ESCUCHARLa puesta en marcha de las industrias se concretará en un año y medio y se ubicarán en el litoral argentino. La compañía cordobesa también planea instalar una en México
IGTenergy planea poner en marcha diez plantas de energía térmica en la zona del litoral argentino en los próximos 18 meses, lo que significará una inversión de 25 millones de dólares. Además, esta empresa cordobesa que provee servicios de energía sustentable a base de biomasa non-food (biomasa no alimentaria), exportará una planta de 2 MWe (megavatio eléctrico) a México, operación que se concretará antes de fin de año.
Para el desarrollo de estos proyectos, la firma tiene previsto la estructuración de modelos de negocio orientados a inversores que busquen diversificar sus carteras.
“Diseñamos módulos de inversión de menor escala y mayor agilidad, que permiten un acceso más dinámico a un proyecto y ofrecen un retorno más rápido que los grandes emprendimientos tradicionales con un rendimiento muy atractivo”, comentó Martín P. Amengual, ingeniero civil y cofundador de IGTenergy.
Esta empresa llegó a Argentina traída por Doménico Cappello, ingeniero agrónomo y propietario de la tecnología IGT (Italian Gasification Technologies), quien se asoció con Amengual para ofrecer al país una nueva forma de generar energía sustentable, tanto térmica industrial como eléctrica.
“Tras la experiencia de IGT en Italia, lugar donde se origina la tecnología, y el éxito de más de 25 proyectos de abastecimiento de bioenergía montados en aquel país y en el Caribe, la empresa llega a Argentina atraída por su condiciones agrícolas, de clima y energéticas, que configuran el lugar ideal para llevar adelante la expansión del proyecto global”, dijo Cappello.
Proceso de gasificación
La compañía utiliza energías renovables y amigables con el medio ambiente, para lo cual emplea el proceso de gasificación, acción termoquímica mediante la cual se transforma una sustancia orgánica en un combustible gaseoso llamado syngas. La conversión se produce dentro de un reactor o gasificador, en un ambiente limitado de oxígeno. Su calidad y composición química dependen del tipo de partículas orgánicas que lo alimenten y de la puesta a punto de la potencia requerida al gasificador.
Para este proceso se utilizan cultivos energéticos basados en biomasa vegetal no alimentaria, desarrollados según estudios de factibilidad y con genética específica y procesados bajo rigurosos controles con procedimientos agroindustriales y estándares de calidad del producto final. El producto se denomina IGT Bio+©, combustible diseñado a la medida de los requerimientos de los clientes y el emplazamiento de la planta energética.
La combustión se realiza en los gasificadores IGTenergyFarms, que se construyen en el país bajo la licencia tecnológica italiana. Sus procesos son controlados por software de gestión que mesura el proceso, monitorean las variables y corrigen automáticamente el funcionamiento.
La energía que entrega IGTenergy es confiable porque utiliza tecnología de vanguardia, limpia, porque es amable al ambiente y a las comunidades; es sustentable porque brinda rentabilidad y desarrollo social, y al generar el cultivo energético obtiene un balance prácticamente neutro de emisiones de CO2, siendo también renovable.
“Al gasificar biomasa vegetal non-food (no residuos urbanos), el ciclo completo tiene un balance de emisiones prácticamente nulo y el desecho (ceniza inerte) es utilizable para fertilizar las tierras de cultivos”, detalló Cappello.
Además, la energía de aplicación térmico-industrial mejora los costos hasta 30% con respecto a los combustibles fósiles; en tanto la energía que produce electricidad renovable mejora la tasa de retorno de la inversión.
