viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Guyana, ¿un conflicto perpetuo?

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  Por Silverio E. Escudero

En medio de bosques y selvas enmarañadas y sabanas profundamente inhóspitas se “levanta a la faz de la tierra” la República Cooperativa de Guyana, una joven nación ubicada, geográficamente, en el norte de América del Sur y que mantiene severos conflictos limítrofes con su vecindad.
Venezuela le reclama 74,21% de su territorio; en tanto, su otro vecino –Surinam- exige para sí una parte del territorio oriental al sureste del país, específicamente unos 15.600 km2 de la denominada región de Tigri, que representa actualmente 7,26% de Guyana. Zonas éstas que se presentan en el escenario internacional como de alta fricción entre los gobiernos de Caracas y de Georgetown, y por la que muestran especial interés Brasil, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y los Países Bajos. Mientras se atizan ancestrales rivalidades raciales entre negros, hindúes, caribes, arahuacos, mestizos, chinos y javaneses, que fueron introducidos a estos territorios americanos por las compañías esclavistas inglesas y holandesas como mano de obra barata.
Decíamos que el clima bélico es creciente habida cuenta de que el ejército venezolano y las milicias bolivarianas, junto a fuerzas irregulares, identificables como integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), han intentado apropiarse del territorio guyanés. Tensión que ha crecido durante 2015 a raíz del descubrimiento de un importante yacimiento de petróleo en alta mar, cuyas aguas jurisdiccionales son disputadas por ambos países.

Cuestión que desmintió Nicolás Maduro, al decir que se trata de “una mentira más del gobierno de Guyana, que ha decretado la movilización de sus fuerzas (…) ante una supuesta amenaza militar de Venezuela. ¡Miente, señor Granger, miente, miente y miente! (…) estamos haciendo ejercicios (militares) en todo el territorio de nuestra amada Venezuela, ejercicios por aire, tierra y mar (…) Nosotros respetamos al pueblo de Guyana, quisiéramos tener las mejores relaciones diplomáticas, políticas, quisiéramos retomar la cooperación energética, económica y comercial y el presidente David Granger prefiere prestarse a la mentira. Rectifique, presidente Granger, rectifique por favor, que le está haciendo daño a su propio pueblo. Sigamos con todas nuestras actividades y no caigamos en las provocaciones de un provocador (Granger) que está haciendo como títere, manipulado por factores de las transnacionales petroleras y del Pentágono” para avivar las tensiones por la disputa del territorio, conocido como El Esequibo.
El Esequibo es un territorio de 159.500 kilómetros cuadrados rico en oro, bauxita, diamantes, maderas y petróleo que abarca alrededor de 40% del suelo de Guyana que Venezuela reclama como suyo desde 1897. Reclamación que se enmarca en el desconocimiento del llamado Laudo Arbitral de París de 1899, mediante el cual Gran Bretaña habría despojado a Venezuela “ilícitamente” del Esequibo, al establecer arbitrariamente los límites fronterizos de la ahora ex colonia británica y ese país. En 1966, Venezuela y Guyana firmaron en Ginebra un acuerdo por el cual convinieron en buscar una solución práctica y pacífica a la disputa territorial, bajo el auspicio de las Naciones Unidas. Cuestión que ingresó en un callejón sin salida con la llegada de Hugo Rafael Chávez Frías al poder, en nombre de la Revolución Bolivariana hacia el socialismo de siglo XXI.

Estados Unidos, en consecuencia, envía a Guyana tanta ayuda militar como para convertirla en la segunda nación de América Latina que- proporcionalmente- recibe más cooperación bélica, con la complacencia de la gran potencia área, Brasil, que concentra ejércitos en la frontera guyanesa. Al tiempo, Itamaraty avisa que se encuentra interesada en ampliar su territorio y, de esa manera, “aventar del Caribe el peligro de la revolución chavista que desestabiliza gravemente la región”, implantando normas electorales poco ortodoxas. Como ha sucedido en recientes comicios, donde se incluyó a emigrados en los padrones, alterando el equilibrio político regional.
Así las cosas, Venezuela amplió sus reclamaciones de derecho marítimo y publicó un mapa que dejaría a Guyana sin salida al mar, después de que una filial de Exxon Mobil Corp. anunció que había hecho un descubrimiento importante de petróleo a unos 193 kilómetros (120 millas) de Guyana, cuyo gobierno adjudicó la concesión de perforación.

Para Vicente Márquez, internacionalista egresado de la Universidad Central de Venezuela y profesor de la Universidad Santa María, este conflicto forma parte de la diplomacia de micrófono empleada por ambos gobiernos que muestra que, al menos desde el punto de vista bilateral, la negociación directa no es posible en este momento. Y por la actitud del gobierno venezolano, que hace ver que el tema del Esequibo adquiere un cariz ultranacionalista que impide el dialogo razonado de la diplomacia.
La problemática que hay actualmente entre Venezuela y Guyana tiene que ver con la no resolución de la controversia existente por la reclamación venezolana por los límites con este país, problema que data de hace más de un siglo y que ahora tiene un matiz adicional, con la proyección de las aguas marinas y submarinas en el área reclamada por el gobierno de Caracas y que afecta en la actualidad la posibilidad de mantener una salida marítima directa hacia el Atlántico por parte de Venezuela, y en el proceso también el tema del uso de los recursos naturales que se ubican en la zona.

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