La victoria de Donald Trump puede afectar a Argentina más por el lado de la “lluvia de inversiones” prometida por el Gobierno que por el impacto que pueda tener su plan de gobierno en el comercio exterior bilateral.
Así lo consideró el titular de la fundación Centro de Estudios Internacionales Contemporáneos (CEIC) y miembro de la secretaría de Integración del Gobierno de la Provincia, Federico Trebucq, en un diálogo en intenso con este diario, a pocas horas de conocida la noticia que conmocionó el mundo político y económico global, de que el magnate del negocio inmobiliario es el nuevo presidente electo de la mayor potencia económica del mundo.
“Estados Unidos en los últimos años ha perdido importancia como socio comercial de nuestro país, por lo que una presidencia de Trump no generaría un cambio significativo en la situación actual”, aseguró Trebucq, al aclarar -no obstante- que “es importante considerar que la relación entre los demócratas y Macri atravesaba un período de amistad y acercamiento, lo que pudo haber llevado a una mayor profundización de los lazos comerciales y quizás eso pueda ser visto como una pérdida de oportunidad”.
Consultado específicamente sobre los mercados cárnicos y de cítricos, señalados por distintos operadores del Gobierno como dos rubros de especial apertura de EEUU a nuestros envíos, descartó que el cambio de gobierno en ese país vaya a modificar las condiciones de acceso a ese mercado: “Actualmente la apertura de esos dos mercados está más relacionada con normativas de la OMC (Organización Mundial de Comercio) que con los mecanismos bilaterales de negociación”.
Y destacó: “Sin embargo, el punto fuerte a considerar mas allá del comercio es el tema de las inversiones. Allí la relación con EEUU se vuelve estratégica, dada la necesidad de nuestra economía de contar con capitales para la transformación de industrias claves, como es el caso de las inversiones en materia energética o para el financiamiento de infraestructura. Si se cumple la promesa de Trump de repatriar capitales, es probable que la ‘lluvia’ de inversiones (alrededor de 20 mil millones de dólares de EEUU) que se esperaban del norte, no ocurra. Por lo menos en el corto plazo”.
“Otro dato a tener en cuenta -señaló- es que si bien Trump parece continuar con una política exterior en la cual América Latina no es prioridad, también es cierto que de todos los presidentes actuales del continente, al único que conoce personalmente es a Mauricio Macri por la actividad privada de ambos, lo cual puede resultar un aspecto positivo en un contexto ya de por si poco alentador”.
Consultado sobre “qué perdemos y qué ganamos” en el contexto global a raíz de la victoria de Trump, el experto fue rotundo: “La respuesta va en línea con lo anterior. No consideramos que vaya a haber cambios sustanciales en un sistema internacional que tiende al multilateralismo, es decir a la existencia de múltiples polos de poder”.
Y explicó el razonamiento: “Esto significa que ante un mayor aislacionismo de Estados Unidos o pérdida de poder relativo en el sistema internacional, se prevé que la presencia china en el sistema de comercio e inversiones sea cada vez más significativa. Por lo cual es de esperar que la trayectoria siga siendo la misma, sobre todo para los países de América Latina”.
Para el especialista, “sacar algo bueno de estas relaciones bilaterales tiene que ver más bien con una organización interna para promover la integración productiva a nivel regional y fortalecer una posición negociadora con cualquier potencia (sea tradicional o emergente), que con un cambio de dirección en la política comercial de ellos -los estadounidenses en este caso-”.
Finalmente, advirtió de que “más allá de las promesas de campaña, hay que esperar a ver si los cambios que prometió Trump se hacen realidad”. Para Trebucq, “las palancas institucionales de EEUU son muy sólidas y es difícil para un presidente llevar adelante en el corto plazo reformas demasiado transformadoras”, por lo cual “habrá que tener en cuenta el funcionamiento del Congreso que es el que determina la política comercial”. Si bien estará bajo mando republicano, lo dirige un establishment del partido que siempre fue aperturista. “Habrá que ver si la irrupción de un outsider en la política estadounidense puede dominar ese complejo sistema de intereses o bien será dominado por él, posibilidad en la cual las propuestas extremas de campaña terminarán en apenas una anécdota”.
Para Di Stéfano y otros economistas, con el futuro gobierno se abren oportunidades nuevas
La llegada del magnate Donald Trump a la Oficina Oval de la Casa Blanca “puede ser una oportunidad de negocios para Argentina”, consideró el economista y consultor Salvador Di Stefano, de especial inserción como consultor de los exportadores de granos.
Para este especialista, “el muro que levanta Trump con México y con China podría generar una autopista de negocios entre Estados Unidos y otros países, en especial los que exportan granos”, “club” en el cual insertó a Argentina.
“Recalculando” se titula el post que desde bien temprano ayer Di Stefano publicó en su sitio, contrastando su lectura con la serie de evaluaciones negativas sobre las posibilidades del comercio bilateral que empezaron a circular a medida que las urnas estadounidenses daban su veredicto.
La más grave de estas previsiones vino desde el corazón mismo de la administración de Mauricio Macri. La canciller Susana Malcorra llegó a pronosticar un “parate” en las relaciones comerciales bilaterales con la gran potencia del norte, algo jamás visto en la diplomacia internacional y que hasta ayer -por lo menos- la prensa y la política nacional no alcanzaban a emitirle factura.
En ese coro de lamentos, para el también outsider Di Stefano las eventuales complicaciones en el comercio de EEUU con México y China dan oportunidades de negocios a firmas argentinas con operadores de esos tres países.
El economista mexicano Daniel Fernández consideraba ayer en su cuenta de Twitter que la victoria de Trump obliga a los mexicanos “a considerar el resto del mundo”, movimiento de cambio en el que Argentina tiene mucho para ganar, a juzgar por los avances logrados este año en la relación bilateral.
Otros economistas destacaban ayer las oportunidades que se abren para la soja y el maíz argentinos (e incluso la carne) gracias a una política comercial norteamericana que sea conducida con mano de hierro, sobre todo frente al gigante chino. En ese mismo tren de especulaciones, se evaluó también que la caída del Acuerdo Transpacífico con las potencias europeas podrá apurar las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur para la firma del tratado que viene dicutiéndose hace ya décadas.