sábado 23, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Pelotas de fútbol: producción nacional se retrae 20% por año

BELL VILLE. La ciudad está cerca de convertirse en la Capital Nacional de la Pelota de Fútbol
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La falta de restricción a la importación y la caída general del consumo acentúan la pérdida de la rentabilidad de ese sector. Los clubes provinciales y las ligas regionales toman conciencia y apoyan a que el negocio local se mantenga, comprando productos made in Argentina

La industria nacional de la pelota de fútbol no está pasando por su mejor momento: la falta de restricciones a la importación y la caída general del consumo han causado una merma en su volumen anual de venta de casi 20% con respecto a años pasados.
“En años anteriores se vendían en el país, de los productores de Bell Ville, Rosario y otras localidades, cerca de 900 mil pelotas, hoy creo que ese nivel ha bajado por lo menos 20%”, dijo a Comercio y Justicia el titular de la Cámara Argentina de Fabricantes de Balones Deportivos (Cafaba), Jesús Ramón Cairo.
No obstante, el nivel de conciencia por parte de las ligas regionales y de los clubes de deporte tanto provinciales como nacionales ha logrado que el sector aún se mantenga.
“Es muy difícil competir con el mercado chino, donde los costos y la mano de obra generan distancias abismales en comparación a lo que desarrollamos desde Bell Ville o desde cualquier provincia del país que apuesta a la industria local”, añadió.
El directivo recordó que son 13 las empresas familiares que se dedican a la fabricación artesanal de pelotas y que emplean la actividad como “paliativo” o actividad secundaria, cuando -por ejemplo- el campo no está rindiendo lo esperado.

Utilidades en baja
Una pelota fabricada de manera artesanal, cosida a mano, que responde al peso, reglamento y medidas homologadas por la FIFA cuesta al público alrededor de $300, según dijo Cairo.
Por el contrario, la misma pelota, fabricada en Pakistán, por ejemplo, entra al país y al público le cuesta alrededor de $120, comparó. La propia realidad del consumo y la eliminación de las Licencias No Automáticas para la importación (aprobadas en el gobierno anterior) han contraído aún más la realidad del sector, acentuando la pérdida paulatina de la rentabilidad.
“Años atrás un balón costaba lo mismo que un buen par de zapatos, hoy está clara la diferencia entre lo que sale uno ($300) y el otro ($2.000), lo que demuestra la pérdida de las utilidades”, precisó.
Cairo dejó en claro que la falta de las licencias no es el único motivo de la realidad del sector: “Por más que fijen un arancel de US$10 por pelota importada, si no hay plata para comprar, las ventas seguirán cayendo”, ejemplificó.
“La baja del volumen está ligada a la economía; igualmente tenemos esperanzas, el nuestro es un sector que ha superado muchas crisis, aunque han cerrado varias fábricas familiares en los últimos años. Cuando éstas observan que no se pueden seguir sosteniendo, migran a otros rubros. La incertidumbre existe”, añadió.

Sostén
Las ventas de este tipo de balones no llegan a las jugueterías, son balones de competición. Su distribución se realiza de manera directa a los clubes y ligas, las que hoy son las principales responsables de que la actividad se mantenga.
“Tenemos que agradecer a los clubes de Córdoba, a otros del norte del país y a las ligas, que -conscientes de la necesidad de fortalecer la industria nacional- nos compran a nosotros los balones para entrenar”, afirmó Cairo, quien dejó entrever que la salida para compensar la caída es seguir creciendo en en este ámbito deportivo.
Pese a la situación económica del sector, Bell Ville -como nodo de producción- fue reconocida nacionalmente.
El martes pasado, la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados de la Nación aprobó el dictamen del proyecto que declara la ciudad cordobesa de Bell Ville Capital Nacional de la Pelota de Fútbol.
La trascendencia de esta iniciativa pone de relieve la importancia cultural que significa el fútbol para el país, que se cristaliza como una marca identitaria en esta localidad donde se inventó la “pelota sin tiento”.
El reconocimiento también cumple un rol de promoción de la industria local.

“Tenemos que agradecer que las máquinas que existen no pueden suplir la costura a mano, hecho que permite reparar el balón. Por el contrario, las pelotas termoselladas internamente, muy costosas, no se pueden reparar”, comentó Cairo.

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