro trabajador de la empresa pero le pagan como a un pasante, eso es un fraude laboral. La diferencia está en que la autoridad administrativa de Trabajo controle para que no haya ese tipo de fraude”.
Y advirtió: “Si no se vigila, puede llegar a ser una precarización aún mayor que la que ya estamos acostumbrados con el trabajo ‘en negro”.
Blanqueo laboral
Sobre el tema, Ponte adelantó que el Gobierno impulsará un “blanqueo laboral”, que consideró “prioritario” al destacar que al menos 38% de la fuerza laboral argentina se encuentra en la informalidad.
“El trabajo no registrado en este país es un drama y para el Gobierno es un tema prioritario”, añadió.
Entre las opciones para llevar adelante ese blanqueo dijo que figura el modelo que se aplicó en la gestión anterior para formalizar el personal doméstico, que de ese modo pasó de cinco a 35% formalizado. Explicó: “Estamos viendo poblaciones masivas que no están registradas. El 50% del empleo informal está en empresas de menos de cinco personas”.
En la misma línea, Sappia evaluó que es necesario terminar con el empleo “en negro”: “Hay que hacer una incorporación gradual del empleo clandestino a la formalidad. Hay que proponerles a los pequeños empresarios que formalicen a sus empleados y el Estado deberá hacerse cargo de una parte (progresivamente menor) de las contribuciones, por un tiempo, para que el impacto en los costos de blanquear a los trabajadores no sea tan fuerte para el pequeño o microempresario”.
No subirán la mínima
El titular de la Anses, Emilio Basavilbaso, hizo declaraciones en las que dijo que se llegó casi al millón de jubilados quienes, gracias a la Ley de Reparación Histórica, cobran la jubilación que les corresponde. En ese marco, aclaró que por ahora “no hay ninguna iniciativa” para elevar la jubilación mínima al nivel del Salario Mínimo, Vital y Móvil; y que presentarán un proyecto de ley proponiendo cambios en el sistema jubilatorio en razón de la actual exigencia de tener 30 años de aportes. “Hablamos de una pensión universal al adulto mayor. Los de más de 65 años van a tener 80% de una jubilación mínima, hayan hecho o no aportes”, aclaró.
– 1 millón son los jóvenes que no estudian ni trabajan, según lo dijo ayer el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Además, indicó que hay más de 4 millones de trabajadores en la informalidad, sumados a un millón y medio de argentinos que están desocupados.