ESCUCHARDespués de varios meses “de frío” en las ventas de bienes durables, que motivaron el cierre de la planta de Luque un día por semana, las órdenes de compra comienzan a moverse, dicen. El ministro Cabrera escuchó pedidos de la fábrica cordobesa – Javier De Pascuale – [email protected]
“Tuvimos muchos pedidos parados. Los distribuidores iban aplazando los encargos y éste ha sido el signo del mercado desde inicios de año. Sin embargo, en los últimos días estamos viendo otra cosa. Se agilizan, se destraban los pedidos y entendemos que eso nos marca un punto de inflexión: el mercado dejó de caer”. Las expresiones de Agustín Roberi, gerente General de Alladio, la fábrica de electrodomésticos más grande del país, otorga una nueva dimensión a las desgastadas promesas gubernamentales sobre la panacea del segundo semestre.
No son pocos los economistas que avizoran perspectivas favorables para la economía nacional del próximo año. “En los encuentros que hemos tenido con diversos equipos, se plantean escenarios que, en general, hablan de crecimiento”, relata el ejecutivo. “El más pesimista habla de una contracción de 0,6 punto y el más favorable, de una expansión de 5 por ciento. Nosotros evaluamos que podemos encontrarnos en la zona intermedia”, precisa. Y aporta un dato de valor especial: por cada punto de crecimiento del Producto Interno Bruto, el mercado de electrodomésticos crece 3 puntos. Con lo cual en Alladio y otras firmas del sector esperan para 2017 una recuperación respetable de entre 7 y 8 por ciento de las ventas.
Un escenario cercano a esas cifras permitiría superar el “año perdido” 2016, para el cual se esperan ventas totales en el caso de lavarropas automáticos de unas 920 mil unidades. Si bien expresan 29 por ciento menos que los despachos de 2015, este nivel de ventas se encuentra a sólo 8 puntos de diferencia del nivel histórico de “un millón de lavarropas” anuales, número “mágico” con el cual trabaja el sector desde hace algunos años. “El año pasado fue atípico”, explicó Roberi, ante la consulta de este diario.
Hasta hace pocos meses, la tradicional empresa de Luque trabajaba “veinticuatro sobre veinticuatro” en la producción de lavarropas, secarropas y lavavajillas. Sin embargo, ante la caída de ventas y el sobreestockeo de productos, desde junio decidió parar la producción los días viernes, eximiendo a más de 1.200 trabajadores de prestar tareas. “Técnicamente no son suspensiones porque el personal cobra el cien por ciento de sus haberes”, advierte un gerente de planta ante la consulta periodística. La medida permite bajar costos de producción y “pasar el invierno”, afirma.
Sucede que la empresa manejaba previsiones diferentes sobre el comportamiento del mercado de electro en el país. Sobre todo cuando invirtió 116 millones de pesos para ampliar la producción de lavarropas y secarropas y levantar la nueva planta de lavavajillas, producto no termina de ingresar en el menú de compra de la clase media argentina. “Todavía es visualizado como un artículo de lujo, cuando no lo es”, asevera el gerente General de Alladio.
Para colmo de males, si Alladio proyectaba una venta de 50 mil lavavajillas en un horizonte consolidado, contaba con ventas de al menos unas 27 mil unidades en los primeros años de producción. Pero la apertura de las importaciones de diciembre le levantó las persianas a nada menos que 20 mil lavavajillas chinos que destruyeron las previsiones de ventas de Alladio e Hijos.
“La semana pasada tuvimos la visita del ministro de Desarrollo Productivo Francisco Cabrera, a quien le trasladamos la preocupación por el ingreso de productos de origen chino con precios de dumping”, reveló Roberi a Comercio y Justicia.
La empresa viene reclamando además la extensión del programa Ahora 12 a cuatro días en la semana, tal como funcionaba originalmente. Así como otras medidas de certificación energética cuya demora está incidiendo negativamente en ventas y exportación.
